EL TABACO
"¡De los tabaqueros, suelen hablar con desdén los que no tienen el valor del trabajo, ni el de ganar con sus manos, sea cualquiera la labor, una vida libre y honrada!...1
"¡Otros hablen de castas y de odios, que yo no oí en aquellos talleres sino la elocuencia que funda los pueblos, y enciende y mejora las almas, y escala las alturas y rellena los fosos, y adorna las academias y los parlamentos!" 2
"…el general Chingman, de la Nueva Carolina, cuenta maravillas de las virtudes médicas de la hoja del tabaco… Lo primero que vio hace cincuenta años, fue como un compañero curaba con jugo de tabaco los ojos inflamados de su caballo de labor: y luego, en tierras donde se padece mucho de irritación de los párpados, ha visto que se curaba la gente de ella, con extraña facilidad, con sólo dormir una sola noche a veces, con los párpados cubiertos por una hoja de tabaco húmeda… Otra vez, dice que sufría mucho de un ataque de ciática: se puso hojas de tabaco húmedas sobre la cadera, y desapareció el dolor.
Para los entumecimientos de los pies, dice el general, a quien se le endurecieron mucho en las batallas, que la hoja de tabaco convierte en suave llanura una cordillera de montañas." 3
1 Fragmentos del periódico Patria, Nueva York, 24 de marzo de 1893
2 Fragmentos del discurso pronunciado en Hardman Hall, 17 febrero de 1892, conocido como La oración de Tampa y Cayo Hueso.
3 Fragmento del artículo El Tabaco, publicado en La América, Nueva York, junio de 1884.
Aunque José Martí fumó alguna que otra vez, no era habitual al tabaco. Sin embargo, toda su vida estuvo muy ligado al mundo de los tabaqueros, quienes fueron un factor vital en las luchas por la independencia de Cuba. De hecho, cuando el 29 de enero de 1895 firmó la orden de comienzo de la Guerra Independentista, dirigida a Juan Gualberto Gómez, su delegado en la Isla, Estanislao O´Halloran, propietario de una fábrica de tabacos y tabaquero de oficio, confeccionó el puro dentro del cual fue colocado el mensaje redactado en clave, que Gonzalo de Quesada trasladó de New York a Cayo Hueso, y que Juan de Dios Barrios trajo a Cuba a bordo del vapor "Olivette" el cual entregó personalmente a Juan Gualberto en La Habana, quien dio la orden de alzamiento.
José Martí