- Cuba, renovadas oportunidades para la inversión extranjera
UN PAÍS DONDE LOS HOMBRES Y MUJERES DE NEGOCIOS DE OTROS LARES SON UNA COMPAÑÍA PARA SIEMPRE, CON BASE EN EL RESPETO, LA AMISTAD Y EL BENEFICIO MUTUO
El año 2017 comenzó de forma rotunda a favor de la inversión extranjera en Cuba. El mismo presidente Raúl Castro se encargaría de poner los puntos sobre las íes en diciembre último en la sesión ordinaria del principal órgano estatal del país, la Asamblea Nacional, donde llamó a «profundizar en las deficiencias y errores cometidos en el pasado» en relación con este fundamental agente de desarrollo, «para nunca más repetirlos».
«Concedemos gran importancia a la necesidad de dinamizar la inversión extranjera en Cuba», decía el Jefe de Estado, quien reconoció no estar satisfecho con lo logrado en esta esfera «y que han sido frecuentes las dilaciones excesivas del proceso negociador». Y enfatizaba: es «preciso superar de una vez y por siempre la mentalidad obsoleta llena de prejuicios contra la inversión foránea».
Sin medias tintas, como es característico en el mandatario cubano, agregaba a seguido que para «avanzar resueltamente en esta dirección, debemos despojarnos de falsos temores hacia el capital externo; no vamos ni iremos al capitalismo, eso está totalmente descartado, así lo recoge nuestra Constitución y lo mantendrá, pero no debemos cogerle miedo y ponerle trabas a lo que podemos hacer en el marco de las leyes vigentes».
De marzo de 2014, cuando el Parlamento antillano aprobó la nueva Ley de la Inversión Extranjera (Ley 118), a noviembre de 2016, en ocasión de la 34ª Feria Internacional de La Habana, solo se habían aprobado 83 nuevos proyectos con capital foráneo, por un valor que superaba los 1 300 millones de dólares.
El monto negociado en el bienio estaba muy lejos de las intenciones del país, que planteo adjudicarse entre 2 000 millones y 2 500 millones de dólares anuales a través de la inversión extranjera directa (IED), y así contribuir a un crecimiento anual del producto interno bruto (PIB) en los tiempos por venir de entre un 5 y un 7 %, la posibilidad más propicia para enrumbar a Cuba hacia el desarrollo.
De los 83 proyectos aprobados en aquel período, 14 correspondían a negocios ya establecidos y 69 eran nuevos emprendimientos, de estos, 15 en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM) y 54 en el resto del territorio nacional.
Según el Plan de la Economía para 2017, la IED continuaría en el presente año siendo muy baja en su participación respecto a la inversión total: solo el 6,5 % de lo previsto por este concepto. Al analizar la cifra, Ricardo Cabrisas, vicepresidente del Consejo de Ministros y titular de Economía y Planificación, decía en la Asamblea Nacional de diciembre que aún no se lograba «que la inversión extranjera desempeñe un papel fundamental en el desarrollo económico del país».
Seis meses después, el mismo Cabrisas informaba –en la sesión ordinaria del Parlamento de julio pasado– que en ese lapso se habían «aprobado reinversiones en dos negocios en ejecución y 11 nuevos, de ellos: 5 en la Zona Especial de Desarrollo Mariel y 6 fuera de dicha zona». A continuación afirmó que «estos nuevos negocios totalizan montos superiores a los 1 346 millones de dólares».
Tiempos difíciles, tiempos de prueba
El 2017, sin dudas, ha avanzado de manera rotunda a favor de la inversión extranjera. No ha sido, empero, un año fácil.
El Plan de la Economía para el tiempo que corre propuso un crecimiento del PIB del 2,2 %. Era una empresa muy tirante en sí, más todavía cuando quedaba atrás un 2016 en el que ese indicador global había caído, según estimados, en un 0,9 %, la primera recesión del país en 23 años.
Datos preliminares señalan que al cierre del primer semestre de 2017, el PIB a precios constantes creció alrededor del 1,1 %, un resultado discreto pero positivo en el que incidieron el turismo, las construcciones, el transporte, las comunicaciones y la agricultura no cañera.
Como había advertido el gobierno, la economía en la etapa se había estado desenvolviendo en medio de una tensa y persistente situación con la disponibilidad de divisas, de los combustibles, y el nivel de las deudas bancarias. El descargo gubernamental ante los legisladores cubanos en julio pasado fue explícito en lo relativo a la gestión del sector externo.
Al cierre de junio último, los ingresos externos se incumplieron en 417 millones de dólares, lo que fue agravado por la importación de casi 100 millones de dólares en combustibles adicionales al plan.
Con respecto a las importaciones totales para el año, se preveía incumplimientos superiores a los 1 500 millones de dólares, debido a las dificultades en la utilización de los créditos, limitación en la asignación de liquidez, deudas por cartas de créditos vencidas y no pagadas, y deficiencias en el proceso de contratación.
La seriedad y responsabilidad del país permitió, no obstante, que en el primer semestre se realizaran pagos de deudas por 2 306 millones de dólares, dando prioridad a los reordenamientos de años anteriores, los créditos gubernamentales, y los suministradores de alimentos y otros productos, la zafra azucarera y los que garantizan nuevos embarques de mercancías con destino a varios organismos e instituciones.
Se continuaron, a su vez, las gestiones para mejorar los pagos de deudas a los proveedores y la ejecución de los créditos comerciales; se agradecía la comprensión y confianza de los acreedores; y se reiteraba la firme voluntad y decisión del gobierno de resolver de manera paulatina –de acuerdo al comportamiento de la economía– los compromisos contraídos.
La situación arriba descrita estuvo agudizada, asimismo, por el complicado entorno internacional; las delicados conflictos políticos y sociales en países de América Latina, en especial en Venezuela; y el agravamiento del bloqueo económico, comercial y financiero de la Casa Blanca contra la Isla.
Azotes de la naturaleza
Otro escollo difícil en el primer semestre fue la agudización de la sequía, que ha azotado al país por casi tres años.
El evento climático se cebó «con ganas», por ejemplo, en los cañaverales, que rindieron menos toneladas de las esperadas. Aunque incidieron aspectos organizativos y materiales, la zafra azucarera 2016/2017 incumplió el plan en un 14 %.
Las exportaciones del sector fueron de 506 662 000 dólares, pero como se dejaron de fabricar 300 000 toneladas del endulzante, nos privamos de obtener unos 100 millones de dólares.
Aunque con bastantes tensiones y presiones, la economía nacional en este segundo semestre marchaba. Debía remontar el comportamiento de la primera parte del año para frisar los planes de crecimiento. El huracán Irma, con su fuerza avasalladora, generó, sin embargo, otro escenario.
El ciclón tropical recorrió buena parte de la franja norte de la Isla, fundamental para la vida económica del país. Concentra parte importante del plantel industrial; es la principal área minera; de allí se extrae el mayor volumen de petróleo y gas; están los principales polos turísticos; seis de las ocho termoeléctricas de la nación se ubican en esos lares; florecen en ella grandes plantaciones, y pastan y crían los más variados ganados; los asentamientos poblacionales suman cientos y millones las personas que viven en esa geografía.
De 2001 a 2016 afligieron al archipiélago 16 huracanes. Dejaron pérdidas por 28 168 millones de dólares. Al cierre de esta edición, todavía no se habían ofrecido datos preliminares sobre las afectaciones económicas provocadas por Irma, el evento 17 de este tipo que afecta a Cuba en lo que va de siglo, y el más poderoso que se ha generado en la cuenca del Atlántico en los últimos cien años.
Por el tiempo en que demoró en pasar y el largo recorrido que hizo, solo otro ciclón se le parece, el Ike, que provocó perjuicios materiales por 7 325 millones de dólares. Irma, empero, fue más severo. Entró a la Isla con categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, y más de 50 horas después la abandonaba con categoría 3. Toda su furia la descargó aquí.
Amigos para siempre
Larga es la lista de problemas y obstáculos que ha tenido que enfrentar Cuba, desde siempre y en los últimos años, pero continúa siendo una sociedad estable, segura, instruida, laboriosa, que mantiene el consenso mayoritario de la ciudadanía alrededor de su modelo político, económico y social.
Es una nación donde los socios extranjeros no son una apuesta coyuntural; sino una compañía para los tiempos, con base en el respeto, la amistad, lo legislado y el beneficio mutuo.
Según han anunciado las autoridades, en el contexto de esta 35 edición de la Feria Internacional de La Habana se presentará la actualización de la Cartera de Oportunidades de Negocios con capital extranjero. La misma –se ha dicho– reconoce más de 450 proyectos en diversos sectores de la economía.
El año 2017 comenzó, avanzó y se mantiene, de forma rotunda, a favor de la inversión extranjera en un país que pese a sus dificultades –o tal vez por ellas– se acrecienta. Son tiempos difíciles, tiempos de prueba, de esos tiempos en que se hacen amigos buenos y para siempre.