Panamá, Donde la pesca es responsable
Con la designación de la bahía de Pixbae, en mayo de 2019, como área marina de zona de comanejo para la pesca responsable, Panamá se convirtió en pionero en delimitar una zona exclusiva para el desarrollo de la pesca responsable.
En esta nación está prohibida la pesca en barcos industriales y el uso de artes de pesca, como nasas y palangres. La iniciativa responde a la necesidad de la comunidad de pescadores de contar con una zona de exclusión de uso de redes en el área que permita el desarrollo de la actividad de manera sostenible.
Para los panameños, pescar con responsabilidad es una prioridad, pues en este país latinoamericano la pesca artesanal dejó de ser hace años solo un medio de subsistencia para los habitantes de costas y playas y se convirtió en una actividad comercial de pequeñas, medianas y grandes empresas, y hasta industrial, en el caso de los camarones y otros pelágicos.
Contar con áreas de pesca responsable garantiza un espacio marino para practicar una pesca sostenible de beneficio, no solo para la comunidad pesquera, sino también para todos, porque permite la sostenibilidad ecológica de los recursos marinos y el equilibro del ecosistema.
El manejo de estas zonas sostenibles implica dejar suficientes peces en el mar, respetar los hábitats y garantizar el medio de vida de las personas que dependen de la pesca. Sobresale entre ellas el Golfo de
Chririquí, ubicado en el Pacífico de Panamá, que propone un modelo de gestión de pesca sostenible dirigido a especies como el camarón, peces pelágicos y peces de escama.
Pero este tipo de pesca no solo se limita a la alimentación, ya que las costas panameñas también son ideales para la pesca deportiva como actividad turística y de entretenimiento, siempre que esta garantice la salud de los recursos y espacios acuáticos.
Pescar y liberar (Catch and Release) es una opción muy promovida fundamentalmente en Europa. La alternativa, efectiva contra el estrés y la rutina del día a día, encuentra en Latinoamérica cada vez más un mayor número de personas que apuestan por pasarla bien sin afectar el equilibrio del ecosistema.
La sobrepesca pone en peligro la vida
Una de las principales amenazas para la salud de los mares y de sus habitantes es la sobrepesca, problemática que nos afecta a todos y pone en riesgo la forma de vida de muchas personas que dependen de los recursos marinos.
A diario se capturan más toneladas de pescado de lo que puede ser reemplazado naturalmente. Si no reducimos el ritmo de captura actual, muchas especies de peces podrían desaparecer.
Se estima, por ejemplo, que:
La pesca ilegal y la pesca no regulada representan 11 millones de toneladas (12-28%) de la pesca mundial.
En tan solo 40 años, las poblaciones de las especies marinas se han reducido en un 39% en todo el planeta, y una de las causas es debido a la sobrepesca, según el informe Planeta Vivo Azul emitido por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Casi el 30% de las poblaciones evaluadas de peces que se capturan comercialmente es objeto de pesca excesiva.
38,5 millones de toneladas de peces son desechados y arrojados por la borda cada año, una práctica habitual en la pesca que supone un gran desperdicio de animales capturados sin motivo.
Casi el 30% de todo el pescado que se captura en el mundo termina perdiéndose o desperdiciándose en el trayecto que va desde el desembarco hasta el plato del consumidor, como resultado de la suciedad, los malos sistemas de refrigeración o la falta de instalaciones adecuadas, según un informe sobre El Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura, publicado por la ONU.