PANAMA CANAL RAILWAY. Un ferrocarril con historia.
Hacia 1855, Colón y el ferrocarril de Panamá constituían el inicio del gran sueño de riquezas que prometían las minas de oro del oeste de los Estados Unidos. Los decididos exploradores llegaban por cientos al todavía modesto puerto del Caribe panameño para viajar en tren 47 millas hasta el otro lado del istmo y reemprender viaje a California. El ferrocarril transcontinental revolucionó las rutas comerciales y para Panamá fue un huracán que cambió todo –la ciudad creció, fue más puerto que nunca y de las mulas del Camino de Cruces y las piraguas en el río Chagres, se pasó al ritmo de las máquinas de vapor. Los panameños conocieron nuevas costumbres traídas por chinos, italianos, irlandeses, malayos, negros antillanos; y se consolidó el ferrocarril de costa a costa a través de la misma ruta descubierta por Vasco Núñez de Balboa en 1513 y que trazara Pedrarias Dávila en 1519, como la mejor y más cercana. Pero como en toda buena historia, hubo también momentos malos, como el episodio de la Tajada de Sandía desencadenado por un pistolero en 1856 que se negó a pagarle a un vendedor del camino por el trozo de fruta y, además, le insultó y humilló. El incidente derivó en fuertes disturbios, cuando la continua presencia de extranjeros había exacerbado los sentimientos nacionalistas de los panameños. En 1874 el ferrocarril transcontinental de los Estados Unidos, prácticamente paralizó a su homólogo de Panamá; si bien, con la aparición de los franceses en 1877 para los trabajos de construcción del Canal, sus servicios fueron reanimados. Los galos abandonaron las obras, que fueron retomadas por los norteamericanos e hicieron del ferrocarril un gran aliado. La vía interoceánica fue inaugurada en 1914 y eclipsó al ferrocarril que apenas quedó para conectar ciudades y poblados en los que residían trabajadores del Canal. En 1998, Panama Canal Railway Company, proyecto conjunto entre Kansas City Southern, un Ferrocarril Clase I y Mi-Jack Products, líder operador independiente de terminales intermodales en América del Norte, ganó una concesión de 50 años para reconstruir y operar la vía férrea. Tras una inversión de 80 millones de dólares, vuelve a transportar pasajeros y carga, con capacidad para 10 trenes en cada dirección cada 24 horas, la perspectiva de aumentar a 32 viajes por día y una capacidad actual de mover 500 mil contenedores al año –que llegarán a los dos millones en el futuro. Para muchos, su interés turístico también resulta significativo, por los confortables vagones con ventanas panorámicas y el lujoso vagón con techo de vidrio que regala el placer encantador de atravesar este país de costa a costa, sin perderse un solo detalle del camino.