- FIHAV 2017 Marca nacional
PRODUCIR PARA EXPORTAR Y SUSTITUIR IMPORTACIONES, UNA APUESTA SEGURA PARA EL INVERSIONISTA EXTRANJERO EN CUBA, Y EN LA QUE ACUMULA INICIATIVAS MUY EXITOSAS Y PROMETEDORAS
El incremento de la producción de bienes, y por consiguiente el aumento de las exportaciones de mercancías, continúa siendo asignatura pendiente para la economía cubana, que permanece arrastrando un crónico déficit en la balanza comercial. Es este un problema estructural viejo, muy viejo.
Sin abandonar los nichos económicos de los que se había dotado a lo largo de su historia, como la exportación de azúcar, tabaco, ron y minerales, entre 1960 y 1989 el país inició un gigantesco proceso de desarrollo industrial y agropecuario, y a la par una mejoría nunca antes vista en el bienestar social.
La adquisición de fondos en condiciones propicias, la compra de fábricas, de maquinarias y de equipos industriales, agropecuarios y para otras áreas productivas y de los servicios, fueron sostenidas por los estrechos vínculos con la extinta Unión Soviética y los países socialistas, agrupados a través del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), al que Cuba ingresó a inicios de los años 70 del pasado siglo.
También favorecieron en el período las facilidades crediticias otorgadas por entidades de las naciones del entonces conocido como «mundo capitalista». Un «boom» que más «a la corta que a la larga» condujo a la crisis de deuda externa de los países del llamado Tercer Mundo.
El resultado esperado de las inversiones –y por consiguiente los endeudamientos– emprendidas en la primera etapa de la Revolución era el incremento de la producción nacional, de las exportaciones y del nivel de vida la población en su rumbo hacia el desarrollo y el socialismo, que a su vez sería sostenido, según las ideas de la época, por la complementariedad entre las naciones del bloque liderado por la URSS.
La etapa no estuvo exenta de fallas, como las excesivas dilaciones en los procesos inversionistas, y más aún los errores de política económica, como la copia acrítica de esquemas instituidos en naciones diferentes: con otras circunstancias económicas, culturales, idiosincráticas y mayores recursos.
A pesar del sostenido déficit en la balanza comercial durante casi los treinta años anteriores, las tensiones eran paliadas, empero, por los favorables términos comerciales de entonces, cuando el azúcar –principal rubro exportador de la nación antillana– era pagada por esos países a precios justos: producir azúcar de remolacha en Rusia, por ejemplo, era mucho más oneroso que los desembolsos a favor de Cuba por el producto.
La implosión de la URSS y el campo socialista europeo a finales de los años 80 e inicios de los 90 del siglo XX, provocó un giro de 180 grados en el panorama económico y social del país, sus metas de desarrollo, y las exportaciones.
Comenzaría en Cuba la etapa histórica denominada «Período Especial en tiempos de paz», una difícil situación económica y de estrecheces materiales para la población, que en sus primeros años acumuló una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de alrededor del 35 % en comparación con 1989, y el dólar se cotizó de siete pesos (CUP) por un USD en aquel año, a más de 120 CUP por USD en 1993.
Cuba se levanta
Las acertadas políticas económicas implementadas en los años 90 de la anterior centuria permitieron al país caribeño ir superando los momentos más difíciles. Audaces y muchas fueron las decisiones de entonces, incluyendo la apertura a la inversión extranjera directa, que en la etapa permitió la instalación de más de 400 de esos emprendimientos.
Más adelante, adentrándose en el siglo XXI, el país también logró un cambio en la estructura regional de sus importaciones y exportaciones, que ahora se sitúa en el continente americano, teniendo a Venezuela, Brasil, México y Argentina como sus principales socios comerciales.
Los tiempos más duros quedaron atrás hace algunos años. Cuba se enrumba nuevamente hacia el desarrollo. Desde 2011 se guía en ese propósito por la llamada Actualización del modelo económico y social, una doctrina resumida en los Lineamientos económicos y sociales aprobados en el VI Congreso del Partido, los que fueron renovados en el VII, realizado en abril de 2016.
Las exportaciones de mercancías, sin embargo, continúan siendo bastante menores que las importaciones. La imposibilidad aún de incrementar la producción de bienes, y por tanto aumentar las ventas en el mercado mundial, constituye el nudo gordiano de la economía cubana, ese que atenaza una balanza comercial que solo alivia la exportación de servicios altamente profesionales como los médicos, además del turismo.
Descapitalización del plantel industrial, insuficiente disponibilidad de divisas, pérdida de cultura profesional, están entre las causas reales que aún retrancan el despegue en este crucial factor para su desarrollo económico y social, sin desestimar los errores de política económica que también recientemente se han cometido.
Este panorama está constreñido, a su vez, por el bloqueo económico, financiero y comercial del gobierno de EE.UU. contra Cuba, que es su principal obstáculo para el desarrollo. El impulso y entusiasmo a nivel internacional que generó la apertura bilateral de diciembre de 2014 a instancias de los presidentes Obama y Castro, fueron un botón de muestra del interés que genera el archipiélago en el área productiva y de los servicios. ¿Qué pasaría si no hubiera bloqueo?
En campo exitoso
Entre 2010 y 2014 Cuba tuvo un «interesante» ascenso en sus exportaciones, en especial por los intercambios mutuamente ventajosos con Venezuela, país que ha estado sometido a un severo episodio de inestabilidad política, económica y social interno y externo que al parecer va amortiguándose.
Durante 2016 el país exportó, no obstante, mercancías por 2 317 millones de dólares, mil millones de pesos menos que en 2015. Y este 2017, por poner un solo ejemplo, se dejarán de percibir unos cien millones de dólares por azúcar no producida y, por tanto, dejada de exportar, según explicaba el vicepresidente del Consejo de Ministros y ministro de Economía y Planificación, Ricardo Cabrisas, en la sesión de julio pasado de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento).
El veterano ejecutivo de las relaciones económicas internacionales decía entonces que para este año se imponía «realizar un esfuerzo superior en cumplir con las exportaciones y sus ingresos, para evitar mayores desproporciones en la balanza» comercial, una certeza que, sin dudas, ha de servir para hoy, pero también para los años por venir.
El sector exportador de Cuba, tanto para el mercado internacional como en frontera, ha sido, sin embargo, muy propicio para la inversión extranjera directa (IED). Es una apuesta segura en la que esta acumula iniciativas muy exitosas.
Según las últimas informaciones oficiales sobre el quehacer de la IED aquí, al cierre de 2015 la empresa mixta y el contrato de asociación económica internacional son las modalidades preferidas para los hombres y mujeres de negocios foráneos, en tanto los contratos de administración hotelera ocupan un lugar importante.
La Cartera de Oportunidades de Inversión Extranjera 2016-2017 explica al respecto que el sector más atractivo para el capital extranjero ha sido el turismo, seguido por las actividades de minería y energía, y la industria.
En 2015 los negocios en los que interviene el capital externo tuvieron ventas por unos 4 500 millones de CUC. En el mercado interno facturaron 2 200 millones de CUC. En el mercado exterior vendieron 2 300 millones de dólares, de donde importaron 1 900 millones de dólares; es decir, al contrario del comportamiento general de la economía, tuvieron un saldo positivo en el balance comercial (300 millones de USD).
Los guarismos muestran claramente cuánto Cuba puede aportar al inversionista extranjero y cuánto los hombres y mujeres de negocios de otros países pueden ofrecer a Cuba. Sin dudas, la necesidad es mutua, es la marca nacional.
Los nichos de Cuba
Los productos medicinales y farmacéuticos (un sector nuevo que empezó a desarrollarse a inicios de los años 80 del pasado siglo), los minerales –liderados por el sector niquelífero–, el azúcar, el tabaco y el ron están entre las principales exportaciones de Cuba.
También hay que agregar –con peso fuerte– los derivados del petróleo que ha estado produciendo durante alrededor de una década la empresa mixta cubano-venezolana que opera la refinería de Cienfuegos. No obstante, como los precios de los hidrocarburos han caído estrepitosamente en los últimos tres años, esto ha impactado con severidad el monto en valor y en volumen de las exportaciones cubanas.
Importar para producir
Los bienes intermedios ocupan la estructura mayor en las importaciones del país. Según expertos, un punto de crecimiento en el PIB requiere incrementos de entre 2 y 3 % de las importaciones con respecto al año que le preceda, por lo tanto, esta sigue siendo también una condición para aumentar las exportaciones.
Al servicio
Desde el año 2004 y hasta la fecha, la balanza comercial de bienes y servicios ha sido superavitaria para Cuba, en primer lugar por la exportación de servicios profesionales, especialmente en el área de la medicina. Empero, los índices de crecimiento del turismo entre 2015 y lo que va de 2007, hacen prever que la industria de los viajes y el ocio gane en más protagonismo. Hoy, de hecho, es el sector más dinámico de la economía.
Diversificando exportaciones
En 1994, en pleno período Especial, la nación salió de la sima de la recesión provocada por la implosión del socialismo en la extinta Unión Soviética y los países socialistas del este y el centro de Europa. Ese año tuvo un crecimiento de 0,7 % en el PIB, un ritmo al alza que logró sostener hasta 2015.
En 2016, el PIB declinó -0,9 %, a causa de limitaciones financieras por la caída en los ingresos de las exportaciones ante la disminución de los precios de los principales rubros, y por restricciones en el suministro de combustible.
La situación del pasado año fue agravada con el paso del huracán Matthew por el extremo oriental del archipiélago: provocó afectaciones económicas por 2 430 millones de dólares.
En los años que van de siglo XXI, una característica fundamental de la economía ha sido su cambio de estructura, donde el sector terciario ha logrado la hegemonía, con la exportación de servicios profesionales y el auge del turismo.