¿Mal necesario o necesidad?
LA INTERROGANTE QUE DA TÍTULO A ESTE TRABAJO SIEMPRE HA TENIDO UNA EXPRESIÓN EN LA CONCIENCIA COLECTIVA DEL PUEBLO CUBANO. NADA MEJOR PARA DILUCIDARLA QUE ACUDIR A ORLANDO HERNÁNDEZ, PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE COMERCIO DE LA REPÚBLICA DE CUBA
En sus ya 35 años de funcionamiento, la Feria Internacional de La Habana ha pasado por diferentes momentos y ha tenido distintos significados y proyecciones. Las ediciones fundacionales tuvieron lugar en los años 80 del pasado siglo, en momentos en que la correlación económica mundial mantenía un delicado pero existente equilibrio, con la presencia de la extinta Unión Soviética y el campo socialista.
En aquellos tiempos, que coincidían con los puntos más álgidos de la Guerra Fría, Cuba basaba sus relaciones internacionales y económicas casi exclusivamente con la URSS y los países de Europa del Este. Apenas el diez por ciento del comercio de la Isla quedaba fuera de ese ámbito que, según algunas teorías, consistía en un «comercio administrado» en el que los gobiernos suscribían acuerdos y posteriormente las empresas estatales ejecutaban los proyectos a partir de los protocolos rubricados.
La primera Feria Internacional de La Habana, que se inició con una pequeña exposición en los locales del Palacio de Convenciones, no tenía como objetivo mostrar el comercio bilateral entre Cuba y el campo socialista, sino atraer a un grupo de naciones que, liderado en aquel entonces por España, podría ofrecerle a Cuba un «comercio convertible».
«Obviamente, todo eso cambió en los años 90 con la desaparición del campo socialista y el inicio del Período Especial en Cuba. En ese momento, la Feria se convirtió en un elemento importante para el comercio en medio de un proceso de reordenamiento geográfico que se imponía, con la búsqueda de nuevos socios y nuevos mercados para los productos nacionales», explicó Orlando Hernández en entrevista exclusiva concedida a la revista Excelencias.
Fueron tiempos difíciles llenos de penurias y escaseces, pero la Feria no dejaba de celebrarse, a pesar de que se recrudecía el bloqueo económico y comercial de Estados Unidos contra el país.
«La Feria se transformó en un instrumento de la política comercial de la Isla. Comenzó a convocarse la presencia de delegaciones oficiales extranjeras mientras se efectuaba el evento, para que las mismas coincidieran y observaran, de primera mano, las potencialidades de Cuba, una práctica que actualmente continúa realizándose», prosiguió diciendo el presidente de la Cámara de Comercio.
El alto funcionario manifestó que ya en los años más recientes, en los que la política de actualización del modelo económico cubano promueve la inversión extranjera, la Feria se ha propuesto no solo fomentar la actividad comercial, sino también promover al país como un destino seguro para la recepción de inversiones foráneas. Explicó igualmente que, en consonancia con ese postulado, devino en plataforma para la presentación de los principales elementos de la nueva estrategia económica y comercial de la nación.
Acontecimientos claves como la presentación de la Zona Especial de Desarrollo del Mariel y la Cartera de Oportunidades de Negocios, o la promoción de la nueva Ley de Inversiones Extranjeras, han tenido lugar en el contexto de la principal bolsa comercial de Cuba.
Uno de los atractivos de la edici{on pasada, que logró una excelente acogida entre los delegados, regresa nuevamente este año: el Foro de Negocios. En opinión de Orlando Hernández, este constituye una herramienta con características muy específicas que permite la promoción de las inversiones.
Para la celebración del Foro –señaló Hernández–por un lado se da a conocer la convocatoria de los sectores abiertos a la inversión extranjera, mientras por el otro, los posibles interesados con acceso a la convocatoria y a los documentos adjuntos que se preparan previos al encuentro, se dan a la tarea de concertar citas con sus contrapartes cubanas.
Hernández apuntó que «la promoción de la inversión extranjera está ligada indisolublemente a la consecución de los objetivos económicos estratégicos del país, que se fijan a partir de las proyecciones de desarrollo a mediano plazo, y de los planes de desarrollo que ya han sido aprobados hasta el 2030. Tomando en consideración todo lo anterior, se determina la conveniencia de la participación de la inversión extranjera en diferentes sectores».
La energía renovable, el turismo, la biotecnología e industria farmacéutica, la prospección minera y la producción de alimentos son algunos de los renglones para los cuales Cuba promueve la intervención del capital foráneo. Para el país, la ecuación es simple: necesita reducir los altos volúmenes de importaciones y sustituirlas con producciones nacionales de calidad.
En ese sentido, medios de comunicación nacionales difundieron recientemente la noticia de la firma de un acuerdo con Rusia, por 1 500 millones de dólares, para la revitalización del sistema ferroviario. Hernández considera que la incidencia del país euroasiático en la estrategia de desarrollo de Cuba se hace cada vez más palpable.
«Con mayor frecuencia, Rusia está confirmando el papel estratégico que desempeña en la evolución de las relaciones económicas de Cuba. Eso se aprecia claramente en los acuerdos que se han alcanzado entre las dos partes para hacer importantes inversiones en temas como el desarrollo de las infraestructuras», detalló.
Según afirmó el presidente de la Cámara de Comercio a la revista Excelencias, además del acuerdo para la modernización del sistema ferroviario, Rusia ha suscrito significativos protocolos comerciales para la instalación de varias unidades termoeléctricas de 220 MW cada una.
Y mientras países como Rusia, China, Venezuela y las naciones de la Unión Europea continúan afianzando sus posiciones como socios importantes en el ámbito económico, Estados Unidos sigue alejándose debido, entre otros factores, a la persistencia del vetusto bloqueo y a la postura contraproducente de la actual administración republicana que encabeza Donald Trump.
Aun así, el interés del empresariado estadounidense por asistir a la Feria de La Habana, especialmente tras la reanudación de las relaciones diplomáticas en el año 2015, no ha cejado. De hecho, han aumentado las ofertas de las compañías de cruceros, mientras las aerolíneas, pese a algunas bajas no muy sensibles, mantienen sus vuelos y buscan la apertura de nuevas rutas.
«Las empresas norteamericanas asistieron, como todos sabemos, a la edición anterior de la Feria Internacional de La Habana, y para este año ya tenemos la confirmación de varias compañías, las cuales ocuparán el mismo pabellón que se les asignó en 2016», informó Orlando Hernández.
Con una membresía activa de más de 750 miembros, y ya próxima a cumplir 55 años de fundada, la Cámara de Comercio de la República de Cuba se dispone a preservar y elevar el éxito de la Feria Internacional de La Habana. Para ello, defiende la premisa de que «la inversión extranjera no es un mal necesario, sino una necesidad del país» de cara a garantizar un desarrollo económico sostenible a mediano y largo plazo. Ya la interrogante inicial tiene respuesta.