Después de su paso por Valladolid llega ahora a Barcelona, a la Galería Miguel Marcos, el reciente trabajo del pintor brasileño Renato Costa (Río de Janeiro, 1974). Es la primera vez que expone en la capital catalana, aun cuando desde el año 2005 vive en Madrid, donde estudió Bellas Artes en la Universidad Complutense. Dos años más tarde realizó su primera exposición individual en nuestro país en la Casa do Brasil de Madrid. Ahora, a través de una decena de óleos sobre lienzo, muestra Nessum Dorma, que, traducido del italiano, significa «Que nadie duerma». El título se basa en una de las más famosas arias de la ópera Turandot, del compositor italiano Giacomo Puccini, de la que el tenor lírico Luciano Pavarotti fue uno de sus mejores intérpretes. Esta aria se hizo muy famosa cuando el tenor la cantó en el Mundial de Fútbol de Italia 1990.
A diferencia de sus exposiciones anteriores, en las que predominaba el arte conceptual e incorporaba el video, el performance y la instalación, ahora presenta una serie de obras donde el protagonista es el color y que se mueven entre la figuración y la abstracción. Sea de un modo u otro, se atisba en cada una de sus creaciones un interés por el pasado y el presente.
Nessum Dorma forma parte del tercer acto, que representa el triunfo del amor respecto al odio. El príncipe Calaf canta el aria donde pide que «nadie se duerma» y muestra su amor por la princesa china Turandot. Ella solamente se casará con el que adivine tres enigmas. Calaf los resuelve, pero Turandot no quiere irse con el príncipe extranjero, que le propone que adivine su nombre; en caso de que lo consiga él morirá. Renato Costa relaciona esta pieza operística con la actualidad. El escritor, poeta y filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson, precursor del trascendentalismo, veía en ella un «resurgir, cada vez más explícito y abrumador, de valores arcaicos y retrógrados, en una sociedad líquida donde la velocidad es la realidad vigente…». Aunque esta reflexión de Emerson sea de mediados del siglo xix, se puede considerar vigente. Se advierte el interés del artista por manifestar abiertamente sus emociones mediante aspectos que se pueden considerar tecnológicos y matéricos.
Las obras que se exhiben en Miguel Marcos demuestran un paralelismo entre la realidad y la ficción. Se mezclan la confianza y la ilusión, como en el óleo La esperanza, en el que se observan unas pinceladas sueltas que cubren prácticamente todo el espacio de la tela. Los elementos que aparecen simplemente los intuimos. En cambio, en Turandot y Su nombre es Amor se perciben algunas figuras de animales salvajes desfigurados que parecen ser absorbidos por el propio paisaje. Respecto a la serie Bridge over troubled water (Puente sobre aguas turbulentas) es totalmente abstracta; el color predominante es el azul, y se acerca más a la tendencia expresionista abstracta americana que al informalismo europeo. Finalmente, la serie In situ, que son las dos únicas piezas correspondientes a 2017, la podemos considerar como figurativa, sobre todo por los primeros planos y el fondo totalmente abstracto. En todos los casos la idea de movimiento se percibe nítidamente en cada una de las composiciones.
Renato Costa reclama y usa «la figuración, la subjetividad, las emociones abiertas, la autobiografía, la memoria, el simbolismo, la psicología y la narrativa», lo que conduce a que su trabajo lo podamos relacionar con la idea que tienen algunos artistas de bucear en lo pretérito para conocer lo sucedido en diferentes etapas históricas y luego trasladarlo —como en esta ocasión— a sus telas, o bien a sus instalaciones, en las que trata de forjar un discurso que permita entender también la realidad del momento presente.