La espiritualidad nos une
«Los uruguayos que se harán presentes en el Festival del Caribe vienen con un doble propósito: por un lado, impregnarse de la riqueza cultural que se despliega esos días durante la cita y, por otra parte, trasladar a los santiagueros aspectos de nuestra cultura que, a pesar de lo que se supone, tiene distintos hilos de conexión con la de esa oriental provincia cubana».
Con esas palabras inició el Excelentísimo Señor Eduardo Lorier, Embajador de la República Oriental del Uruguay en Cuba, la entrevista exclusiva que concediera a Excelencias, para dialogar acerca del protagonismo que esa nación sudamericana tendrá durante las intensas jornadas de la Fiesta del Fuego en Santiago de Cuba, a la cual asistirá en calidad de País Invitado de Honor.
Y es que, al pensarse en Uruguay invade la idea de que se trata de un país que se encuentra en la parte oriental del cono de la América del Sur, con un clima principalmente templado, acota el diplomático. En no pocas ocasiones se percibe como un territorio culturalmente alejado. Sin embargo, insiste, la historia y la cultura demuestran que no es así, porque nos unen muchas raíces y herencias.
¿Cómo se insertará Uruguay en el calor de una ciudad como Santiago de Cuba, y en especial, en un escenario como el del Festival del Caribe?
«Precisamente mediante nuestros hilos conectores. En primer lugar, aquellos que provienen de la común cultura afrodescendiente. No olvidemos que Montevideo fue, durante décadas, el puerto por el cual ingresaban, a vastas zonas del Virreinato del Río de la Plata, aquellos negros que, esclavizados, fueron una fuerza de trabajo muy importante en la etapa colonial. Con los esclavos llegaron también aspectos culturales que dejaron huellas en nuestra sociedad.
«Como algo similar ha sucedido en Santiago de Cuba, aunque en escala muy mayor, podemos concluir que la inserción será mutuamente enriquecedora y podría dejar como herencia fusiones del más diverso orden».
¿Qué importancia le merece el hecho de que sea Uruguay el País Invitado de Honor a la legendaria cita caribeña?
«La responsabilidad que le cabe a nuestro país es enorme, y esperamos estar a la altura de las circunstancias. Desde hace más de un año, grupos portadores en Uruguay se vienen preparando concienzuda y sacrificadamente para hacer honor al honor conferido. Tempranamente se formó un grupo interdisciplinario, con inserción social y estatal, para organizar una participación que a nadie escapa. Confiamos plenamente en los resultados de toda esa labor, encabezada por Sara Ribeiro, Oscar Damián y Oscar Montaño, así como Alejandro Cruz, y Nicolás Pons y su equipo del Ministerio de Educación y Cultura (MEC)».
Usted dijo en referencia a la Fiesta del Fuego, según entrevistas publicadas en diversos medios en Internet: «Nuestro principal objetivo es unir pueblos, unir culturas y cultivar la solidaridad; tenemos algo en común: la cultura de nuestros negros, de nuestros ancestros». En ese sentido, ¿cuánto del Caribe ve usted en Uruguay, y viceversa?
«Existe una subjetividad o espiritualidad que nos une, que tiene su basamento en la cultura común de los negros esclavos africanos que vinieron a nuestras tierras, arrancados salvajemente de sus terruños. Por ahí va una de las principales líneas de comunión de ambos territorios, a la cual se deben agregar las que, a posteriori, han ido jalonando la historia reciente y la contemporaneidad de raíz latinoamericana de nuestros pueblos».
Uruguay ha sido muchas veces protagonista en Cuba, ya sea a través de Semanas de la Cultura o como País Invitado de Honor a eventos tan significativos como la Feria Internacional del Libro. ¿Cómo valoraría los nexos existentes entre ambos pueblos?
«Hay, desde mi punto de vista, un nexo esencial entre nuestros países. Ese nexo se expresa en el hecho de que José Martí, el Héroe por antonomasia de vuestro pueblo, fue, en un momento muy especial de su vida como exiliado en Estados Unidos, Cónsul Honorario de nuestro país en la ciudad de Nueva York. Esa actividad consular generada a partir de sus estrechas relaciones de amistad con el Embajador Enrique Estrázulas, le permitieron a Martí introducirse en el mundo político-diplomático de la gran urbe, pudiéndose así conectar de modo más directo y práctico con políticos, diplomáticos y exiliados de otras naciones caribeñas, centroamericanas, norteamericanas y también de América del Sur.
«Recordemos que a posteriori de su nombramiento como Cónsul del Uruguay en Nueva York, otros países del cono sur, viendo los excelentes resultados de su labor, siguieron el mismo camino que el nuestro y también lo designaron Cónsul. Hablamos en concreto de Argentina y Paraguay.
«No menos importante es que este vínculo con Uruguay le permitió a Martí participar en la primera Conferencia Internacional Americana, que se realizaba en la ciudad de Washington. Allí su discurso fue una extraordinaria pieza oratoria que dejó marcadas sus huellas antiimperialistas hasta nuestros días. Sin ser lo principal, vale también decir que sus actividades consulares lo ayudaron a enfrentar mejor las notorias pobrezas de su exilio.
«Otros muchos elementos unen a nuestros pueblos en la historia. ¿Quién no conoce el tasajo, esa sabrosa carne salada y secada al sol, proveniente de las praderas orientales y que, de ser un alimento básicamente para esclavos, pasó a ser un alimento reconocido y apreciado por todos los cubanos hasta el día de hoy?
«Y hablando de la actualidad, Uruguay y Cuba se entrelazan por los renovados vínculos culturales que la misma pregunta resalta, así como por otro conjunto de iniciativas que abarcan lo económico y lo social en su más vasta acepción».