En Reserva. 4 000 años de arquitectura y urbanismo en un lugar inesperado: Lima. Este es el título del pabellón peruano en la Bienal de Arquitectura 2018, en el Arsenal de Venecia, desde el 26 de mayo hasta el 25 de noviembre. La instalacion peruana Undercover es un tributo a las Huacas de Lima —cuatrocientas cuarenta y siete edificaciones precolombinas de hace cuatro mil años, ricas de memorias ignotas— que pretende imaginar las posibilidades de transformacion urbana en la actual continuidad entre arquitectura y ambiente.
La palabra huaca, de origen quechua, se refiere a un lugar, un objeto o un ser vivo considerado sacro, y también comprende el patrimonio monumental y arquitectónico prehispánico, como templos, centros administrativos, fortalezas o cementerios. Gracias al clima particularmente seco de Lima esas estructuras arquitectónicas monumentales en adobe, un compuesto de arcilla y arena, se han preservado, enterradas y confundidas con colinas de tierra.
«Su generosidad, como nobleza heredada —afirman los curadores del pabellón: Marianela Castro, Janeth Boza y Javier Lizarzaburu—, puede ser valorada en niveles diferentes, entre los cuales está la transformación del ambiente, gracias a una red de canales que hoy constituye el invisible sistema que sostiene Lima y sus diez millones de habitantes».
Esta concepción se integra perfectamente con el Manifiesto de la Bienal 2018, cuyo tema general, Freespace, apunta a enseñar el rol social, ético y sostenible de la arquitectura. Empezando por el asunto de entender la Tierra como cliente, este concepto implica visiones territoriales y planes que ponen al centro de los proyectos la salvaguardia, la recuperación, la revalorizacion de los recursos y las riquezas ambientales. De hecho la arquitectura se confronta con paisaje, historia y actualidad.
El pabellón se mueve alrededor de los tiempos del Perú, comunicando eficazmente la relación entre contexto histórico-geográfico y patrimonio cultural. La instalación Undercover presenta cuatro mil años en un área de doscientos cincuenta metros cuadrados, donde los inestimables sitios prehispánicos están idealmente unidos al hoy día. El mecanismo expositivo evoluciona en un espacio rectangular sobrio y minimalista que recuerda los típicos recorridos prehispánicos. Lo primero que el espectador ve es un muro negro, donde cuatrocientos cuarenta y siete nudos de algodón simbolizan las huacas. El panel es entonces la representación simbólica de Lima mirada desde el espacio, de donde resultan nada más que los sitios arqueológicos. Atrás los nudos se evolucionan en un flujo de cables tensos que terminan en un mapa de la ciudad, en correspondencia con las estructuras arquitectónicas. El camino entonces se va dilucidando desde símbolos hasta territorios, llegando por fin a una maqueta que representa una de las huacas idealmente reconstruida, rodeada por las proyecciones de los sitios como aparecen hoy, en una explosión de planos diferentes en total apertura.
En la instalación proyectada, hilos y nudos conectan la ciudad con su pasado para descubrir no solo cómo el patrimonio arqueológico forma parte del tejido urbano limeño, sino también cómo plantea soluciones desde la arquitectura para que las huacas recobren su importancia dentro del espacio público de la ciudad.
Esta representación simbólica del nudo está inspirada por la perspectiva del artista peruano Jorge Eduardo Eielson, en su dimensión de conflicto y posibilidad. Y las varias partes de las estructuras han sido trabajadas en algodón peruano por un equipo de artesanos dirigido por don Florentino Guevara. «El pabellón tiene muchas maneras de ayudarnos a entender estos valores, este tiempo, esta memoria, y además esta situación de lo que hace también el paisaje o la naturaleza cuando se relaciona con la arquitectura, que es otro de los pedidos que tiene Freespace. Entonces nosotros, para poder explicar esto, hacemos uso de diferentes recursos gráficos y audiovisuales», explica la curadora Marianela Castro.
Se exhibe en la muestra una combinación de sitios arqueológicos, canales de irrigación prehispánicos y sendas peatonales que contribuyen a la comprensión de la evolución urbana y cultural de Lima durante cuatro mil años. En la inauguración del pabellón fue tratado en una conferencia el complejo tema de las huacas en el contexto de la Nueva Agenda Urbana y de la Ciudad del siglo xxi. En una confrontacion entre arquitectura y ambiente, entre pasado, presente y futuro, estas estructuras pueden sugerir nuevas estrategias de aplicaciones. El pabellón de Perú en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2018 constituye un expediente narrativo para explorar las acciones que pueden ser emprendidas para salvaguardar esta gran herencia.