- Billy Cowie, un espíritu renacentista
En todos los tiempos han existido mujeres y hombres de talentos múltiples que han cultivado esa pasión por la pluralidad. Nuestro espíritu renacentista se reciente cuando nos asombramos de que alguien tiene similares inquietudes por el arte que por las ciencias, como si estuviera a medio camino de decidirse y definirse.
Esa es la magia de Billy Cowie, un coreógrafo escocés que, sin autodenominarse artista multidisciplinar, es también compositor y cineasta. Es, además, uno de los pioneros del 3D.
«Cuando estaba en la escuela me interesaban la ciencia y las matemáticas y también la escritura y la música. Decidí que los descubrimientos científicos eran inevitables. Por ejemplo, si Newton no hubiera descubierto sus leyes del movimiento, alguien lo hubiera hecho, mientras que si alguien no escribía una obra musical o un poema, entonces nadie lo escribiría. Estudié música, pero nunca fui un fan de los conciertos, menos aún de las orquestas. Me parecían muy aburridas visualmente, así que me interesé por la coreografía y especialmente por la coreografía con texto. Aún intento traer algunas ideas científicas y filosóficas a mis obras. Una de ellas es Ghosts in the Machine, un término tomado del filósofo inglés Gilbert Ryle. Cuando me preguntan a qué me dedico, suelo decir que soy un coreógrafo».
A Billy Cowie lo vi en La Habana por primera y única vez. Partitura en mano, dictaba con amabilidad indicaciones a los bailarines. Insistía en cuestiones técnicas, pero sobre todo hablaba de sensaciones. Pedía algo cotidiano y aparentemente fácil, pero no lo era: «Cuando creo una obra intento de alguna forma hacerla específica para ese país. Así que mi última pieza japonesa, Under Flat Sky, es muy espiritual y lenta. Mi pieza para Italia, La tragedia di Eponima, es muy teatral y casi operística. En Cuba, darme cuenta de las dificultades diarias me llevó a usar pequeñas historias de la vida allí».
Sobre sus experimentaciones con la tecnología 3D para enriquecer la escena nos comenta: «En un teatro la mayoría del público está demasiado lejos para ver los rostros, las expresiones, así que empecé a crear bailarines en 3D. Alguna gente todavía piensa que los bailarines son reales. Para mí la prueba definitiva fue con Art of Movement, donde combiné bailarines reales y en 3D, es difícil asegurar cuál es cuál».
Hace unos meses el equipo del Fiver —un festival internacional relativamente joven dedicado al mundo de la danza audiovisual— rindió homenaje a Billy Cowie en su sexta edición, nombrándole Artista del Año junto a Nuria Font, quien lamentablemente nos ha abandonado este año.
«El Festival Fiver en Madrid fue muy especial. Me gusta mostrar mis obras en museos o galerías principalmente, porque pueden permanecer ahí por un tiempo largo, mientras que en un teatro normalmente solo lo hacen unos días. También me gusta que las instalaciones den a la audiencia la libertad de quedarse o irse cuando quieran, volver, traer a amigos, hablar de lo que ven, etc. Creo que muchas personas están dispuestas a asistir a una instalación sobre esa base, quizás quienes no quieren arriesgarse a comprar una entrada para ver un espectáculo entero».
Billy Cowie es uno de esos creadores que procura indagar en los caminos que le revela el arte en lugar de usarlo para llegar a algún sitio más cercano al mercado que a la creación.