«Porque mis ojos se han hecho
para ver las cosas extraordinarias.
Y mi maquinita para contarlas.
Y eso es todo».

Pablo de la Torriente Brau

Sucre, capital del Departamento de Chuquisaca, en Bolivia, es conocida también como la ciudad de los cuatro nombres: Charcas, La Plata, Chuquisaca y Sucre. Se dice que es la capital oficial del Estado Plurinacional de Bolivia, pues en ella radica su poder judicial.
La magnificencia de esta urbe se revela en su arquitectura milenaria, como el Cementerio General de Sucre, primer camposanto patrimonial del país, y el más importante. En la entrada se puede leer: Hodie mihi cras tibi («Hoy por ti, mañana por mí»).
Además de sus hermosos jardines, fastuosos panteones y las prominentes figuras de la política y la cultura boliviana que descansan en él, este cementerio tiene una particularidad: hay centenares de niños, adolescentes y jóvenes que trabajan como escaleristas —para alcanzar las flores hasta los nichos altos—, rezadores —personas  ciegas o niños a los que se les considera almas puras que invocan oraciones a pedido de los familiares de los sepultados— o guías que te recorren el cementerio contando su historia.