El valor de la basura
EL CONCEPTO DEL RECICLAJE ES HOY MÁS DECISIVO POR SU IMPORTANCIA PARA CREAR PRÁCTICAS MEDIOAMBIENTALES, QUE GENEREN BENEFICIOS ECONÓMICOS Y UNA CONCIENCIA GLOBAL MÁS RESPONSABLE
La basura, sus diferentes peligros y aprovechamiento siguen a la humanidad desde hace muchos siglos. Hace cerca de 10 000 años el ser humano comenzó a asentarse, creando las primeras comunidades y también los primeros vertederos. Al pasar del tiempo, unos 3 000 años antes de Cristo, la naciente población mundial se cuadriplicó y en esa misma medida creció el nivel de basura.
En la Edad Media las estrechas calles existentes eran el destino de la basura, trayendo consigo roedores de todo tipo, enfermedades y epidemias. Es en el siglo XIX que comienza la toma de conciencia en torno a estos peligros y se decide hacer guerra a la basura.
En la década de los 70 del pasado siglo se desarrolla un nuevo momento y se entra en la era del reciclaje, que es hoy aun más importante y decisiva. Fue en este periodo, en Dinamarca, donde se avanza con mayor rapidez en el concepto de que los residuos de una persona pueden ser los recursos de otra, a partir del reciclaje. Ello dio paso a lo que hoy llamamos «economía circular», con el propósito de buscar el pleno aprovechamiento de la basura.
En mayor o menor medida, en todas partes del planeta se actúa mediante la recogida, clasificación y uso energético de la basura. Son utilizadas diversas y avanzadas tecnologías para ello. Se trata de medidas medioambientales, que al mismo tiempo crean beneficios económicos de importancia. La llamada recogida selectiva constituye una solución práctica bien valorada.
El petróleo y la petroquímica, con su surgimiento y desarrollo, han creado productos no degradables, que representan variables más complejas para el manejo de la basura. El plástico es muy difícil de remplazar por ser un material ligero, impermeable y resistente. Su presencia en los océanos se ha convertido en un verdadero peligro, pues se mezcla con el plancton provocando cambios en nuestro ecosistema, con consecuencias de alcance insospechado.
Los científicos calculan que, en los océanos, incluyendo la Antártida, pueden existir millones de toneladas de plásticos. Se han descubierto cinco zonas de mayor acumulación de ese material, conocidos como remolinos oceánicos o continentes plásticos: dos en el Océano Atlántico, dos en el Océano Pacifico y uno en el Océano Índico. Increíblemente, estos remolinos oceánicos tienen conexión entre sí, lo que permite que un desecho plástico aparezca en cualquier lugar del mundo.
Más peligroso son los llamados micro plásticos, producto de la descomposición de estos, que afectan prácticamente todas las especies marinas, las cuales el hombre consume. Este fenómeno sucede ante todo por una mala gestión que requiere estudio, ciencia y rectificación de procederes humanos. Se requiere usar los plásticos de forma más inteligente, replanteándonos la forma de producirlo, usarlo y reciclarlo para darle nuevos valores de uso.
Otro elemento que es obligado mencionar son los desperdicios alimentarios, tanto en el campo, como en los mercados y la mesa. Estudios señalan que solo en los Estados Unidos de América el 25 % de la comida se deshecha. Y es que los países ricos generan más residuos y, por ende, más contaminación. Las naciones que más basura originan a nivel mundial son: Estados Unidos, Corea del Sur, Japón y Canadá.
Se considera que en este momento los humanos generamos aproximadamente 15 000 millones de toneladas de desechos agrícolas, domésticos, industriales, de construcción y otros, lo cual equivale a 2 t por habitante en 12 meses. La mitad de eso corresponde a los países ricos. El impacto de esto en el futuro es un tema de necesario estudio. Solo un cambio en los modelos económicos y energéticos a escala mundial, y una conciencia global más responsable pueden evitar situaciones muy complejas.
Gigantescos vertederos están contaminando el planeta, sin que exista la más decidida voluntad por el reciclaje. Puede decirse que estos son las minas del presente y el futuro.
La idea de diversos científicos es alcanzar el cero residuo, con nuevas formas de producir, reciclar y consumir con más responsabilidad. De esto se trata la economía circular. Lo adecuado es que no sea necesario acudir a los recursos no renovables, sino utilizar los residuos como sustitutos de materias primas, siendo los vertederos las nuevas fuentes de materiales. Para la selección del reciclaje hoy se introducen procedimientos de la robótica, como forma de humanizar el trabajo y dar más fiabilidad. Naturalmente se impone la utilización de más materias primas biodegradables y respetuosas con el medio ambiente, tales como los hongos, las algas, las fibras y otras.
En cerca de tres décadas serán más de 1000 millones el número de personas nuevas que estarán viviendo en el planeta, y ello demandará niveles de vida lógicamente superiores. Por otra parte, en países emergentes, grandes segmentos de individuos pasan a formar parte de la llamada clase media, lo que también trae consigo mayores niveles de consumo.
El cuidado de los recursos no renovables del planeta será la base de la supervivencia humana. Sin embargo, hasta hoy las sociedades existentes han basado su desarrollo en el uso indiscriminado de estos. Será necesario frenar el uso de la política empresarial de la obsolescencia programada, el consumismo y el egoísmo. Será necesario pensar más en las futuras generaciones. En el porvenir seguirá existiendo basura. Depende de nosotros vincularla a una economía verde y convertirla en tesoro.
Menos plástico en tu vida
Podemos utilizar productos sostenibles y amigables con el medio ambiente, y contribuir a un planeta sin contaminación por este material. Adoptar determinados cambios en nuestra rutina también nos ayudaría a elevar nuestra calidad de vida.
Te proponemos:
-Usar un cepillo de dientes biodegradable de bambú con cerdas naturales.
-Usar hilo dental de fibra natural recubierto con cera de abeja.
-Evitar el uso de sartenes antiadherentes recubiertos de teflón, porque este material se descompone en micro plásticos que se mezclan en tus alimentos.
-Evita las rasuradoras de plástico desechables.
-Usar productos para el cabello que no contengan ingredientes plásticos como silicona y petróleo.
-Utilizar toallas de algodón, algodón orgánico o fibra de cáñamo en lugar de bastoncillos o toallitas de algodón desechables.
-Evitar que tu equipo de pesca quede en el océano.
-Evitar los globos en fiestas y celebraciones.
-Llevar contigo una botella de agua reutilizable no plástica.
-Conservar algunas bolsas reutilizables enrolladas en casa, en el trabajo y en tu bolso.
-Empacar tu almuerzo en un recipiente reutilizable no plástico.
-Elegir tejidos y textiles naturales, y reducir la cantidad de ropa fabricada con telas plásticas sintéticas en tu armario.
-Usar detergentes ecológicos, esponjas lavaplatos hechas de fibra natural y productos de limpieza que no dañen nuestros ríos, arrecifes de coral y océanos.
-No tirar basura. Casi un tercio de los envases de plástico utilizados en todo el mundo se convierten en basura que atasca las calles y al final, llegan a ríos y océanos.