Fiesta más allá de la Muerte
Desde tiempos prehispánicos, se tiene la creencia de que las almas vuelven a visitar a sus familiares, y comen y beben como lo hacían cuando estaban vivos. Los familiares les brindan ofrendas en altares decorados típicamente con cempasúchil, velas, fotografías de los difuntos, sus comidas y bebidas favoritas, además de otros objetos.
En esta celebración las calaveras y los esqueletos forman parte importante del ceremonial; íconos que estaban muy bien representados en el arte prehispánico mexicano, particularmente en la civilización azteca. Las calaveras además son una pieza clave en la configuración del altar, que se decora con diferentes colores. Ellas forman parte de un ritual en el que se le pueden añadir nombres y los niños incluso se las intercambian con los amigos.
El pan de muertos es básico en esta fiesta. Se hace con anís, azúcar, mantequilla, huevos, harina, levadura y piel de naranja, y se decora con tiras simulando los huesos. Es tradición de las familias reunirse para compartirlo en recuerdo de sus familiares desaparecidos. También es tradicional la sabrosa calabaza en tacha, preparada con canela y azúcar morena.
Mientras la nación entera celebra el Día de Muertos, algunas de las manifestaciones de mayor interés tienen lugar en Janitzio, Michoacán; Ciudad de Oaxaca, Oaxaca; y en Mixquic, en las afueras de Ciudad de México. Otras celebraciones dignas de mención las encontramos en Mérida, Yucatán; Huejutla, Hidalgo; Chiapa de Corzo, Chiapas; y Jesús María, Nayarit.
Para disfrutar de una de las manifestaciones más coloridas y mágicas del Día de Muertos, hay que visitar la ciudad de Oaxaca. Los mercados locales se llenan de actividades y preparativos, y se colocan imágenes de esqueletos juguetones en los escaparates de las tiendas y en lasventanas de las casas. El festival comienza normalmente el 31 de octubre, cuando las familias rinden homenaje a sus antecesores con altares muchas veces construidos cuidadosamente a mano. Con el paso de los años, los altares se han recubierto con objetos de arte, convirtiendo la celebración en una auténtica exhibición.
Durante los tres días, las ciudades organizan actos en el Cementerio de San Miguel, en el que se hacen exhibiciones, competiciones entre altares, música y rezos para los difuntos. En el zócalo (plaza principal) de la ciudad de Oaxaca, grupos de estudiantes compiten en la elaboración de gigantes moldes tridimensionales que representan tumbas, esqueletos y otros aspectos de la muerte.