- ¡A bailar en Borinquen!
RITMOS DE PUERTO RICO COMO LA BOMBA Y LA PLENA DESTACAN POR CONTAR, DESDE LA MÚSICA, LA HISTORIA DEL PAÍS
Como una conversación singular entre bailador y el tambor puede describirse el baile de bomba. Nacido a principios del siglo XVIII, resultado de las tradiciones de los esclavos africanos que trajeron a Puerto Rico para trabajar en los ingenios azucareros, es una unión del canto, baile y ritmo.
Al calor de esos ritmos, quien danza trata de imitar con sus movimientos los repiques y sonidos del tambor y, a su vez, quien suena el instrumento responde con sus toques. Y esos «diálogos» se han trasmitido de generación en generación.
El entusiasmo del bailador se refleja en los movimientos de falda y vueltas por parte de la mujer y zapateo, movimiento corporal y de sombrero por parte del hombre.
Para tocar la bomba se utilizan dos o tres barriles o tambores. Antiguamente se elaboraban a partir de toneles donde se almacenaba el ron y la boca superior se cubría con un cuero de chivo. Se utiliza también el cuá o clave, que consiste en un par de palos que marcan un patrón rítmico constante.
Se usa como acompañamiento de la bomba una maraca grande hecha de higuera que adentro contiene semillas. Este ritmo se cultiva sobre todo en los pueblos de Ponce, Loiza, Santurce, Mayagüez, Guayama.
Al hablar de la bomba se podrían mencionar muchos estilos que varían en compás, patrones o cantos. Sobresalen algunos como Sicá, Yubá, Cuembé, Holandé, Paulé, Gracimá, Cocobalé, Danué, Calindá y Guembé, entre muchos otros.
LA PLENA
Según la historia, este género musical puertorriqueño nació entre los años 1915 y 1921 como un modo de informar al pueblo de lo que sucedía a sus alrededores. Era una suerte de periódico cantado que narraba los sucesos noticiosos que surgían.
Se cuenta que la plena se originó en el pueblo de Ponce y que hay dos versiones del origen de la palabra. Una es que se cantaba y bailaba en luna llena o plena luna. La otra versión dice que un matrimonio que llego de Saint Kitts o Barbados tocaban por las calles de Ponce para ganarse la vida, él tocaba la guitarra y ella una pandereta y la gente escuchaba decirle «play Ana, play Ana». Con el uso, la expresión se fue modificando hasta quedar como «plena».
Se utilizan tres panderetas de distintos tamaños. La grande es el bajo, la mediana es la segunda, y la pequeña es la que canta el golpe del repicador. El cuero que se utiliza es de chivo, al igual que en la bomba. Los instrumentos que acompañan las panderetas son el güiro, la sinfonía de botones y el cuatro. Era cantada por hombres y las mujeres hacían los coros.
Actualmente la bomba y plena continúan relatando la historia del puertorriqueño y es una forma eficaz para que los jóvenes aprendan y asimilen una parte importante de su identidad. Ambos ritmos, junto la trova jíbara y la danza conforman algunos de los pilares fundamentales de la música autóctona puertorriqueña.
Muestra de ello es que cantantes como Héctor Lavoe, Ismael Quintana con Eddie Palmieri, Tito Allen con Louie Ramírez, Celia Cruz con Johnny Pacheco, Andy Montañez, Gilberto Santa Rosa, Julito Alvarado y Bobby Cruz con Richie Ray grabaron bombas y plenas.