Colonia Tovar, la Alemania del Caribe
Recogen los cuadernos de historia que en fecha próxima a 1840, en los tiempos del gobierno de José Antonio Páez, la producción agrícola de Venezuela estaba atravesando por momentos complejos debido a la fuerte emigración del campo a la ciudad. Pensando en estrategias para atraer personas de Europa, fundamentalmente de Alemania, que laboraran en los campos, se le encargó al militar y geógrafo italiano Agostino Codazzi un plan con este objetivo; y sus esfuerzos tuvieron resultados positivos, según lo prueba el primer contrato de asentamiento suscrito por un colono alemán.
Agustín Codazzi, como representante del gobierno, y por sugerencia de Alexander von Humboldt, estableció contacto con los pobladores del Kaiserstuhl, zona montañosa vinícola del Gran Ducado de Baden, que ocupaban gran parte de la orilla oriental del río Rin.
Un tiempo después, un grupo de 60 familias de la aldea de Endingen, en el actual estado alemán de Baden-Wurtemberg, aceptaban la oferta de Codazzi e iniciaban una travesía por el Atlántico que les llevaría a las tierras nuevas.
Martín Tovar Ponte, uno de los próceres de la independencia, aportó los terrenos a unos 2 000 msnm en los que hoy se asienta la comunidad, fundada el 8 de abril de 1843, la cual además está bendecida por un clima benigno y un suelo fértil.
Así surgió uno de los enclaves más peculiares de América del Sur: la Colonia Tovar, reconocida como la Alemania del Caribe. Para muchos es un paraje detenido en el tiempo, y realmente resulta difícil asimilar que ese entorno escarpado rodeado de pinos, donde el verde tupido remite inevitablemente a los ambientes frescos de los Alpes, se encuentre a unos 60 km al oeste de Caracas, en la región norteña de Aragua, en plena área caribeña.
Elementos arquitectónicos y de diseño no pasan desapercibidos, por ejemplo, las casas de madera con tejados triangulares de vigas entramadas, los inmuebles de inspiración gótica, la puerta de entrada de la ciudad y los relojes replican en miniatura los existentes en Bruselas o Berna.
Aspectos culturales como la liturgia religiosa y las festividades propias de las tradiciones centroeuropeas se mantienen plenamente, prueba de ello es el Oktoberfest. Durante el carnaval, otra importante celebración, se realizan las comparsas de Jokilis y Gorilas. El Jokili es un personaje que existe en Alemania desde 1782, una mezcla de bufón y arlequín. El patrono de todos los viajeros, San Martín, es homenajeado el 11 de
noviembre. En la Iglesia se encuentra una imagen del santo, que fue traída por los fundadores desde Baden. En esa misma jornada es costumbre que se desarrolle la Feria de las Flores, Frutos y Artesanías, en la que se otorgan premios a la excelencia de los productos que se elaboran en la zona.
Existen dos festivales anuales: el Festival Internacional de Música de Cámara Colonia Tovar, Patrimonio Cultural del Municipio, y Amigos de la Música de Cámara Colonia Tovar, que se elaboran desde 1997.
Es típico que en la colonia se dedique tiempo y empeño a los tradicionales «nidos» germanos, para celebrar la venida de los conejos de Pascua con sus huevos. En la elaboración de estos participa toda la familia y se acostumbra que los niños busquen los huevos escondidos en los patios.
De más está decir que esta peculiar población se ha convertido en una de las atracciones turísticas por excelencia de Venezuela. Como destino, la Colonia Tovar es considerado un lugar perfecto para los paseos familiares,
las convenciones corporativas y las veladas románticas, y un motivo permanente de interés para extranjeros y curiosos.
Los colonos, como se les denomina a los nacidos en ese especial territorio, realizan valiosos esfuerzos para conservar sus tradiciones locales; hablan, además, del español, el llamado «alemán coloniero», una variante germánica de la zona de Kaisersthul, fronteriza con Francia, que solo sobrevive en estos parajes.
Dependen básicamente de la agricultura (donde destacan cultivos de clima templado como duraznos, fresas, remolacha, coliflor, zanahoria, repollo, acelga, brócoli, lechuga, cebollín y papas) y del turismo. En las típicas tabernas que colman sus calles el visitante puede reunirse para pasar un momento de distracción y beber cerveza como la Tovar, que se produce en la zona con el más puro estilo bávaro, o degustar las salchichas y embutidos que son especialidad del pueblo.
También es posible consumir los chocolates, mostazas y mermeladas. Otros famosos postres hacen las delicias de colonos y foráneos: strudels, gugelhupf, tartaletas, churros, fresa con crema, los tradicionales Kaiserschmarrn, Germknödel, strudel de manzana y la Schwarzwälder Kirschtorte; conocida en castellano como la tarta de la Selva Negra característica de la gastronomía de la colonia.
Catalogada como rareza étnica, la Colonia Tovar es sin dudas una muestra de lo que pueden obrar el rigor y la voluntad por conservar la impronta cultural de los orígenes y llevar un pedazo de la tierra natal dondequiera que se vaya. Gracias a la herencia que ha pasado responsablemente de generación en generación, los colonos han conservado casi intacta su tradición y mantienen su idioma propio. Es precisamente esa persistencia de conservar lo auténtico y honrar las raíces lo que provoca que la Colonia Tovar sea un lugar tan curioso y atractivo. Ya ve usted, ¡cuánta dicha!: los que residimos en América no tenemos que cruzar el Atlántico para conocer un poco de Alemania.