Los 500 años de hermosa historia que la ciudad de La Habana está a punto de cumplir se premian con la inauguración este agosto de una nueva joya arquitectónica y turística. Se trata del Hotel Packard, ubicado en el icónico Paseo del Prado, sitio privilegiado en La Habana Vieja con vista al mar y acceso inmediato a las zonas más importantes de esta antigua parte de la capital.
Será el segundo hotel de lujo con categoría 5 estrellas plus en el país, luego de que el pasado año viera la luz el Hotel Gran Manzana Kempinski. Pero no será el último, pues para 2019 está prevista la apertura del exclusivo hotel Paseo del Prado. Así estos cinco siglos de la ciudad maravilla tendrán tres edificaciones que servirán de plataforma para promover la cultura, gastronomía e historia de tan fecunda tierra.
El Hotel Packard está situado en un lugar donde desde 1911 existió el Hotel Biscuit, el cual cambió su nombre por el actual veinte años después. Ahora renace gracias al proceso constructivo iniciado en diciembre de 2015, con la inversión de la empresa local Inmobiliaria Almest y la construcción de la Asociación Económica Internacional, fusión de la Unión de Construcciones Militares y de Bouygues, constructora francesa de primer nivel mundial. De esta manera, se convertirá en un moderno hotel de diez niveles y 321 habitaciones, de las cuales las más lujosas se ubican en los tres últimos.
Se ponen a punto dormitorios de tres de los niveles, que al igual que los demás serán entregados a la estatal Gaviota y a la cadena española Iberostar, encargadas de su administración. Entre sus cualidades contará con un gimnasio, un SPA con servicio de belleza, una piscina en el sexto nivel, varias tiendas, salas de reuniones, restaurantes, bares y demás comodidades. Todos los espacios están diseñados para ofrecer servicios propios de un hotel de semejante categoría.
La instalación tendrá un parqueo semisoterrado, el cual contará con todos los requerimientos para evitar penetraciones del mar en caso de fenómenos naturales. Además, dispone de sensores de presencia para el ahorro energético, así como de carpintería insonorizada con el fin de que los clientes puedan disfrutar del confort de sus habitaciones sin el bullicio de esa concurrida zona de la ciudad.
En la construcción se tuvo en cuenta la conservación de elementos de la fachada hasta el cuarto nivel en dos de sus lados, debido a su valor arquitectónico, por lo que el diseño mezcla tradición y modernidad en un balance que, lejos de ser incómodo a la vista, impacta por su belleza heterogénea, la misma característica que la ciudad conjuga en el devenir histórico de su arquitectura, que luego de tantos años ha visto cómo las añejas construcciones conviven con otras más modernas, que además de aportar frescura y dinamismo, señalan que la capital cubana manifiesta su patrimonio como un fenómeno en constante desarrollo y búsqueda de perfección.
La Habana tiene otro motivo para festejar su medio milenio: a partir de agosto abre nuevamente sus puertas al mundo una famosa instalación hotelera que visitaron personalidades como Marlon Brando y Pablo Neruda.