Tradición y calidad, guían el arte del ron ligero cubano
La investigación, el desarrollo y la innovación, guiados por la tradición del maestro ronero, permiten responder a las expectativas de los clientes e insertar cada año los productos en nuevos mercados.
A 150 años de la creación del ron ligero cubano, este producto mantiene su elevado prestigio internacional y amplía sus variedades y mercados comerciales, garantizando sus estándares de calidad y la tradición que le hace ser auténtico, aseguró Carlos
Rafael Soto, vicepresidente de la empresa Cuba Ron S.A. Soto define la obtención de este producto no como una receta o fórmula milagrosa, sino una manera auténtica de destilar el aguardiente, fabricar los rones, añejar y mezclar las materias primas, perfeccionando los procedimientos, de generación en generación.
«Una gran prueba de la calidad lo constituye el triunfo en el resto del mundo del producto líder Havana Club y los premios relevantes alcanzados en eventos internacionales de las marcas Santiago de Cuba, Cubay, Legendario, Arecha, Varadero y Caney».
La variedad de rones tiene como bien común el aguardiente de la caña cubana. ¿Cómo valora la evolución de este producto a más de un siglo de existencia?
La búsqueda de un aguardiente de aroma y sabor particular, que añejado en barriles de roble blanco resulte suave, agradable y frutal, constituyó en el siglo XIX el mayor desafío para los productores cubanos. En el XX continuaron los estudios y la experimentación hasta establecer para la melaza de caña que crece en Cuba un cultivo mixto
de levadura, una fermentación y una destilación específicas.
Bien puede afirmarse que el aguardiente es el «alma del ron cubano» y a él debe su aroma y sabor evolucionado por el roble blanco, pero imposible de alcanzar si no se parte de ese origen. La conservación del cultivo mixto de levaduras y la destilación, con la consiguiente selección de condensados, han sido muy bien protegidos a través de decenas de años garantizando el perfil sensorial del aguardiente con el que se elabora el ron cubano.
En 2013 se comenzarán procesos de negociación con grupos internacionales para la distribución de asociados a las marcas que Cuba Ron tiene como productor y exportador cubano, y se trabaja en el aumento de las exportaciones destinadas a mercados de amplio desarrollo económico como el BRIC. Proyectamos mantener nuestra presencia creciente en Europa y América, a pesar de no tener acceso al mayor mercado del mundo de bebidas espirituosas por el bloqueo económico estadounidense hacia Cuba.
La empresa posee como fortaleza la investigación, el desarrollo y la innovación, lo que permite responder a la dinámica creciente de las expectativas de los clientes y cada año inserta en los mercados nuevos productos. Al mismo tiempo, ratifica las exportaciones con la garantía del añejamiento natural para el ron cubano.
Uno de los protagonistas en la elaboración del ron es el maestro ronero. ¿Cómo se concibe desde la empresa la transmisión de ese conocimiento de una generación a otra?
Para Cuba Ron S.A., el maestro ronero es determinante en aras de dar continuidad al producto en su calidad y volumen. Ellos son la memoria viva del ron cubano, lo identifican, lo crean y lo defienden. Las bodegas de añejamiento y los barriles que contienen aguardiente y rones son testigos de la consagración de estos maestros, e identifican al ron cubano como genuina expresión de la cultura nacional.
Cada producto tiene la identidad que le ha dado su maestro, aun cuando intervienen máquinas, laboratorios y otras expresiones de la técnica. Cada fabricante o maestro aprendió de los que les precedieron y ha buscado la excelencia del producto que elabora en la realización de múltiples mezclas y sucesivas etapas de añejamiento. Ciencia, técnica, arte y magia se conjugan en este ejercicio.