- La fuerza de los sueños
Los sueños constituyen, no hay dudas, el mejor impulso del hombre para llegar a la cima. Desde esos terrenos intrincados del ser humano se envían señales que más tarde pueden llegar a respirar desde la realidad. En los adentros, el artista va construyendo su obra, armando su yo, que más tarde sale a la superficie transformado por su talento creador.
Los días de la 14ta. Feria Internacional de Arte de Bogotá ArtBo 2018, que paseó con mucha energía por esta acogedora ciudad escoltada de montañas entre el 24 y 29 de octubre, fueron una plataforma intensa donde los espectadores pudieron alcanzar —en el recinto ferial de Corferia, y más allá de sus límites— esa fuerza que llega de lo más profundo del hombre, mezclada con los anhelos/inquietudes/sueños, convertida en arte.
En nuestra América Latina se produce muy buen arte, desde los años cincuenta y sesenta, con todas las vanguardias, el cinetismo, el constructivismo y el neoconcretismo, que ocurrían simultáneamente en Brasil, Argentina y Venezuela. También está la experiencia mexicana previa con la figuración y el muralismo. En los años setenta, el arte conceptual de la región fue producido por excelentes artistas, y en la década de los ochenta empezó a sobresalir un poco más la experiencia artística latinoamericana, ya no con movimientos específicos, sino con desarrollos particulares. En los noventa se profesionaliza aún más, entendiéndose como inserción en el mercado y en la escena internacional, a través de la aparición de un círculo de galerías, coleccionismo e intercambio con curadores internacionales, en gran medida respondiendo más al espacio neoyorquino que al de Europa. Ya con el nuevo siglo xxi las galerías latinoamericanas se consolidan, y los artistas se posicionan un poco más.
Ejemplos cimeros de estas tendencias y movimientos volvieron a sobresalir en la Feria ArtBo 2018, que ha transformado a la capital colombiana en un punto focal del arte nuestro en particular, y del internacional, nucleando a su alrededor un interesante movimiento que ruge por toda la ciudad en octubre, de la mano de este encuentro.
El hombre ha utilizado para crear los más inimaginables materiales. Con el decursar del tiempo y los siglos, la vasta mente humana reconoce que todo sirve para hacer arte, solo hay que pasarlo por el tamiz del talento y la inspiración infinita del artista, ese ser que puede engendrar maravillas con sus manos y creatividad. Por eso cada encuentro con el arte, en estas reuniones, deviene un espacio mágico. Aquellos que tenemos la oportunidad de estar en su nacimiento y preparación alcanzamos instantes de asombro, por la originalidad de las propuestas, el esfuerzo y el amor con que artistas y especialistas las levantan, muchas de ellas en su lugar, aunque la gran mayoría ya viene terminada. Por ellas cruza el tiempo —transformado en trabajo, amor, dedicación que las hace importantes, singulares…—, amén del material u objeto. Más allá de los establecidos y conocidos, el arte contemporáneo no tiene fronteras, por eso cualquier cosa les sirve a los creadores: tizas, lápices, fragmentos de muro, café, azúcar, sogas, arena, cemento, y tantos muchos más que la lista sería interminable.
Cientos y cientos de piezas cruzaron por las miradas que se acercaron al encuentro, traídas de la mano por creadores de una veintena de países de América Latina y el Caribe, Europa y Asia, y Estados Unidos. Allí convergieron talento, creatividad, contemporaneidad, tradición, experiencias, trabajo, aspiraciones, realidades e irrealidades que se aderezan con el ingenio y la capacidad del artista para transformar el pensamiento y los sentimientos, el material o el objeto, la vida o los sueños, en una obra que lleva un fuerte peso de la personalidad y todo aquello que se mueve por los adentros del hombre. Cuando estamos en presencia de una pieza, sea escultura, dibujo, pintura, instalación, grabado, objeto, video…, vemos un producto terminado, algo que cobró vida después de horas y horas de incesante laboriosidad, de la mano y la mente, y también matizado por algo extraño, interno, profundo que yace en lo más íntimo del ser humano. Cada pieza es parte de la vida del que la crea, es algo suyo, propio, una pertenencia que va más allá de todo lo que uno puede calcular, porque el pensamiento humano es vasto. Las obras son, pues, reflejos, señales, inspiraciones que llevan el ADN creativo de quien las forja.
Un arte genuino, humano
Cada año, desde 2004, vienen aquí destacadas figuras del arte junto con otros nombres más cercanos que tienen ya un espacio en el altar del arte latinoamericano y mundial. Ellos proyectaron nuevamente su subjetividad sobre los productos del kitsch, enriquecieron el quehacer plástico del área con sus novedosos
performances y arte povera, matizaron de conceptos visuales las más variadas obras, instalaron ideas, grabaron tradiciones, dibujaron vidas, pintaron el tiempo con sus matices creativos, respiraron entre formas y colores las tecnologías más contemporáneas, y elaboraron proyectos de sus propias comunidades a la manera del arte.
ArtBo 2018 resultó un reflejo casi perfecto de este quehacer, una puerta abierta, bien ancha, a la creatividad, desde las setenta galerías representadas este año en la Feria, de países como Argentina, España, México, Estados Unidos, Canadá, Perú, Colombia, Venezuela, Uruguay, Dinamarca, Alemania, Brasil, Francia, Inglaterra, Turquía, Italia, Portugal, República Dominicana… Cuba estuvo presente en sus dos stands de la empresa Génesis por los artistas Javier Castro, Frank Mujica, René Francisco y Liset Castillo (galería La Acacia), y Adrián Fernández, Osvaldo González y Ángel R. Ricardo Ríos (galería Servando). En general, todas las instituciones reforzaron su característica creadora, porque trajeron sus nóminas, figuras importantes, maestros y jóvenes talentos latinoamericanos que conformaron un arcoíris visual de lo que se ha hecho y lo que se produce hoy aquí, poniendo de relieve la singularidad de lo realizado en las más diversas manifestaciones y tendencias. Entre los artistas cubanos que participaron también en la sección Principal se contaron Carlos Garaicoa, con Galería Elba Benítez (España) y Luisa Strina (Brasil), y Wifredo Lam (Leon Tovar Gallery, Estados Unidos).
Cruzar las miradas por los espacios fue reconfortante. En muchos de ellos, contrariamente a lo sucedido en ediciones anteriores, se observaba una mirada introspectiva al hombre, a su entorno natural, lejos de las tecnologías más avanzadas. Muchas piezas utilizaban materiales de desecho, otros salidos de lo más profundo de la naturaleza, enfocando aspectos cruciales para la vida en la Tierra en este siglo xxi: la ecología en primer lugar, y la lucha del ser humano dondequiera que esté para salvar la casa común que nos acoge. Por esta cuerda podemos citar a John Nomesqui (galería Aurora-Espacio para el arte y el diseño), con su instalación Árbol blanco II, realizada en tejido hecho con hojas de cuaderno y tronco de árbol natural, que causó admiración por la honestidad/lirismo de su propuesta; Carlos Irijalba (galería Juan Silió, Santander, España) con sus fotografías Walls —impresiones en tintas pigmentadas sobre algodón, que resultan gritos de alarma y sensibilización para conservar los paisajes y los espacios esculpidos por la madre natura— en contra de la devastación del entorno.
Un toque de la elegancia y grandeza de los maestros acercó nombres como los de los escultores Eduardo Ramírez Villamizar y Edgar Negret (Colombia), Julio Le Parc (Argentina), Carlos Cruz-Diez (Venezuela) —que saludaba a la entrada de ArtBo 2018 con una inmensa instalación multicolor con sus rasgos cinéticos—, Ana Mercedes Hoyos (Colombia), Liliana Porter (Argentina), Fernando de Szyszlo (Perú)…, junto con esos jóvenes que siguen sus pasos y colman de admiración los espacios con entregas donde se reúne, en un mismo trabajo, contemporaneidad/tradición. Son muchos los nombres que no cabrían en este corto espacio. La Feria distinguió, con lucidez de diseño/calidad, otras áreas, además de la Principal: Proyectos, Referentes, Sitio, ArteCámara, Foro, Publicaciones, Libro de Artista y Articularte, donde el público encontró muchas más sorpresas visuales.
La directora de ArtBo, María Paz Gaviria, expresó: «No queremos que esto sea solo un espacio para el arte nacional, sino también internacional; que se resalte lo mejor de Colombia, de Latinoamérica y del mundo. En esa medida, se ha enfocado mucho en la calidad de esta selección, para que haya galerías que manejen arte moderno e histórico, y de esta forma los bogotanos queden inmersos en diferentes expresiones de las artes plásticas».
Arte por Excelencias en Artbo 2018
La revista Arte por Excelencias ocupó, por tercera ocasión consecutiva, un singular y atractivo espacio en la sección de Publicaciones, junto a medios tan importantes como la revista colombiana Art Nexus, la revista Terremoto (México), Arte Al Límite (Chile), Hechizo, Exclama, Acoarte, Artecircuito, el periódico Arteria, entre muchos otros del país anfitrión, y otras publicaciones representando museos de Colombia (Pereira, Nacional, Antioquía…), editoriales y otras instituciones. Ataviada en el stand por afiches que dan muestra de la diversidad cultural de la mayor de las Antillas —del Ballet Nacional de Cuba, liderado por la figura de Alicia Alonso, de primeros bailarines de la compañía, y del Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso, que estaba a las puertas—, fue un potente imán que despertó el interés de los espectadores que por allí pasaban. Luego, encontrar ese tesoro cultural/artístico en las elegantes páginas de la revista Arte por Excelencias, del grupo español Excelencias —su director José Carlos de Santiago participó con todo éxito en esta edición—, atraía aún más la atención. Y también se sumaban estudiantes de ballet o arte que han pasado por Cuba para estudiar y recibir talleres de creación en el Instituto Superior de Arte, el Ballet Nacional de Cuba o las Escuelas Nacionales de Danza; turistas que han llegado aquí buscando cultura, otros que han recibido atención en hospitales cubanos, o destacados artistas que han sido invitados a las Bienales de La Habana o a muestras en disímiles instituciones cubanas, incluso en Casa de las Américas.
El stand de Arte por Excelencias alumbró con sus páginas también a especialistas, personalidades de la política, cultura y arte, promotores, directores, coleccionistas y artistas de las diversas esferas, despertando interés en el público presente por su calidad, tanto formal como conceptual, los temas difundidos en sus distintas secciones, así como las personalidades que han encontrado en sus páginas, sin olvidar temáticas referentes a la vida de las ciudades, los hombres/mujeres de esta región, que es su razón de ser, lo que habla de la labor de su equipo para entregar trabajos que atrapen al lector.
Más allá de las estrechas fronteras de Corferias, el arte desbordaba otras ferias satélites que en esos días llenan rincones de la ciudad: Bogotá Arte-Barcú, Feria del Millón, Artchicó, Odeón intensivo… Junto a las muestras abiertas en diferentes galerías, museos y centros alternativos de la ciudad, demuestran en mayúsculas que, en octubre, el arte está de feria en Bogotá.