- Amparados por las aguas de la bahía
ESTE JULIO ES ESCENARIO DE LA CITA BIANUAL SIMPOSIO INTERNACIONAL SOBRE LA ACTIVIDAD SUBACUÁTICA EN CUBA (SIMPOSUB-2018), QUE TIENE LUGAR EN SANTIAGO DE CUBA Y A LA QUE ACUDEN EXPERTOS DE LAS MÁS DIVERSAS DISCIPLINAS
Del mar a la montaña, la ciudad sube reptante, sinuosa, como curvas de mujer. De la montaña al mar, baja rápido, ruidosa, como río desbocado con ganas de besar. En 2015 cumplió 500 años de estarlo haciendo. No se cansa. Quiere más.
Las aguas de la bahía también tienen historia triste. A su salida y a lo largo de 60 millas, yacen ferrosos los vestigios de la batalla naval de Santiago de Cuba, sostenida en la mañana del 3 de julio de 1898 entre la armada de los EE.UU. y la escuadra del almirante español Pascual Cervera, quien salió a dar la guerra aunque sabía que la muerte esperaba. «Vístanse de gala», ordenó a sus hombres. Muchos fueron masacrados.
Uno de los patrimonios subacuáticos más relevantes del país, el sitio fue declarado Monumento Nacional en 2015. Este julio es escenario de la cita bianual Simposio Internacional sobre la Actividad Subacuática en Cuba (SIMPOSUB-2018), a la que acuden expertos de las más diversas disciplinas.
El parque arqueológico va de este a oeste, de Playa Siboney a Ocujal del Turquino. Los pecios están agrupados en siete sitios principales. Primero se aprecian los restos de una embarcación de las tropas yanquis; luego, a la entrada de la bahía, reposa el buque carbonero USS Merrimac; y a seguido aparecen las ruinas de las embarcaciones de Cervera.
Frente a Mar Verde están los restos del buque Furor; entre Rancho Club y Buey Cabón, los del destructor Plutón; entre este último lugar y Nimanima, los del Infanta María Teresa; y a continuación, el Almirante Oquendo. En Aserradero está el Vizcaya, y frente al Turquino –la elevación más alta de Cuba– el Cristóbal Colón, una verdadera joya naval.