Vivencias del buceo en Cuba
Antonio Herrera Carrera, Órgano de Apoyo, Embajada de España
Comencé a bucear gracias a mi amigo Manuel Martínez, quien bucea desde hace mucho tiempo. Él me puso en contacto con un buzo profesional cubano y a partir de ahí me enganché.
Ahora siempre que puedo voy a bucear. Empezamos con un curso de PA DI el Open Water y luego he disfrutado mucho esta experiencia. Los fines de semana, siempre que puedo, vamos a diferentes sitios. Hemos buceado en Playa Girón, un lugarinteresante por la vida marina que tiene, donde encuentras en cada inmersión un mundo distinto. Tiene una reserva marina muy buena y está bien protegida la variedad de especies de plantas y animales.
Cuando no tenemos mucho tiempo nos vamos a El Salado, cercano a unas dos horas del centro de La Habana. Allí encuentras dos cortados, con una barrera de coral que está a unos 200 metros de la costa y otra un poco más distante, a una profundidad de 30 a 35 metros y con una vida completamente distinta a la otra.
Otro punto interesante también en esa zona es Henequén, que tiene un acceso más complicado pues la costa está llena de diente de perro, una piedra volcánica, y se necesitan escarpines o algún tipo de calzado con protección para entrar. Pero vale la pena observar las tortugas marinas, langostas y la gran variedad de corales de la zona. El buceo me ha permitido descubrir otra imagen de Cuba y por otro lado sirve para unirnos y conocernos mejor. Es un mundo fascinante.
Santiago Gómez de Valenzuela, Agregado de Defensa de la Embajada de España en Cuba
Tenía mucha ilusión en aprender a bucear. Durante toda mi vida he estado en las montañas y no había tenido oportunidad de hacerlo, hasta hace cuatro años que estuve en Palma de Mallorca. Allí realicé mis primeras inmersiones. Luego en Cuba me enteré que había este grupo y me uní a ellos que, aparte que ser personas magníficas, conocen mucho de buceo, pues nunca se debe ir a una inmersión solo y tener un grupo como este es muy seguro.
Realmente los fondos de Cuba son muy hermosos. No he hecho inmersiones muy profundas, pero aquí, con bajar apenas unos 20 metros y durante una hora, es una auténtica delicia. Hay mucha diversidad, con una fauna muy colorida.
Empiezas por probar y termina convirtiéndose en auténtica pasión. Estar durante una hora entre dos aguas, flotando,moviendo el cuerpo lentamente sin mucho esfuerzo y viendo en ese silencio absoluto a los peces, es una experiencia única. Aquí mi pasión por las montañas ha sido sustituida por el buceo.
Una recomendación es que si bien es un deporte seguro, debe tomarse un curso básico elemental y seguir normas de seguridad que garantizan la protección. Desde luego las aguas en Cuba son muy cálidas y te permiten bucear todo el año. Incluso en invierno con un traje de neopreno de 2 a 3 milímetros puede uno meterse al mar y descubrir un paraíso indescriptible de peces, corales y plantas.