Ideales obras de arte para conservar en óptimas condiciones de los Habanos, y enriquecer su aroma y sabor

Pocas cosas son tan perfectas y acabadas como un buen humidor, fruto de la combinación armoniosa del aroma natural del cedro cubano, que contiene aceites esenciales que enriquecen y conservan el olor peculiar de los Habanos, así como del talento humano, puesto en función de una bella y funcional obra de arte.

Quizás ahí está la clave del éxito de las creaciones del grupo DECUBA, artesanos de Pinar del Río, la «tierra del mejor tabaco del mundo», quienes tienen de merecida fama por la perfección y vistosidad de sus piezas. Algunos de sus secretos pueden olerse y palparse a simple vista, como el hecho de que la madera utilizada sea toda cedro natural, extraído de los montes de Cuba y secado por más de tres años para que sea ideal. Cada diseño, por demás exclusivo, es consensuado durante meses y a veces años por los diseñadores, ebanistas, talladores, marqueteros y pintores que integran el Grupo DECUBA, quienes junto a los artesanos del Grupo Aroma y Sabor, también pinareños, laboran para hacerle frente a importantes pedidos sin descuidar los detalles, al punto de montar sus obras de forma manual, lo cual le confiera a cada una, aún si son similares, un toque distintivo, perceptible por su arte y calidad.

Por eso no es de extrañar que le lleguen solicitudes de todo el mundo, y sus obras se distribuyan en lugares tan distantes como Hong Kong, Japón, Francia, Italia, España, Alemania, Andorra, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Líbano o México, aunque su principal cliente es Habanos S.A., que desde hace ocho años realiza importantes pedidos de Series Especiales numeradas, las que comercializa en más de 50 países a través de la franquicia internacional «La Casa del Habano».

Cada humidor dispone de un higrómetro, para determinar la humedad en su interior, y de un humidificador con agua destilada, cuya función es añadir la humedad necesaria para mantener los Habanos en las condiciones idóneas. Estos accesorios distinguen a un humidor de los cajones u otros envaces para almacenar tabacos.

Según explica Milán Domínguez, fundador y coordinador del Grupo DECUBA, lo ideal para conservar un Habano es mantener una humedad relativa del 65-70 por ciento, lo que se logra con un buen humidor. Curiosamente Cuba, y en especial Pinar del Río, se les considera por sus condiciones climáticas de alta humedad relativa, un gran humidor natural, lo cual explica el por qué el secado y curación de las hojas de tabaco se hace de esta forma.

Sin embargo, la historia cambia cuando se trata de otros países donde la humedad relativa es muy baja, por lo que el Habano se reseca, pica o se parte su capa, sino se vela constantemente por mantener las condiciones ideales de temperatura y humedad relativa.

Ahí es donde entra a jugar su mejor papel el humidor. Elaborarlos no es nada fácil. El primer paso, explica Milán Domínguez, es conocer qué quiere el cliente. Después se define el diseño, la forma, el tamaño, los colores y herrajes a utilizar, así como su objetivo, ya sea para satisfacer un pedido especial, para acompañar una marca en el mercado o para crear un nuevo producto.

Posteriormente se selecciona la madera natural, teniendo en cuenta su gama de colores y su calidad, donde lo fundamental es que sea uniforme, compacta y esté bien seca, pues de lo contrario se deforma y pierde sus propiedades el humidor, que debe cerrar de manera que no quede una diferencia de un milímetro entre sus tapas.

Tras este paso, se procede a todo el trabajo de carpintería, donde se cortan las partes, calibran, pulen y unen, siempre usando tarugos y cola, nunca puntillas. Posteriormente se decora el envase, ya sea con tallas directas en la madera, con serigrafías usando tintas y técnicas especiales, o con marquetería, mediante la cual se unen pequeñas piezas de maderas naturales de diferentes colores, para hacer fantásticos dibujos, o la imagen corporativa o hierro de una marca de Habanos.

La terminación en pintura es igualmente determinante, tanto por la selección del tipo de barniz, ya sea con más o menos brillo, e incluso completamente mate. En todos los casos solo se utiliza para los exteriores, nunca dentro del humidor, donde el olor de la madera pulida dará mayor realce al sabor del Habano.

Finalmente, se coloca el humidificador y el higrómetro, y se comprueba exhaustivamente la calidad del humidor terminado, el cual, por un pequeño detalle, puede ser descartado, rigor que explica el por qué DECUBA lleva más de seis años con todas sus producciones aceptadas ante los estrictos controles de calidad de Habanos S.A.

Este grupo de artesanos, donde cada cual tiene su función y a su vez crean las obras unidos, además de tener la licencia de uso otorgada por Habanos S.A, que es un reconocimiento a sus resultados de calidad y le permite producir y comercializar humidores de las marcas Montecristo y Vegas Robaina, realiza además otras fantasías propias, bajo la premisa de que cada pieza salida de sus manos sea a su vez utilitaria y fina una obra de arte.