Bar-restaurante The Beatles, decorado con el exquisito sentido de homenajear a los cuatro chicos de Liverpool.

RECONOCIDO COMO UNO DE LOS POLOS TURÍSTICOS MÁS ATRACTIVOS DEL CARIBE Y EL MUNDO, VARADERO ES MUCHO MÁS QUE UN DESTINO DE SOL Y PLAYA

Habitual en cualquiera de las listas de las playas más hermosas del planeta, Varadero convida año tras año a millones de visitantes del mundo que sin dudas llegan hasta esta franja de tierra, atraídos por la fama de sus más de 20 km de finísima arena y cristalinas aguas, pero que terminan seducidos ante la posibilidad de disfrutar de un sitio único por su naturaleza y su historia.
Ubicada en la península de Hicacos –lleva su nombre por un fruto comestible que prefiere tierras arenosas–, Varadero emerge como un sitio ideal para el descanso junto a paisajes impresionantes, donde el mar ofrece la más amplia variedad de azules posibles, y el entorno aparece como el insuperable complemento para instantes memorables.
Sin embargo, más allá del bien ganado prestigio, este prodigioso paraíso terrenal es también un lugar lleno de historia y cultura que acuna otros sitios emblemáticos y se convierte, junto a sus habitantes y visitantes, en privilegiados testigos de trascendentales eventos.
Son indiscutibles sus bondades para la práctica de casi cualquier deporte acuático imaginable, desde bucear, navegar a vela o nadar con los delfines, pero también sus dotes para encantar a los amantes del senderismo y la naturaleza, con atractivos como cuevas y escarpes, un rosario de cayos vírgenes y espectaculares fondos marinos.
En medio de tantas playas el visitante puede hallar una variada vegetación cuya referencia obligada es sin duda el centenario cactus El Patriarca –más de 500 años–, pero que encuentra su máxima expresión en la Reserva Ecológica Varahicacos, donde sobresale el Sendero de los Musulmanes, sitio que debe su nombre a la presencia en el lugar, a mediados del siglo XIX,  de contrabandistas cubanos que se hacían llamar musulmanes y aprovechaban para esconderse en el tupido enrejado de plantas de más de cien especies.
El enterramiento aborigen de más de dos siglos encontrado en la Cueva de los Musulmanes y las pictografías halladas en la Cueva de Ambrosio son notables huellas de la presencia en la zona de la cultura de los indios Siboney, enriquecida luego por los esclavos traídos de África.
La rumba, y luego el danzón, son manifestaciones musicales que forman parte de ese legado acunadas en la zona, esta última convertida en el baile nacional y centro del espectáculo del cabaret Tropicana Varadero, lugar imprescindible para los visitantes que quieran disfrutar de lo más autóctono de la cultura cubana.
Aunque asume patrones decorativos similares al del mundialmente famoso Tropicana de La Habana, la instalación no se distingue solo por el encantador vitral del artista de la plástica Ernesto García Peña –con una dimensión de 18 x 11 m, es considerado por los especialistas como el más grande de América–, sino también por un impresionante show de casi cinco horas que mezcla la más auténtica música cubana y rinde culto al danzón, nacido a finales del siglo XIX con la pieza Las Alturas de Simpson compuesta por el matancero Miguel Failde.
Para quienes prefieran algo más contemporáneo, Varadero devela ante la mirada del visitante otro sitio tan acogedor como el bar-restaurante The Beatles, decorado con el exquisito sentido de homenajear a los cuatro chicos de Liverpool que revolucionaron la música. Las esculturas de bronce de Paul, John, Ringo y George acompañan las presentaciones en vivo de agrupaciones locales de rock cuyas propuestas difunden, en buena medida, el repertorio de la que es considerada como la banda más popular del género de todos los tiempos.
No muy lejos de allí, y caminando por las nueve hectáreas que lo conforman, cualquiera puede quedar impresionado con la belleza y la historia del Parque Josone, construido hace más de 70 años como residencia privada y lugar de descanso por el propietario de la Compañía Arrechavala, prestigiosa fábrica de ron y refinería afincada cerca de Varadero hasta poco después del triunfo de la Revolución.
Levantado alrededor de la laguna de La Paz, se trata del mayor espacio verde enclavado en la zona residencial del balneario, y está compuesto por hermosos jardines en el que coexisten notables valores naturales, históricos, arquitectónicos, culturales, florísticos y ornitológicos.
La mansión, que actualmente es un restaurante de comida cubana e internacional, sobresale por su estilo neoclásico, y es una de las construcciones con más historia del lugar, junto a la que perteneciera al mismísimo Al Capone, la figura más emblemática de la mafia estadounidense que gustaba de disfrutar también de las paradisiacas playas de Varadero.
Mas, a la hora de hablar de edificaciones monumentales construidas en este icónico lugar, sería una referencia obligada la Mansión Xanadú, que perteneció al multimillonario estadounidense de origen francés Irénee Dupont de Nemours. Hoy es la casa club del Varadero Golf Club y su vista al mar durante los atardeceres desde su bar-mirador es, cuando menos, deslumbrante.
Allí se dan cita todos los años los amantes de ese deporte, ya sea para participar en el Cuba Golf, la Copa Montecristo, el Torneo de la Hispanidad, la Copa Meliá o la Súper Club, todos organizados en el único campo de Cuba con 18 hoyos –par 72– y diseñado por el arquitecto Les Furber, presidente de la compañía canadiense Golf Design Services Ltd.
Entre el primer tee o salida hasta el green 18, el campo cuenta con 6 269 m lineales de recorrido, en una franja de 3,5 km con dificultades retadoras para cualquier categoría de jugadores, que se destaca por la belleza y atractivo de algunos hoyos pegados al mar; y otros con dificultades como tres espejos de agua, y que tuviera cierta trascendencia al acoger la Gran Final del European Challeguer Tour de los años 1999 y 2000.
De acuerdo con la fecha del año, Varadero puede regalar al visitante la oportunidad de ser parte de otros momentos trascendentales. Bien se puede coincidir con una de las excitantes y pintorescas exhibiciones que por allí celebra el nutrido club cubano de motocicletas Harley Davidson, o mover el cuerpo al ritmo de la música durante el Festival Josone Jazz & Son, una propuesta que aspira a rescatar el legado de aquel Festival Internacional de Varadero que, entre las décadas de los 70 y 80 del pasado siglo, trajo hasta el Anfiteatro de este balneario a los mejores artistas cubanos y a importantes figuras de la música mundial como Chico Buarke, Gal Costa y Oscar de León.
No son todos, pero sin dudas motivos suficiente para asumir que Varadero no es solo una hermosa playa, porque más allá de su fina arena, sus cristalinas aguas y su abrasador sol, hay muchos paraísos por descubrir.