El Carnaval, expresión de cubanía
Puede que no exista en el mundo un lugar con tantas y tan diversas celebraciones populares como es Cuba. Se calcula que durante todo el año se ofician más de 370 fiestas tradicionales, cada una con su peculiaridad, depende de la región donde tenga lugar y las motivaciones que las convocan. De ahí que de oriente a occidente pueda recorrerse el país de festividad en festividad.
Estos sucesos festivos se arraigaron y oficializaron en Cuba desde la llegada misma de los españoles, quienes trajeron consigo no solo sus costumbres y religión, sino también sus fiestas patronales, las cuales se sincretizaron primero con las de los pobladores de la Isla y posteriormente con las de los negros africanos y chinos culíes, sin olvidar las aportaciones de los inmigrantes franceses, haitianos y jamaiquinos.
Durante la colonia, solía identificárseles como procesiones, verbenas, guateques o ferias, y coincidían con festividades religiosas como la Pascua; el Día de Reyes, el de la Candelaria… y, con posterioridad y con carácter nacional, el Día de la Virgen del Cobre. También se asociaban a las fiestas dedicadas a los santos patronos de cada región.
Con el paso de los años, y con el inevitable trasiego de feriantes y tradiciones, algunas de estas festividades se trasladaron de un lugar a otro ocurriendo una especie de contaminación cultural que ha permitido el enriquecimiento de unas y otras.
En la actualidad pueden considerarse entre las más destacadas festividades de la Isla, el Carnaval Santiaguero que coincidentemente tiene quizás el mejor de los preámbulos para «calentar la escena», la Fiesta del Fuego o Festival del Caribe, que al llegar el 25 de julio, Día de Santiago Apóstol, ya ha dejado los ánimos prestos para arrollar por la Trocha hasta el Paseo Marítimo con la Conga de los Hoyos.
De Santiago es fácil continuar el hilo conductor de las festividades por el centro de la Isla con las archiconocidas parrandas de Camagüey, esta histórica y tradicional ciudad se convierte en un colorido carnaval que se organiza desde 1725; para seguir por las parrandas de Remedios, Chambas y Zaza, recientemente declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad, a las que se añaden las Charangas de Bejucal, eventos que involucran a la totalidad de la población residente en las mencionadas localidades.
De Santiago a La Habana, cambian desde los instrumentos, los pasacalles y vestuarios, hasta la manera de «arrollar» en la conga o comparsa, como comúnmente se le llama a bailar detrás de una banda con tambores, cencerros, campanas; a veces corneta china o trombones y trompetas, que recorre las calles con una estela de danzantes siguiéndola. Lo cierto es que no existe cubano que se resista cuando comienza a escucharse el contagioso ritmo.
En La Habana durante décadas se han hecho legendarias comparsas como los Componedores de Batea, La Jardinera, los Marqueses de Atarés, Las Bolleras, El Alacrán y la Sultana, además de las archiconocidas comparsas de la FEU y los Guaracheros de Regla con su secuela infantil.
Se conoce que la primera mención a un desfile carnavalesco en La Habana pertenece al italiano Gameli Careri, quien en 1697 escribió: «…el domingo 9 de febrero los negros y mulatos, con pintorescos atuendos, formaron una congregación para divertirse en el carnaval».
Es quizás el carnaval una manera de expresión del bregar de nuestra cultura que con ritmos variables y acompasados pasos, sintetiza la esencia del cubano que, como decía Guillén, personificando el tambor, «… que aquí el que más fino sea, responde si llamo yo».
Fiestas populares
Todas las ciudades y poblados tienen sus propios carnavales… Son fiestas populares que en diversas épocas del año y en distintos escenarios cambian la denominación, y aunque no se les llame carnavales, y sean parrandas, charangas, Romerías y otros, al final todos se mezclan en ese ajiaco de folclor e identidad motivadora de la alegría callejera.
Parrandas de Remedios
Estas fiestas son muy famosas, respetadas y reconocidas de Cuba, a tal punto de que se convierten en el sentido de la vida de muchos pobladores y punto de encuentro para cientos de turistas cada año en su Plaza Central. Desde el 8 hasta el 24 de diciembre, la ciudad se divide en dos grandes bandos: El Carmen (Carmelitas) y San Salvador (Sansaríes), que se enfrentan simbólicamente como El Gavilán y El Gallo en una dura porfía por demostrar quién baila más y mejor, quién es más dinámico, alegre y mejor vestido, quién construyó la mejor carroza y la más vistosa, mientras los fuegos artificiales iluminan la noche y la gente no para de celebrar. Así ha sido por casi 200 años y en reconocimiento a la tradición, están consideradas como Patrimonio Cultural de la Nación.
Parrandas de Chambas
En la provincia de Ciego de Ávila, estas fiestas recibieron el premio Memoria Viva en el año 2001 por ser una de las manifestaciones culturales y festivas más notorias de Cuba y excelso ejemplo de tradiciones. Cerca del 24 de febrero, la barriada de La Norte se viste de rojo y personifica El Gallo, mientras Narcisa hace de Gavilán y enarbola el color azul en sana competencia de carrozas, comparsas y congas. Vuelan los globos, cargan a sus mascotas vivas, decoran sus casas en acto de compromiso y salen a las calles en medio del júbilo colectivo.
Charangas de Bejucal
Las Charangas de Bejucal, reconocidas en 2015 como Patrimonio Cultural de la Nación, son fiestas populares navideñas donde se mezclan lugareños y forasteros alrededor del 24 de diciembre y adonde hay que ir con ánimo de bailar. La conga del bando azul, La Ceiba de Plata (Alacrán) reta y enfrenta al bando rojo, La Espina de Oro (Gallo) con ritmo endemoniado de tambores y evoluciones coreográficas incesantes, con una pasión transmitida por generaciones.
Entre los espectadores se mueven la Macorina y la Boyera, dos personajes imprescindibles en la festividad. Por su parte, las carrozas comparadas con «catedrales de luz» por su altura que sobrepasa los 20 m y su diseño de lámparas, mantienen su apariencia y propuesta danzaria en secreto hasta el último momento. Se baila hasta el amanecer.
Romerías de Mayo
Después de la peregrinación inicial hasta la mítica Loma de la Cruz, el arte inunda Holguín durante las Romerías de Mayo, la que se considera la mayor fiesta regional de Cuba. Se combinan conciertos de rock, salsa, tecno o música tradicional, teatro callejero, danza y exposiciones de artes plásticas, en una ciudad que no duerme durante siete días.
SanJuan Camagüeyano
Carrozas, comparsas y música en vivo para todos los gustos se disfruta en el San Juan Camagüeyano. Desde las 12:01 de la noche del 24 de junio, y muchas veces bajo las copiosas lluvias de la primavera cubana que no detienen la celebración, arrancan las fiestas populares en la ciudad de Camagüey. Se organizan además exhibiciones de rodeo y monta de toros bravos. Se eligen la Estrella del Carnaval, sus Luceros y se degusta en las calles el sabroso ajiaco criollo, hasta que el 29 culmina todo con el entierro simbólico de San Pedro.
Parrandas de Camajuaní
Durante el mes de agosto, las carrozas de los Chivos y los Sapos se cruzan en la calle principal para obtener el favor del público y sobrepasar el reto del rival. Allí se unen la música, la danza, las artes plásticas y los atronadores fuegos artificiales, en uno de los espectáculos populares más bellos de la Isla, con el apoyo de Vueltas, otro poblado cercano. Los espectadores se suman hasta el amanecer sin diferencias de razas, credos, género o estrato social.
Otras fiestas populares son reconocidas en algunas ciudades como los carnavales acuáticos de los pueblos costeros (Caibarién, por ejemplo), las Parrandas de Zulueta, en Villa Clara, de Guayos, en Sancti Spíritus, el Carnaval de Manzanillo, y otros más exóticos, como El Entierro de Pachencho en Santiago de las Vegas, la Fiesta del Tambor Yuka, en la localidad de El Guayabo, Pinar del Río; el toque de Tambor Kinfuiti, en Quiebra Hacha, provincia de Artemisa, la Fiesta Jamaicana del 1ro. de agosto en Baraguá, Ciego de Ávila, y la Fiesta Haitiana Bandé-Rará en el extremo oriental de Cuba.