Trajes de madera para el Habano
La más tradicional y conocida forma de envasar los Habanos es la caja de madera, elaborada casi totalmente de forma artesanal, donde los diferentes formatos quedan perfectamente entallados.
Crear los envases de madera en diferentes formatos para los Habanos es la línea de trabajo de la Empresa de Envases y Servicios al Tabaco del grupo Tabacuba, radicada en La Habana, aunque cuenta con pequeños talleres en Cienfuegos y Sancti Spíritus. En 2012 la entidad logró confeccionar 400 000 envases más como cobertura de la producción tabacalera del próximo año, según comenta a Excelencias su director, Omar Domínguez Borja.
Añade que en total produjeron «más de dos millones de envases: un millón 132 000 especiales, de un plan de 915 000, y un millón 100 000 corrientes», y nos explica que, a diferencia de las corrientes, que llevan bisagras de papel, «las cajas especiales son de mayor categoría. Tienen bisagras metálicas, broche, impresión de cuño y no van revestidas: llegan al cliente barnizadas o al natural y con los cuños requeridos para su identificación».
«Cuando van a la fábrica, donde se agrega el tabaco y las etiquetas, los envases se colocan dentro de un protector y salen para los almacenes de Habanos», apunta.
Además de artesanos, Domínguez considera a sus operarios verdaderos artistas, como en el caso de los que fabrican el envase de lujo Sir Winston, que requiere de una alta destreza. «La calidad de sus productos es de excelencia», dice, y subraya que ellos se ocupan con maestría de los más mínimos detalles, desde el inicio del proceso hasta el acabado perfecto de las cajas.
En el corazón de la fábrica
En una de sus unidades productoras, la Unidad Empresarial de Base 01 «Juan Manuel Márquez», llama la atención el funcionamiento de tecnología de los siglos XIX y XX, por lo que el esfuerzo y la dedicación de los operarios resulta crucial para cumplir las demandas de los clientes.
Tras el hilado y trozado de la madera en las sierras, las piezas son llevadas a dos máquinas que realizan cortes en los bordes, los cuales permiten armar las cajas en sistema de machihembrado. Antes, una imprenta también decimonónica acuña los sellos de bronce correspondientes a la marca.
Obreros con martillos aseguran el ensamble y otros lijan las superficies hasta dejarlas perfectamente lisas, proceso que al final se retoma, cuando una vez pasadas por la prensa llegan al acabado, en el cual se vuelven a lijar a mano, se les ponen bisagras y broches, y se barnizan las que lo requieren.
El papel del operario es fundamental y Juan Pablo Valdés Averhoff, director de la UEB 01, considera importantes la calidad, la voluntad de dedicar cuantas horas sean necesarias a esta labor, además de la eficiencia y la rapidez, que se logran con la experiencia y sabiduría que les da el paso del tiempo. «No se trata de una virtud especial ni algo del otro mundo, sino del interés de la persona», insiste.
Por su parte, Omar Gómez Carrero, operario A de estuches, opina sobre la complejidad de este oficio manual, diferente de otros que se ejercen con sistemas automatizados. Para él, «lo primero que debe haber es interés y amor por el trabajo. Si no es así, por mucho conocimiento que tengas no avanzas». También es importante conocer la complejidad de las cajas de tabaco, porque tienen sus pasos y todo eso lleva una serie de medidas para que queden bien y los clientes estén satisfechos, asegura.
Proyecciones futuras
En el futuro inmediato, la empresa enfrentará una inversión que le permitirá contar con una gran fábrica en el municipio habanero de Guanabacoa. Esta tendrá la capacidad de producción adecuada para dar respuesta no solo a la demanda actual sino a más solicitudes, informa Domínguez Borja.
«Este proceso inversionista tiene definido el constructor y se trabaja en la contratación de los equipos tecnológicos. Pero además, nuestra empresa está concluyendo un estudio, con la colaboración del Instituto Forestal, para que Cuba cuente con la tecnología propia para la producción de otro complemento no menos importante: las láminas, tablas o entrecamadas y los calzos de cedro».
El directivo cuenta con «nuestro tabaco, las condiciones del suelo, la dedicación de los agricultores y la destreza de nuestros torcedores, más todo el aparato que suministra recursos», para garantizar la permanencia de este producto Premium en el mercado internacional.
Todo hace pensar que los Habanos, joyas de indiscutible autenticidad, seguirán vistiendo sus seductores trajes de madera, hechos en casa y a su medida.