El Adelantado de la corona española, Diego Velázquez, acostumbrado a la hostilidad de los crudos inviernos europeos, debió sentirse deslumbrado al contemplar en aquellos primeros días de noviembre de 1513 el fascinante paisaje que ofrecían a sus ojos los tantos matices de verdes claros y brillantes hasta los más oscuros y profundos, velados por la neblina mañanera o la altitud de los picos más elevados de la serranía, que descendía escalonada hasta el mar, para ser arrullada por un suave oleaje en la mayor parte de sus costas, en las que desembocaban caudalosos ríos y arroyos de lecho de piedras pulidas por aguas limpias, frescas. Un concierto de trinos, cantos y chirridos de aves desconocidas, coloridas y vivaces le recibía en el paraíso, donde incluso, era posible descubrir hombres y mujeres andar por las arenas y entre los ramajes, tal como se decía en la sagradas escrituras que trajo al mundo Dios a sus criaturas.

Cinco siglos de andanzas continuas por aquellos llanos y montañas de los aborígenes y sus colonizadores europeos; de hombres y mujeres negros traídos encadenados desde lejanos puertos africanos; de leñadores, desbrozadores de monte, gente obligada a sembrar y cosechar los nuevos cultivos, de la caña, el cacao o el banano; cazadores y criadores de ganado vacuno y porcino, de arrieros conductores loma arriba y loma abajo de sus recuas de burros cargados de productos de la ciudad para el campo y del monte para los pueblos; cinco siglos de luchas, de cacerías de cimarrones, de persecuciones de rebeldes; de combates armados entre insurrectos libertadores y soldados imperiales, marcaron de episodios épicos aquellos parajes, que hoy se brindan al visitante foráneo con toda su carga histórica en el mismo entorno natural de rica flora y fauna silvestres, ahora protegidas, libres para crecer.

El patrimonio bayamés es mucho más sutil que las pocas edificaciones sobrevivientes de los siglos XVIII y XIX. Los más sabios aconsejan utilizar la ciudad para informarse y luego adentrarse en los campos que la rodean. Hay quien afirma con extraordinaria precisión matemática que el territorio granmense atesora el 48 por ciento de los lugares o hechos históricos del país y que lo ideal es utilizar a Bayamo como trampolín para acudir a otros sitios como Dos Ríos, zona donde cayera en combate el Apóstol José Martí, o Las Coloradas, lugar donde desembarcara el yate Granma en la expedición que propició el comienzo de la lucha armada en la Sierra Maestra, cuyas elevaciones pueden apreciarse, incluso, desde la propia ciudad capital.

Por todo eso, Granma fue elegida para acoger este año, entre el 24 y el 28 de septiembre, el noveno evento internacional que se efectúa en Cuba dedicado al turismo de naturaleza, Turnat 2013. Según contó a Excelencias Ramón Cereijo, delegado del Ministerio de Turismo en la provincia, la cita se ha propuesto promover el potencial natural e histórico enmarcado en los parques nacionales Sierra Maestra, La Bayamesa y Desembarco del Granma, este último declarado, en 1999, por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

Desde hace más de una década se realizan estudios sobre las potencialidades de este territorio oriental para el desarrollo del turismo de naturaleza, también llamado ecoturismo. Algunos académicos y expertos en comercialización estiman que es hora de dar un salto de calidad y promover a escala internacional a Granma como un excelente destino que, además de sol y playa en algunas instalaciones de primera, tiene mucho más que ofrecer a quienes gustan de desandar trillos y escalar montañas, bañarse en un salto de agua cristalina, observar infinidad de aves y otras especies de la fauna endémica, acampar con total seguridad en sitios de relieve histórico, convivir con la gente del campo y deleitarse con sus comidas originarias, totalmente orgánicas como manda la más exigente dietética.

Los asistentes a Turnat 2013 podrán disfrutar de un espacio teórico que tendrá por sede el bien cuidado y acogedor hotel Sierra Maestra de Bayamo, donde se expondrán todos los productos naturales del país. Los organizadores del evento confían en que el intercambio entre tour-operadores, agencias de viaje y especialistas en el producto de naturaleza de Cuba y de naciones del Caribe como México, Venezuela y Costa Rica, enriquecerá el conocimiento de las bondades de esta región y potenciará su posición en el mercado internacional.

La agenda abarcará, además, una visita al Refugio de Fauna Delta del Cauto, un nuevo producto que debe tener un impacto positivo en los visitantes, pues el recorrido y observación se hace en barco, con una capacidad de 16 personas, las cuales constatarán la existencia de más de 35 mil ejemplares de aves, como el flamenco, además de la presencia de cocodrilos y otras singulares especies.

Los programas de turismo de naturaleza en Granma contemplan:

-Visitas al Parque Nacional Turquino, donde se puede disfrutar de las bellezas naturales de la Sierra Maestra, subir a la mayor elevación de Cuba (el Turquino con 1 974 metros sobre el nivel del mar ) y visitar la Comandancia del Ejército Rebelde en La Plata, Villa Santo Domingo, La Aguada del Joaquín y la comunidad La Platica.

-Recorrido por el Parque Nacional Desembarco del Granma. El relieve del parque exhibe terrazas marinas emergidas y sumergidas sobre rocas calcáreas que -junto a las de Maisí- representan el conjunto mayor y mejor conservado de su tipo en el mundo. Cuenta con una superficie de 27 545 hectáreas terrestres y marinas pertenecientes a los municipios de Pilón y Niquero. Allí son protegidas unas 600 especies de plantas, 106 de aves y 44 de reptiles.

A esos valores se añade Cabo Cruz, accidente geográfico caracterizado por un polícromo paisaje donde radica un asentamiento pesquero. Fue centro de numerosas leyendas de piratas caribeños y contó con la presencia de Cristóbal Colón en su segundo viaje. Allí desafía al tiempo el Faro Vargas,

terminado en 1871.

TURNAT 2013 también tendrá como sub-sedes al hotel de Marea del Portillo, ubicado en la zona costera del territorio, y a la Villa de Santo Domingo, situada en la serranía granmense del municipio de Bartolomé Masó. Cereijo enfatizó que la importancia de este evento para Granma es fijar su vocación definitiva por un turismo de naturaleza e historia.