La muestra Mariano Rodríguez: vuelo y arraigo, en el Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana, reúne diversas aristas de la obra del creador cubano.
En la foto, de izquierda a derecha, el artista argentino León Ferrari, Mariano, y las críticas cubanas Adelaida de Juan y Lesbia Vent Dumois.
Noticias de caminantes, en la galería Mariano de la Casa de las Américas, comprende obras donadas por varios artistas a la institución.

Hasta hoy llega a nosotros un Mariano cercano… redescubierto por todos en su centenario: los artistas que le conocieron, los que han visto sus piezas en las salas del Museo Nacional de Bellas Artes, o los que compartieron su energía y talento en el trabajo diario en su Casa (de las Américas).

Los centenarios suelen ser momentos de recuento, donde la memoria adquiere un protagonismo sin igual. ¿Qué ha significado y cómo ha trascendido la obra y la labor de uno de los artistas más importantes de la vanguardia cubana? No quedan dudas de que este creador, nacido el 24 de agosto de 1912, constituye un referente ineludible en el arte cubano del siglo XX. Mariano fue, desde finales de los años 30 y hasta su muerte en 1990, un artista comprometido. Con su pasión por la pintura, la ideología, la Isla y su cultura, Mariano halló un espacio de realización y plenitud. 

El 2012 ha devenido año-homenaje, y para ello el Museo Nacional de Bellas Artes inauguró, el pasado mes de octubre, la muestra Mariano Rodríguez: vuelo y arraigo. Lo singular de esta exposición radicó en que reunía un conjunto de propuestas que desde lo geométrico constituyen un ángulo poco conocido y estudiado de la obra de este artista.

Mariano Rodríguez: vuelo y arraigo propuso, pues, un nuevo escalón en el estudio de la poética de este autor a través de la exhibición de 37 obras (dibujos y pinturas) realizadas entre 1950 y 1966, y la edición de un catálogo centrado en el análisis de dicha etapa. 

Con anterioridad, otras iniciativas editoriales como Mariano 1912-1990. Tema, discurso y humanidad (edición de José Veigas) o Mariano. Catálogo razonado. Volumen I (ed. Vanguardia Cubana), buscaron profundizar en el quehacer de este creador –en el segundo caso centrado en la obra pictórica y sus dibujos de 1936 a 1949–, para dirimir su aporte ineludible al arte vanguardista cubano. 

Por su parte, la Casa de las Américas quiso recordar a Mariano en la intimidad y la cercanía vivida durante su paso por la institución. Noticias de caminantes, abierta en diciembre de 2012 hasta enero de 2013 en la galería de la Casa que desde 1994 lleva el nombre del artista, es un reencuentro, e inicia las acciones de «Mariano en la Casa», programa que incluye, además, un conversatorio sobre el artista previsto también en enero. 

Si en 1998 la Casa presentó la muestra antológica Mariano, una energía voluptuosa, en esta ocasión ha optado por poner de manifiesto un Mariano humanista, gestor cultural por excelencia y pionero en la concepción de una red de artistas cuyo pensamiento y acción dinamitó el quehacer artístico latinoamericano de las décadas de los 60, 70 y 80. 

Al decir de Roberto Fernández Retamar en las palabras al catálogo, esta es «[…] una muestra por necesidad parcial de los cuadros que, gracias a él, donaron a la Casa dichos artistas, a lo que se han sumado cartas que envió a lo largo de los fructíferos años en que la Casa tuvo el lujo de contar con Mariano como uno de sus pilares». 

Noticias de caminantes reúne obras de Carlos Cruz Diez, Roberto Matta, Julio Le Parc, Feliza Bursztyn, José Gamarra, Luis Camnitzer, Arthur L. Piza, Antonio Saura, León Ferrari, Graciela Iturbide, Marta Palau, entre otros, pertenecientes a la Colección Arte de Nuestra América «Haydee Santamaría» de la institución. Pero igualmente incluye un simpático dibujo de Mariano con la fachada de la Casa como centro, realizado en 1979, que fuera recientemente donado por su hijo, Alejandro Rodríguez, a la institución.   

Sin embargo, creo que si las obras son el resultado palpable de una labor de gestión, eficaz como pocas, las fotografías y las cartas intercambiadas con estos artistas resultan un testimonio de amistad inequívoca: ya fuese fruto de reuniones, montajes e inauguraciones, o actividades de diverso perfil como el Encuentro de Intelectuales (1981). 

Caminando en el tiempo, llega Mariano con su diáfana sonrisa y un centenario lleno de amigos para acompañarlo en su desandar por la Casa. Homenajear a un grande es servir a la historia, y no cabe duda de que Mariano ha sido uno de los grandes.