Postres caseros Herencia y Tradición
Toda una tradición cultural y familiar son en la actualidad los postres caseros, arraigados en los cinco continentes y que han traspasado fronteras hasta convertirse en platos obligados para muchas celebraciones.
Aunque para algunos, por la vorágine de la vida moderna, hablar hoy de dulces caseros puede parecer un eufemismo, en muchos hogares del mundo se mantiene la tradición de madres y abuelas, que con tanta dedicación daban goces al paladar de la familia. En las delicias de la repostería tradicional hay gran influencia de los países árabes, europeos y asiáticos.
La dulcería ancestral tiene mucho del legado cultural de varios países. Por ejemplo, en Toledo, España, se elabora el "mazapán", que se atribuye al término árabe manthaban, que significa rey sentado y se compone de la masa fina y compacta resultante de la mezcla o amasado de almendras crudas, peladas y molidas, con azúcar en sus distintas clases. Igualmente están los "alfajores o dulces de alajú", típicos de Cuenca y de origen árabe que en forma de rosquillas o alargadas son degustados también en países de América Latina.
Aunque la esencia de los postres caseros se mantiene intacta con el paso del tiempo, la modernidad y sus arquetipos de moda y bienestar, han estimulado las versiones bajas en calorías, de ahí que se sustituyen varios productos, como el azúcar por edulcorantes, se utilizan lácteos en sus versiones desnatadas, y el aceite de oliva por la margarina, con el objetivo de prescindir de grasas saturadas e ingredientes muy calóricos, presumiblemente dañinos a la salud y al peso corporal.
De esta forma las personas llevaderas de una dieta no tienen que privarse de la dulzura de los postres caseros, ya que los productos sustitutos no diezman para nada su sabor y si reducen de manera importante sus niveles de glucosa.
Estas versiones actuales de los postres caseros, llamados "light", son en muchas ocasiones los que acompañan las cenas de navidad o de fin de año en diversas regiones y países del mundo. Es un modo de conservar la tradición y de hacer renacer los rituales familiares.
Son dulces clásicos, tendencias de cocina y más que eso, prácticas familiares que llevan a recordar la sonrisa y el buen gusto de la madre o la abuela que con tanto amor y complacencia preparaban delicias para complacer a todos los miembros del hogar e incluso de la comunidad, pues hasta en festividades religiosas locales este tipo de tradición es perpetuada.