Considerada la segunda ciudad más grande del mundo construida en adobe, y la mayor de América, Chan Chan, en Perú, es un paraje que parece sacado de una película de viajes en el tiempo.

El nivel de conservación alcanzado por este enclave, ubicado en Trujillo, al norte de Lima, ofrece a los turistas una experiencia única en cuanto a la apreciación de las culturas precolombinas. Grandes paredes de tono terroso, estatuas y edificaciones prácticamente artesanales conforman el paraje, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1986.

Según cuentan los historiadores, esta pequeña urbe del reino Chimú alcanzó un esplendor tan impresionante que los propios incas se decidieron a conquistarla para aprovechar sus riquezas, y lo mismo sucedió cuando llegaron los europeos, que la saquearon completamente. 

El sitio, de unos 20 km2, llegó a alcanzar una población de más de 30 000 habitantes. El centro, que abarca una tercera parte del total del territorio, conserva a siglos de su fundación las residencias del rey, las reinas y sacerdotes chimúes, quienes habitaron entre extravagantes ciudadelas y palacios.

Sin embargo, a la luz de la modernidad la belleza de Chan Chan no nos deje adivinar que entre sus paredes sucedían sacrificios humanos. De acuerdo con los registros históricos, cuando el monarca moría, su esposa era drogada y su corazón arrancado de su pecho, para luego proceder al envenenamiento del harén del líder chimú —más de 90 concubinas—. Todas esas mujeres eran enterradas en el palacio y cubiertas con arena.

Lo narrado anteriormente concluía con la construcción de un nuevo palacio, porque tras el fallecimiento del rey su hogar pasaba a ser un mausoleo. Es por ello que en Chan Chan encontramos un maravilloso complejo arqueológico, pues lograron construir nueve palacios convertidos luego en memoriales.

Para aumentar sus atractivos, la ciudadela de adobe no es lo único con lo que cuenta Chan Chan para el disfrute de los visitantes. Dada su posición privilegiada, permite planificar un viaje a otros sitios como el balneario de Huanchaco, que cuenta con una de las cálidas y concurridas playas del norte de Perú. También, se puede llegar a las pirámides del Sol y la Luna, que pertenecieron a la cultura mochica.

Sin dudas, Chan Chan resulta un destino curioso, rico cultual y arqueológicamente hablando, y que brinda una experiencia diferente para los amantes de las culturas precolombinas.