Mrs. Otto Preminger y Tamara.
Las jóvenes muchachas, óleo sobre madera.
Las dos amigas, óleo sobre lienzo.

La exposición que nos presenta el Palacio de Gaviria es la primera retrospectiva dedicada a la figura de Tamara de Lempicka en Madrid, y la segunda de España. Está diseñada para contextualizar la trayectoria artística de Lempicka a través de los objetos decó que acompañan a sus pinturas: muebles, biombos, jarrones, centros de mesa, trajes de haute couture, fotografías y grabaciones de época.
La comisaria, Gioia Mori, dedicó una década al estudio de la vida y la obra de Tamara de Lempicka. Es por eso que esta exposición refleja muy bien el carácter de la mujer detrás de los cuadros.
La exposición aúna más de doscientas piezas de art decó provenientes de cuarenta fuentes entre colecciones privadas, museos y prestadores. Todos los artefactos, excepto los de la sección de moda, son creaciones de participantes de la Exposición Internacional des Arts Décoratifs de 1925, seminal y clave para este movimiento. Varios de los cuadros estaban perdidos prácticamente desde que se pintaron, como La tristeza, que reapareció en el mundo del arte en 2010.
Lempicka, como pionera en el desarrollo del decó, se centraba en motivos geométricos, en utilizar colores brillantes y en crear formas rotundas. La exposición hace un recorrido por su evolución artística a través de diez secciones:

¡A París! En París, en los años locos
París, como lugar de encuentro y ebullición cultural tras la Primera Guerra Mundial, era un lugar inigualable. Esta sección explora el papel de Lempicka como icono de la época, centrándose en sus referencias a la moda y al glamur del momento.

La casa más moderna de París
Lempicka llegó a París en 1918. En 1930 adquiría, junto con su segundo marido, el barón Kuffner, su icónica casa-estudio en la rue Méchain 7. Arquitectónicamente proyectada por el escenógrafo Robert Mallet-Stevens, Gioia Mori lo define como «un espacio luminoso, frío, duro, con todo a la vista. Era una paleta de grises: gris humo, gris pizarra, gris piedra, gris plata…».
Era una casa-estudio funcional, diseñada al milímetro y pensada para la vida moderna. Además de apreciar los muebles originales, en la exposición se puede ver un corto cinematográfico —rodado por la propia hermana de Lempicka, Adrienne Gorska, para su Cinéac— titulado Ejemplo del estudio moderno.

Tamara de Lempicka y la moda
La intensa relación entre Lempicka y la moda se interpreta como un signo de modernidad, un acercamiento al futuro en que la moda y el arte se mezclan sin distinciones. En la exposición del Palacio de Gaviria podemos disfrutar de modelos de haute couture de los diseñadores favoritos de Lempicka, así como bocetos originales de sus trabajos como ilustradora de revistas de moda u obras maestras centradas en la moda de la talla de Las confidencias (las dos amigas) (1928) o La bufanda azul (1930).

Las amazonas
El París de principios del siglo xx era una ciudad liberal, donde el lesbianismo o el travestismo no eran motivo de escándalo.
 «Amazona» era el nombre coloquial de las mujeres lesbianas, y Lempicka dedicó muchos de sus cuadros al amor sáfico y a sus múltiples amantes y parejas mujeres.

Naturaleza muerta
En los años treinta, Tamara de Lempicka dedicó mucho trabajo al bodegón de flores. Mori afirma que sus bodegones «se caracterizan por una sobriedad compositiva y por unos cromatismos muy personales». Un ejemplo de sus curiosas elecciones de color y de técnica son sus Hortensias, influenciadas enormemente por el arte japonés.

Madres e hijos
Kizette Lempicka, nacida de su primer matrimonio con el abogado Tadeus Lempiscki, fue motivo de inspiración y modelo para su madre casi desde su nacimiento en París. Los cuadros que representan a Kizette siempre tuvieron buena acogida de la crítica, llegando algunos a ganar menciones de honor en exposiciones conjuntas.
En la exposición del Palacio de Gaviria podemos ver un bonito conjunto de dos cuadros, uno de Kizette Lempicka y otro de Malvina Decler (abuela). Se aprecia el paso del tiempo y la importancia de las relaciones familiares.

Alfonso XIII
El retrato de Alfonso XIII por Tamara de Lempicka durante el exilio de este en Italia en 1934 es uno de los grandes descubrimientos de Gioia Mori. Pintado en una pequeña tabla de viaje, no se sabía nada de él más allá de las entrevistas que la propia Lempicka concedió cuando el rey exiliado murió en 1941. Está inacabado, y se presenta en comparación con otros retratos contemporáneos del soberano.

El manual de Historia del Arte
Los cuadros de Lempicka revelan, según Mori, un profundo estudio de la pintura italiana del siglo xv y de la flamenca del xvii. En la exposición se pueden ver reinterpretaciones de obras clásicas muy sonadas.

Tamara de Lempicka, baronesa Kuffner
Tamara de Lempicka era, además de artista, una personalidad pública. Sus famosas fiestas en el estudio de rue Méchain, sus conexiones con los artistas y famosos de dondequiera que iba, su vida social, representativa como ninguna otra de la realidad de los años veinte, ayudaron a potenciar sus intereses creativos. En esta sección se pueden observar desde fotografías de Lempicka con Salvador Dalí hasta videos del mítico músico de los veinte Glenn Miller.

Las visiones amorosas
Lempicka fue icono de modernidad en incontables ámbitos de su vida. Uno de los más sonados es su manifiesta bisexualidad, y su interés por representar a la mujer como un ser deseado y deseable fue el origen de algunas obras maestras.
Sus visions amoureuses enseñan a las mujeres de su vida. Ira Perrot, quien fue su pareja durante décadas, fue modelo del icónico Satristesse de 1923. Rafaela, una amante fugaz, inspiró el sensual La hermosa Rafaela, de 1927. Incluso Las muchachas jóvenes, de 1930, imagen central de esta muestra en Madrid, es un retrato anónimo de un abrazo prohibido.