- Un trébol teatral de cuatro hojas
La última puesta del colectivo holguinero Trébol Teatro -fundado en 2004 por el joven dramaturgo y actor Yunior García Aguilera-, titulada Jacuzzi, con dirección, texto y actuación de Yunior, además de los actores Víctor Garcés, Yanitza Serrano y Heidy Torres, ha sido merecedora de muchos de los más importantes reconocimientos en la escena teatral cubana, entre ellos el Premio de la Ciudad de Holguín 2016 a Mejor puesta en escena, Mejor actuación masculina y Mejor actuación femenina; dos nominaciones, 2017 y 2018, al Suceso Cultural del Año en Holguín; una nominación al Premio Caricato como Mejor puesta en escena; otra al Premio Llauradó para Víctor Garcés como Mejor actor; el Premio Aire Frío como Mejor espectáculo joven del 2017, y el Premio Villanueva de la Crítica entre los mejores espectáculos del año presentados en Cuba. Además, la presencia en importantes festivales, como el de Teatro de La Habana, Mayo Teatral, Traspasos Escénicos… y próximamente el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz, España.
«Jacuzzi parte de una necesidad urgente de expresar y comunicar lo que nos estaba molestando, lo que nos estaba incomodando; de esa incomodidad personal y de una manera de salvar esa molestia desde la franqueza; de replantear nuestros problemas reales, no los de otros; no los problemas de un país, sino los problemas personales nuestros, como seres humanos, como individuos particulares, y creo que eso fue lo que marcó el éxito luego, porque en esa individualidad había una especie de arquetipo social del ser nacional, y eso fue lo que quizá trajo el impacto posterior», comenta Yunior, becado por el Royal Court Theatre de Londres. «Jacuzzi hizo que la mayor parte de los críticos del país, y el público, miraran hacia Holguín y notaran que estamos haciendo un teatro dramático interesante enfocado hacia los jóvenes y los adultos».
Trébol Teatro ha tenido dos etapas, nos dice. La primera cuando él se graduó de actuación en la Escuela Nacional de Arte (ENA) y regresó a Holguín a hacer su servicio social en el grupo Alasbuenas, mientras esperaba incorporarse a estudiar Dramaturgia en el Instituto Superior de Arte (ISA). Alasbuenas hacía teatro para niños y a él le interesaba realizar un teatro dirigido a jóvenes y adultos. Entonces escribió un espectáculo titulado Malos presagios y lo montó junto a la actriz Dayana Puig. «Al año siguiente, ya con más actores, hicimos Baile sin máscaras. Estos dos espectáculos, que tuvieron ciertos resultados en festivales nacionales, entre ellos el Nacional de Pequeño Formato de Santa Clara, hicieron que se despertara el bichito de una producción de teatro para jóvenes en específico, en una ciudad donde generalmente no se hacía este tipo de formato», añade el también autor de guiones de series, telefilmes y telenovelas como Latidos compartidos, Ni pocos ni locos y SOS Academia.
Tras un periodo de receso, Yunior comenzó a montar espectáculos en Alasbuenas. «En 2009, un grupo de jóvenes decidimos separarnos y hacer un colectivo aparte, al que nombramos Trébol Teatro. La obra con la que salimos a escena fue Cierra la boca», rememora el también realizador audiovisual de Fuga, Infraganti y Cerdo.
«Dos tendencias han venido marcando la línea de Trébol Teatro: por un lado hacemos comedias divertidas, dirigidas a un público joven, coloridas, como Cierra la boca o Pasaporte, y por otra parte nos interesa tocar aspectos duros y conflictivos de la sociedad, que generan cierta polémica, ese es el caso de Asco y también de Jacuzzi. Aunque Jacuzzi toca elementos de las dos vertientes que veníamos siguiendo», añade Yunior.
«Si fuera a caracterizar a Trébol en todo este tiempo, diría que sus particularidades fundamentales han sido: hacer obras destinadas sobre todo a los jóvenes, que toquen aspectos sensibles de la sociedad y que hagan reflexionar al público que se relaciona con ellas, pero sin olvidar elementos como la comedia, y el pastiche, y, sobre todo, enfocados al trabajo del actor. El actor es el protagonista absoluto del hecho teatral. Los textos han estado pensados para el actor y la dirección del espectáculo en función también de él. En mi caso, en que muchas veces tengo una triple función -actor, director y dramaturgo-, siempre el actor gana en ese juego».