La Plaza de la Revolución de La Habana
La inmensa explanada conocida en el orbe por las concentraciones de más de un millón de cubanos, y que parece pequeña para tantos, es un costoso proyecto de centro de ciudad que está por terminar desde hace casi medio siglo. Fue concebida por el urbanista francés Forestier en el primer tercio del siglo XX, pero comenzada veinte años después para quedar a medias hasta el día de hoy. La Plaza, flanqueada por el sobrio y grande edificio del Palacio de la Revolución, acoge al Memorial José Martí en la base del Obelisco en su honor, considerado el punto más alto de La Habana, con sus 138,5 metros de altura sobre el nivel del mar. Otros modernos inmuebles dedicados a ministerios del Gobierno de Cuba, a la Biblioteca Nacional y al Teatro Nacional, rodean la explanada.
Y nada más posee la plaza, ni paseos, ni bancos donde descansar la caminata, ni con mejor arbolado, sin accesos viales, pero con un gran espacio peatonal para las históricas citas del pueblo habanero, muchos verdaderos diálogos con Fidel. Las multitudes llegadas hasta aquí como ríos humanos a los actos, desfiles, manifestaciones de duelo por los caídos u otros motivos trascendentes, no suelen reparar en que esta vasta Plaza de la Revolución de La Habana está a la espera de ser concluida y embellecida, aunque ya lo está moralmente hablando, por su reiterado y asombroso carácter de parlamento nacional. Esta misión, insólita para los tiempos en que los sueños y la obra de arquitectos, artistas y obreros de la construcción quedaron detenidos, es lo que le ha aportado su entrañable historicidad actual, para orgullo de la ciudad y de Cuba.
El lugar hoy hasta resulta familiar para los miles de visitantes que, en sus países de origen suelen verla en los noticieros de la televisión y enterarse de los trascendentales acontecimientos que tienen a los habaneros y a Fidel como protagonistas. He ahí el por qué de la avidez de los turistas por recorrer su pavimento de asfalto blanquecino oxidado de tantos años o por fotografiar su tribuna, o los edificios que la rodean.
Uno de sus puntos de mayor atracción es la imagen artística del rostro del Comandante Ernesto Che Guevara. Colocada en la fachada a la Plaza del inmediato Ministerio del Interior y que al principio de la Revolución fue donde el Che Guevara se desempeñó como Ministro de Industrias. La creación escultórica en bronce se realizó a partir de la célebre foto del Guerrillero, tomada por el cubano Korda. En ese lugar aún se mantienen vivas las huellas del entonces trabajador infatigable, muy organizado y empeñado en su superación, y sirven de extraordinario ejemplo para los revolucionarios de Cuba y del mundo, cual un utópico sueño posible.
La conocida foto que ha dado la vuelta al mundo como un innegable símbolo de rebeldía, provino del anuncio de una comparecencia del Che por televisión, en abril de 1961, que no pudo realizarse en la fecha prevista porque horas después de su publicación en la prensa cubana se iniciaba la invasión mercenaria organizada por Washington en la Bahía de Cochinos, derrotada días después en Playa Girón.
La presencia ciudadana en la Plaza es constante, atraída también por las riquezas de las salas de lectura de la Biblioteca Nacional José Martí, no obstante los daños que el bloqueo le ha inflingido a su necesidad permanente de actualización. También atraen las puestas en escena de los anfiteatros, el Café Cantante y Piano Bar, del Teatro Nacional, que se inauguró con La ramera respetuosa, de Jean Paul Sartre, quien asistió a la función inaugural del 16 de marzo de 1960, o en las pequeñas y enjundiosas exposiciones del Museo Postal cubano, en la planta baja del contiguo Ministerio de Informática y las Comunicaciones, con su colección de rarezas en sellos, de Cuba y de muchos países.
A poca distancia de esta zona central de la visitada Plaza, llama la atención el monumental grupo escultórico El legado cultural hispánico, de la norteamericana Anna Hyatt Huntington, donada a Cuba por el hispanista Archer Milton Huntington, esposo de la artista, que es además autora de la única y discutida estatua ecuestre de José Martí, ubicada en el Parque Central de Nueva York.