Desde que se arriba a tierra santiaguera dos elementos se destacan rápidamente: el calor de la región, donde es verano todo el año, y la amabilidad de sus habitantes, reconocida desde tiempos inmemoriales como la más hospitalaria de las ciudades cubanas.

Quien llega a este destino dispone de sitios, eventos y tradiciones que no se pueden dejar de disfrutar, si es que se quiere sentir a Santiago de verdad en toda su magnitud. 

Hay que andar sus concurridas calles, sentarse en el parque Céspedes, el corazón de su centro histórico y deleitarse con las descargas de auténtica música cubana, de juglares y bohemios que amenizan a esta importante plaza.

Aproveche la ocasión y disfrute de un mojito o un café en el Roofgarden del Hotel Casagranda, balcón privilegiado desde donde se obtiene una de las mejores vistas de la bahía, la ciudad y sus montañas.

Una ocasión memorable es conocer la casa más antigua de Cuba y una de las más añejas de América, hoy convertida en el Museo de Arte Colonial, sitio que atesora significativas reliquias de épocas pasadas.

Cuna de la trova, la guaracha, el bolero y también el son, declarado Patrimonio Cultural de la nación cubana, aquí también surgió -en 1862- el ron ligero cubano, aderezo indiscutible de esta indómita tierra. 

Santiago es una estampa policromada, una fusión única, como en ninguna otra parte de la Isla, de diferentes culturas, la española, la africana, la francesa, la haitiana, la china y otras, que han tenido gran influencia en la formación de la idiosincrasia y cultura de sus pobladores.

Cuando se habla de música en Santiago es imperioso llegarse hasta la catedral de la música cubana, este sitio es la Casa de la Trova Pepe Sánchez, autor del primer bolero.  Esta es la cuna de los más grandes e ilustres nombres de la música tradicional cubana, Sindo Garay, Miguel Matamoros, Ñico Saquito, Compay Segundo, Ibrahim Ferrer, Eliades Ochoa, entre otros muchos. 

Santiago, única por su historia, tiene el honor de que en su suelo reposan los restos del Héroe Nacional José Martí, Apostol de la Independencia, en el cementerio Santa Ifigenia, Monumento Nacional. Tiene en su suelo al otrora cuartel Moncada, hoy Ciudad Escolar 26 de Julio, nombrada de esta manera en honor a los sucesos de la mañana de la Santa Ana.

La Loma de San Juan es un testigo mudo de la historia, pues allí se libró la última batalla de la guerra hispano-cubananorteamericana, que significó el fin de toda una época, acción en la que estuviera al mando de una compañía quien fuera posteriormente presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt. Es el único lugar en Cuba donde existe un monumento al soldado norteamericano.

Pero nada como el Castillo de San Pedro de la Roca o Castillo del Morro, como es  popularmente conocida esta fortaleza declarada Patrimonio de la Humanidad en 1997 por la UNESCO. Desde aquí se tiene una de las visuales más bellas de la bahía y sus alrededore.

Santiago de Cuba también es favorecida por su entorno natural, sus montañas son un elemento distintivo y una marca que caracteriza su paisaje. Donde quiera que usted se ubique está subiendo o bajando su ondulante geografía.

Considerada la más caribeña de las ciudades cubanas, llena de historia, música, ritmo y color, que abraza con una hospitalidad sin límites, Santiago de Cuba regala sentimientos inolvidables a quienes deciden  conocerla y sentir el amor de los santiagueros.

Una de las visitas de mayor interés en la zona serrana de Mayarí Arriba,  cercana a la capital santiaguera, es el Mausoleo a los Mártires del Segundo Frente Frank País, donde se preserva la memoria de los importantes acontecimientos que protagonizaron las fuerzas del Ejército Rebelde al mando de Raúl Castro Ruz, hoy presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba.

Custodiados por una llama eterna, se erigen las hileras de los nichos con los restos de los héroes y mártires a los que se rinde tributo y descansan a los pies de estas montañas.