El director Emir Kusturica y Pepe Mujica durante el rodaje del documental.

Entre Leones de Oro y red carpet, uno de los más aclamados protagonistas en la pasada edición 75 de la Muestra del Arte Cinematografico de Venecia fue José Alberto Mujica Cordano. Nunca en sus 83 años había pensado él estar en un evento así, pero nada es estándar en su vida increíble. Entre las obras presentadas en la muestra, que tratan sobre los más variados temas, dos son las dedicadas a la existencia del expresidente de Uruguay: La noche de 12 años, una película sobre su aprisionamiento, y El Pepe, una vida suprema, un documental muy sencillo e intimista en el que el mismo Mujica ofrece una perspectiva sobre su realidad presente y pasada.
A principios del pasado septiembre Pepe Mujica estuvo en gira por Italia, en festivales de literatura y conferencias en Milán, Mantova y Ravenna, presentando el nuevo libro Una oveja negra al poder. Confesiones e intimidades de Pepe Mujica, de Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz. Fue siempre bienvenido por el público italiano, en gran júbilo por el honor de encontrar a tal icono de la historia reciente. Fueron también muchos los que atendieron su llegada a Venecia el día de la primera proyección del documental, cuando marcó el red carpet del festival con el autor y amigo Emir Kusturica, quien dijo a Mujica: «Si tú no vas a venir conmigo, yo tampoco voy a ir a Venecia», y así fue.
La noche de 12 años, del director uruguayo Álvaro Brechner, quien estuvo en la sala, fue presentada el pasado 1ro. de septiembre y recibida con un aplauso de veinticinco minutos. Presenta la historia de tres prisioneros tupamaros en aislamiento por sus torturadores con el intento de volverlos locos. El autor intenta enseñar la malignidad del hombre y al mismo tiempo la fuerza de la voluntad y de la imaginación. Es una apología de la potencia de las ideas contra la crueldad de la tortura, verdades opuestas y complementarias del ánimo humano. Con un relato sencillo y empático, expresado por una fotografía pictórica combinada con una banda sonora delicada y poética, Brechner logró crear una película conmovedora, con imágenes tanto más cruentas en cuanto están inspiradas en la vida real.
El Pepe, una vida suprema, del director serbio Emir Kusturica, conmovió al público de la sala grande el pasado 3 de septiembre, luego de una conferencia de prensa intensa. «Vivimos en una época políticamente frágil. Mujica puede convertirse en una referencia global. Al menos así lo espero», afirmó Kusturica. En el documental, la cámara aborda sensiblemente al hombre Mujica, excava en su herencia, enseñando su vida, en dialéctica constante con el pasado. Muestra la relación entre Mujica y Kusturica tomando mate. La obra explora la amistad de dos almas afines, quienes conversan sobre la vida desde un punto de vista político, filosófico, estético y poético. A través de los cuentos del mismo expresidente uruguayo, Kusturica recrea el viaje de una vida, mostrando algunos momentos fundamentales, hasta llegar a su rol de líder iconoclasta global. «Mujica ha demostrado que la solidaridad es una vía posible, también en la política», comentó el director.
Entre los jóvenes italianos, José Mujica representa un ideal al que aferrarse, el guerrillero que acepta su suerte y no abandona sus certezas hasta su liberación. El hombre que, entre pocos, enseña cómo en cada momento de la vida, con mayor razón cuando todo parece perdido, es correcto aprovechar el tiempo y saber apreciar cada una de las cosas, de lo esencial, que es lo que llena nuestra existencia por grande o pequeña que sea.
Primero con una mirada cruda, mas extremamente sensible, sobre el largo aprisionamiento, y luego con la presencia física, espiritual y humana de Mujica en Venecia, el público italiano pudo seguir la experiencia del hombre que ha aprovechado su vida al máximo, cargando sobre sus hombros el peso de cada decisión, envejeciendo, enfrentando cambios epocales con el mismo ánimo de cuando todo empezó en su Latinoamérica, que, citándolo, «no tiene soluciones, tiene búsquedas».