LA CREACIÓN HACE 30 AÑOS DE LA WORLD WIDE WEB O, DE LO QUE ES LO MISMO, INTERNET, REVOLUCIONÓ LA HUMANIDAD. PARA EL SECTOR TURÍSTICO YA NADA FUE IGUAL

Ocurrió hace tres décadas. Posiblemente entonces el ingeniero británico Tim Berners-Lee no tuvo plena conciencia del alcance que lograría con su novedoso invento a nivel planetario, cuando creó la World Wide Web: las tres letras (www) que lo transformaron todo para siempre.
Hoy no resulta extraño escuchar a alguien asegurar que no puede existir sin Internet. De hecho, están quienes no se atreven a imaginar cómo realizarían su trabajo sin el uso de esa herramienta, mientras la gran mayoría afirma que nunca antes había estado más informada y actualizada que cuando apareció la llamada red de redes, que también revolucionó nuestra forma de comunicarnos con los demás.
Con su aparición, poco a poco se dejó de pensar con insistencia en los carteros, porque ahí estaba el correo electrónico que igual fue quedando «rezagado» con la irrupción de los chats, los foros y, más recientemente, de la mensajería instantánea, que empezó por las computadoras para instalarse en los dispositivos móviles. Internet ha sido la bendición para los que añoran estar en permanente contacto con familiares y amigos.
Igual abundan en el mundo quienes la eligen para el entretenimiento, sobre todo los internautas cuyas edades oscilan, según diversos estudios publicados, entre los 16 y 24 años de edad. Ellos se reconocen dependientes totales de la red cuando se trata de escuchar música y participar en juegos online.
Asimismo, la posibilidad que ofrece a los fanáticos de películas y series de permanecer por largas horas delante de la pantalla se ha convertido en uno de los elementos esenciales de atracción. Con la Internet hasta la televisión se transformó, pues el arribo de la smart TV ha permitido acceder a información almacenada en los dispositivos y a contenidos online, desde páginas web a plataformas como Youtube o Netflix.


EN BUSCA DE LA EXCELENCIA


Una atención de excelencia. Eso es lo que persigue, en primer término, quien elige hospedarse en una instalación turística para pasar sus vacaciones, participar en una reunión o congreso, o realizar un trabajo lejos de casa.
Un sinfín de investigaciones demuestra que muchos de los clientes potenciales esperan que el personal que labora en un hotel esté lo suficientemente capacitado y motivado como para desarrollar su función con la mejor calidad y eficiencia posibles. Llegan hasta allí con la esperanza de que la buena calidad en el servicio marque la diferencia.
Del mismo modo los viajeros esperan tener la oportunidad de vivir una experiencia de lujo, como resultado de los valores añadidos que pudiera brindar un hotel, que también podrían ayudar a los huéspedes en ese anhelo de conocer y disfrutar de «lo local». Cada vez más los clientes persiguen información relevante, útil e inmediata que les facilite acceder al máximo de las posibilidades del destino elegido.
Un tanto muy importante a su favor tienen aquellos establecimientos que consiguen ofertar wifi gratis de alta velocidad. Es este uno de los puntos que en las encuestas aplicadas más elevan los niveles de satisfacción y contribuyen a incrementar su reputación online. No se debe olvidar que muchos toman sus decisiones influenciados por los comentarios vertidos en Internet por los anteriores huéspedes o debido a la información que aparece publicada en redes sociales.
Por todo lo anterior es que las instalaciones hoteleras han empezado a concebir sus lobbies y zonas comunes en centros de reunión que atraen tanto a clientes como a los no alojados intentando erigirse en nueva plaza pública, que no solo pone al alcance conexión inalámbrica rápida, fiable y segura, sino también mesas comunales, baños, enchufes y puertos USB por todas partes, cajones que se alquilan al igual que los espacios disponibles para reuniones.
¿Para qué demandan una conexión gratis? Para permanecer en contacto con sus familiares, usar las redes sociales, ver películas y series en sus dispositivos móviles, e incluso para trabajar.
Gracias a Internet, los hoteles cuentan con aplicaciones que les posibilitan hacer realidad una atención personalizada (proponiéndoles, por ejemplo, promociones adaptadas a sus gustos) y lograr la añorada fidelización.
Internet ha cambiado, además, nuestra forma de comprar. Es innegable la comodidad que representa realizar una reserva online o llevar adelante diversas transacciones bancarias. Si a ello se le añade la posibilidad que ofrece de compartir y divulgar información a gran escala, con lo cual ha fomentado la cooperación y colaboración entre los pueblos; la manera en que ha acortado tiempo y espacio entre las personas, quienes a su vez han tenido más acceso al aprendizaje, entonces no caben dudas de que, a pesar de sus riesgos (poca veracidad de los contenidos, fraudes, invasión a la privacidad, exposición infantil, etcétera), el experimento de Tim Berners-Lee llegó a nuestras vidas para quedarse.