Colaboradores de Excelencia
Los 15 años de existencia de nuestros medios nos han dejado muchas cosas que no sería justo querer concentrarlas en unas líneas de texto, pero sin duda una de las más importantes y profundas ha sido poder conocer y trabajar con muchos profesionales increíbles que se han convertido en «Colaboradores de Excelencia» y en grandes amigos que nos han acompañado en este apasionante camino.
Estas páginas que están a punto de leer son un pequeño homenaje a algunos de ellos, una muestra de sus trabajos en lugares únicos, contados con su visión del mundo y su lente, compañera inseparable de sus viajes, que han logrado reportajes en exclusiva para Excelencias Turísticas del Caribe y Las Américas y que hoy en nuestro aniversario queremos compartir con ustedes, nuestros lectores, con el objetivo de que les hagan soñar tanto como a nosotros.
Viaje al Amazonas
José María Díaz-Maroto
Fotógrafo identificado con el reportaje cotidiano, con una tendencia creativa a la realización de «retratos ambientados», viajero incansable, en la actualidad trabaja para el Ayuntamiento de Alcobendas como conservador de la Colección de Fotografía, es director artístico de la escuela TAI y comisaría de manera independiente proyectos para entidades como La Fundación Canal, Comunidad de Madrid o Centro Andaluz de la Fotografía. Ha publicado más de ciento cincuenta artículos desde 1983 en numerosas revistas (Exit, Photo, Excelencias, Foto Profesional, Diorama-Foto, Revista FV, Europ-Art, El País, diario El Mundo, ABC, Visual, La Fotografía, etc.…), publicaciones, libros y catálogos.
Por primera vez iba a conocer, de forma directa, cómo es la verdadera naturaleza de la tierra, la selva amazónica, la extensión más verde y salvaje de nuestro planeta.
Llegué a la ciudad de Manaos a media tarde de un día húmedo y caluroso. Me acomodé en el buque-hotel Iberostar Grand Amazon, el río lucía un color esmeralda y la caída de la tarde dibujó un ocaso esplendoroso de miles de azules, dulces y suaves. Nos esperaba una larga travesía de siete días, tres días río arriba por el cauce del Solimoes y cuatro días río arriba, por el río Negro.
En el primer día de navegación, las lanchas nos llevaron a la orilla izquierda del río Solimoes. La realidad superó lo imaginado, pisar tierra firme, adentrarse por la selva, escuchar sus latidos y embriagarse de humedad y vida fue algo palpitante e intrigante a la vez. Las mil y una tonalidades de verde de la región de Manacapurú quedaron grabadas en mi retina.
El tiempo iba transcurriendo con tranquilidad y las actividades programadas se cumplían. La región donde se encuentra el lago Janauacá era el destino de una de las soleadas mañanas y nuestra sorpresa se produjo cuando supimos que podríamos acceder a una comunidad y poder visitar las viviendas actuales de sus habitantes.
Después de cuatro días, llegamos al segundo destino: «El río Negro». Pese a lo que parece sugerir el nombre de río Negro, sus aguas no son exactamente negras, sino que su color es más parecido al de un té fuerte.
La región de Igarapé nos trajo una de las mejores vivencias del viaje, pudimos observar, en una de sus orillas, los delfines de color rosa característicos de esta zona del río.
Nuevos paseos nos llevaron a la región de Ariaú, y en el último atardecer del viaje ocurrió algo inesperado: nos dirigimos a la playa de Jacaré-Ubau donde, después de siete días navegando por el Amazonas, por primera vez disfrutaba en primera persona de sus cálidas aguas.
Las míticas ciudades de nuestro mundo y las paradisíacas playas de nuestros mares pueden esperar, siempre estarán ahí, pero el río Amazonas cambia su piel cada temporada. Decide cuando quieres conocerle
Nicaragua
Jose Antonio Muñoz Coromina
Profesionalmente siempre he trabajado dentro del mundo de la publicidad. Desde el conocimiento de este complejo mundo, he conseguido rediseñar el concepto de estudio de fotografía. En el año 2001 nació COROMINA STUDIO, para dar un servicio integral buscando siempre la excelencia en el trabajo a la vez de poder economizar al máximo los costes. Nuestra especialidad es la fotografía de Viaje, eventos profesionales y fotografía publicitaria. Soy fotógrafo oficial de algunas Cámaras europeas y revistas de viajes.
Escribir sobre un lugar no suele ser fácil, pero se hace terriblemente difícil cuando en el lugar la naturaleza en estado puro convive con la gente, y lo que queremos trasmitir son sensaciones y sentimientos sobre lo que hemos vivido. Volcanes, grandes lagos, islas de agua dulce y tiburones como en el Lago. Nicaragua es eso, un país diverso y distinto: el río San Juan, sus playas vírgenes caribeñas y del Pacífico, lugares que no debemos dejar de visitar. Es un país de sorpresas y de sensaciones, un país que nunca nos deja impasibles. Joya centroamericana con una tradición tabacalera de varias generaciones, está despertando de su letargo y promete ser uno de los grandes destinos turísticos de la región.
En mi viaje por Nicaragua pude visitar Granada, situada a orillas del gran lago Nicaragua. Es una joya arquitectónica, y como insignia podemos admirar su magnifica catedral estilo colonial. Visité también el volcán de Masaya, donde pude ver las fumarolas y subir al mirador coronado con una gran cruz metálica. Leyendas de brujerías y hechizos rodean a esta zona conocida también como la «puerta del infierno». En Managua visité mercados como el Oriental y Roberto Huembes. Aquí se oferta de todo. Los más afortunados venden en reducidos módulos, otros lo hacen deambulando o en viejos carretones que empujan abriéndose paso entre la muchedumbre, que llega desde algunos barrios a buscar alimentos. En este popular mercado el único requisito es tener voluntad y mucha voz. También estuve en el barrio antiguo y su catedral, devastado por el terremoto de 1972. Llama la atención que la zona no ha sido reconstruida.
En el corazón de las Segovias se encuentra Estelí, una ciudad tabacalera donde viven cinco personajes que darían pie para escribir un buen libro: los padres del tabaco nicaragüense. De origen cubano, vinieron hace muchos años para comenzar desde la nada esta industria que hoy en día exporta cigarros a todo el mundo y da empleo a miles de personas.
Nicaragua, además de ser paisaje, playas, naturaleza y en resumen un destino turístico en desarrollo, es una fuente inagotable de historias y curiosidades que vale la pena explorar.
Los Roques-Venezuela
Enrique Molina
Me gusta la aventura, por eso me apasionan los reportajes de ecoturismo. Y también viajar no solo en el espacio sino tambien en el tiempo, como cuando en mis exóticos viajes me sumerjo en las culturas indígenas. Me encanta la música latina, sus ritmos, las batucadas y las figuras de sus bailes. Prefiero viajar en solitario, a mi aire, con independencia…, mi cámara es mi compañera perpetua.
Venezuela es el país de la aventura. Desde recorrer sus selvas que inspiraron a Parque Jurásico, con sus montañas de granito negro formadas en los primeros tiempos del planeta emergiendo como enormes huevos puestos en medio de la maraña de árboles gigantescos, hasta la descarga de adrenalina que supone verse envuelto en la espuma de las olas gigantescas que generan los rápidos más grandes del mundo (20 km) en el mítico Orinoco, pasando por playas donde la arena blanquísima, aguas de color esmeralda y vegetación exuberante concuerdan en un marco idílico. Todo eso y más es Venezuela.
Uno de mis reportajes favoritos fue el que hice en el archipiélago de Los Roques, compuesto por varias docenas de islas todas deshabitadas menos una, donde se encuentran las pequeñas posadas que dan alojamiento a un turismo minoritario que busca placer y tranquilidad, el placer de desconectar de todo sintiendo la paz y belleza que da una naturaleza maravillosa.
El paseo en catamarán hasta las playas desérticas de alguna isla resulta más una forma agradable de transportarse que una actividad en sí. Durante el trayecto conocí a Carla y su amiga. Eran dos venezolanas bellísimas, e igualmente simpáticas. Posaron para mí en aquella playa magnífica, distendidas, gozando de la caricia del agua en su temperatura óptima…, y de ese modo surgió una de las fotos que fue portada en su día del número dedicado a Los Roques.
La suerte puso en mi camino la posibilidad de fotografiar belleza sobre belleza: la de la mujer venezolana tantas veces galardonada en concursos mundiales y la de unas costas maravillosas donde podías acercarte a las aves marinas, confiadas en su medio preservado de la agresión humana. De esta manera sería el paraíso, donde hombre y animales convivirían en completa concordia. Por eso Los Roques son un trocito de ese paraíso perdido que solo existe en algunos lugares exclusivos como este.
Suerte, pero la suerte es para quien la busca
Ariège y el fuego
Pedro Grifol
Fotógrafo, escritor y pintor
Soy un viajero empecinado… Viajo porque no me gusta ver el mundo en la tele,
porque me gusta perderme en una ciudad desconocida, porque me gusta ser mi jefe y medirme con el hechicero de un pueblo turkana… o con el fantasma de Verdi. Y porque prefiero ver a los gorilas cara a cara y sin rejas que ir al zoo.
Mis reportajes viajeros se han publicado en las revistas Escapada, Rutas del Mundo y Paraísos. En la actualidad colaboro en Viajeros, Excelencias, Más Allá, Clío; en los suplementos de viaje Puerta de Embarque y Destinos; y en la sección Turismo y Viajes del elEconomista.es.
Entre los premios recibidos por mi labor periodística destacan el Premio «Italia por Descubrir», y el Primer Premio –en la categoría de Prensa Escrita– de la Oficina Turística de Bélgica.
En el viaje realizado a esta zona de la Occitania francesa hubo de todo… y casi todo relacionado con el fuego. Como el viaje coincidió con el día de San Juan tuvimos la oportunidad de danzar alrededor de la fogata (para inmovilizar a las fuerzas del mal) en plena plaza del pueblo de Saint-Lizier.
Eso sí: de 10 a 12… nada de botellón hasta las tantas. A la hora de las brujas se quedó el pueblo vacío… y todos al hotel.
Aunque, sin duda, el hecho histórico más relevante acaecido en esta región fue el asedio al castillo de Montségur, donde los últimos cátaros murieron abrasados, y donde ahora se encienden cirios esotéricos en busca de energías calientes.
Pasamos la noche en un tradicional hotel de Saint-Girons, el Eychenne, regentado durante varias generaciones por la familia Bordeau, que nos acogió como en su casa, que es eso en realidad: la casa de familia de toda la vida, con los muebles de la abuela –y de la bisabuela– ornamentando sus peculiares habitaciones. Allí descubrí que los franceses no solo inventaron el bidé, sino la ubicación de la caja fuerte también en el cuarto de baño (como vemos en la fotografía). Supongo que en la época en la que estaba en uso la idea de guardar las joyas en el baño, algún cartel sugeriría la conveniencia de bajar la tapa del inodoro antes de depositar los objetos de valor dentro de la caja de seguridad… para evitar disgustos.
Lo que decía: ¡viajando se aprende mucho!
El viaje prosiguió al día siguiente con una caminata por lugares campestres de la mano del grupo de montañismo Pass’aran, un viaje mítico por unos caminos cargados de historia: «Le Chemin de la Liberté», donde los collados, ríos y senderos –ubicados a ambos lados de la frontera pirenaica– recuerdan míticas historias sobre contrabandistas y maquis, ya que fue el paso hacia el extranjero para los republicanos que huían de «la hoguera franquista» durante la guerra incivil española.
Un viaje lleno de ardientes emociones
Aruba, «la isla feliz»
Consuelo Elipe
Mi experiencia como periodista de viajes comienza con Grupo Excelencias y desde hace 20 años he pertenecido a su gran familia, colaborando con otros medios en países como México. Una hoja de papel en blanco es siempre el principio de una aventura y después de un viaje es recordarlo, disfrutar de nuevo cada vivencia para compartirla y convertir un sueño en muchos. Nada es tan fascinante como pisar un lugar por primera vez y contarlo poniendo mis sentimientos para ser capaz de llegar a los lectores.
Viajar y conocer personas y lugares diferentes es un regalo por el que me siento afortunada.
Aruba es diferente al resto del Caribe, por el contraste de sus aguas increíblemente azules con su interior de formaciones rocosas, cuevas y minas abandonadas. Esta isla es un tesoro por descubrir, un paraíso donde siempre hay algo que nos espera.
Desde el momento que la ves desde el aire sabes que no es igual a las demás islas del Caribe, colores de desierto mezclados con azules intensos casi irreales y una vegetación única, adornada por el árbol símbolo de la Isla: los dividivi (watapana en papiamento), torcidos siempre hacia el oeste por el viento, que sopla desde el mar.
El contraste de las rocas con el color azul de sus aguas crean una mezcla especial que invita a conocerla en profundidad, tanto en sus costas como en el interior. Muchos de los lugares encierran en sus nombres parte del pasado indio, con términos como Guadirikiri, Camacuri, Andicuri y Bushiri. Es un viaje apasionante adentrarnos en su historia para conocer mejor su presente. ¡Acompáñanos!
Ya en tierra, nos sorprende cómo sus habitantes nos hablan en un perfecto español, que nos hace sentirnos como en casa, un hogar cálido, amable y seguro, aunque su idioma oficial es el holandés y papiamento, ya que la Isla en la actualidad es una miscelánea cultural de más de 40 etnias diferentes, producto de su historia.
La sensación, desde el principio, es la de estar en un Caribe «europeo», ordenado, cómodo, alegre, en el que todo lo que deseemos está al alcance de la mano, compras, paseos por las animadas calles del centro, mercaditos, restaurantes, lujosos hoteles y una naturaleza que nos espera para disfrutarla.
Aruba es un pequeño paraíso que nos brinda una amplia oferta llena de posibilidades para todos los gustos y edades, con la ventaja de ser un lugar de dimensiones reducidas en el que todo está para que disfrutemos de nuestro tiempo al máximo. No perdamos un minuto y comencemos la apasionante aventura de conocer Aruba. ¡Solo faltas tú!