Si en alguna oportunidad se anhela/sueña con poseer el don de la ubicuidad, es precisamente en los días de la Semana del Arte de Miami, a principios de diciembre. La del pasado 2017 no fue excepción.
Ocurre en los últimos tiempos que, alrededor de importantes ferias de arte nacidas en diversas ciudades del mundo, comienzan a aparecer después otras denominadas satélites que van conformando, en el lugar específico donde nació la primera, una «constelación». Madrid y Bogotá, por solo mencionar dos, es posible disfrutarlas, en gran medida, porque no son tantas. En esta ciudad de la Florida es diferente para lo que humanamente posible puede atrapar nuestra mirada/mente/memoria. Sin embargo, no deja de ser una interesante experiencia la de casi poder abrazar el arte de las más lejanas regiones del mundo.
Art Basel Miami Beach es el núcleo, la punta de un iceberg visual abarcador que es imposible atrapar en siete días: Art Miami, Context Art Miami, Untitled, Pulse Miami Beach, Aqua Art, Scope, Spectrum, Superfine!, Art Africa Miami Arts Fair, Art Spot, Design Miami, Fridge, Form, Ink, Nada, Prizm, Satellite Art Show, Red Dot…, amén de otras instituciones: museos, galerías, centro culturales, estudios de artistas, talleres y hasta parques y plazas, que aprovechan el momento único de recibir las miradas de importantes críticos, especialistas, coleccionistas, galeristas, amantes del arte, estudiantes y público en general, atraídos por ese imán no solamente artístico, sino en buena parte también comercial. En el gigantesco lienzo de disímiles maneras de hacer es posible encontrar las huellas de los más célebres artistas plásticos del planeta.
Uno de los puntos más positivos del encuentro es que en algunos de los condados de la Florida, desde mucho antes de iniciar la Semana del Arte, destacados creadores sembraron obras y murales. Una de las que más tuvo eco en los medios de prensa fue la de Miami Dade. El artista venezolano Cruz-Diez —uno de los artífices del arte óptico y cinético— realizó una intervención en la sede del Ayuntamiento de Coral Gables, precisamente en el paso peatonal de las calles aledañas, cambiando el color blanco de la cebra por el morado, verde, azul, naranja y rojo. Una sensación.
Art Basel Miami Beach
En esta edición de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, hermana menor de la reconocida Art Basel (Suiza), fundada en 2002, participaron doscientas sesenta galerías de treinta y cinco países, con más de cuatro mil creadores de todas las latitudes, destacándose por su representación las de Argentina, Brasil, México y Colombia, que se cuentan entre los centros artísticos fundamentales de Nuestra América. Todos ellos ocuparon, entre el 7 y 10 de diciembre, los cincuenta mil metros cuadrados de exhibición del Miami Beach Convention Center, divididos en nueve sectores.
En este contexto aterrizó Arte por Excelencias con su número 35. En el amplio vestíbulo del Centro de Convenciones aparecieron las más importantes revistas de arte de todos los continentes.
Una verdadera fiesta de las formas y colores universal se dio cita bajo el mismo techo. El público tuvo la oportunidad de tomar la temperatura, en unas horas, de lo que se hace en el planeta en cuestión de artes visuales. Todas las tendencias se dan la mano: conceptualismo, minimalismo, figuración, abstracción…
Llamaba la atención, en casi todas las manifestaciones, y con mayor fuerza en la escultura, los materiales utilizados para realizar la mayoría de las obras, algunas construidas con materiales pobres. El mal gusto y el kitsch estuvieron muy en boga en este encuentro, pero fue fácil advertir inteligencia, aires de buen gusto, virtuosismo técnico y muchos deseos de ser original.
En términos generales, estos creadores se apropian de temáticas cotidianas, de símbolos universales que se traducen de muchas maneras para comunicar sus ideas, para reflexionar sobre el entorno con una conciencia humana y hasta ecologista.
Un arte plural
Las huellas de los grandes maestros del arte universal compartieron con los nuevos valores: Henri Moore, Matisse, Vassarely, Chillida, Rauschenberg, Louise Bourgeois, Matta, Botero y tantos otros constituían fuertes columnas visuales, junto a nombres que van colocándose en el universo artístico y que harían la lista interminable.
Muchos creadores actuales quieren llamar la atención con obras de gran formato. Nada más superficial e inexacto. Tal vez el trabajo más sencillo, en un pequeño formato, sin atributos ni altisonancias, sea el que posea un discurso conceptual permeado de lirismo, humanismo, buen gusto e inteligencia, como el de la argentina Liliana Porter, quien crea minuciosos y extremadamente pequeños mundos, cuentos visuales que atrapan por su poesía.
El arte cubano en la Semana del Arte
En este contexto internacional, donde el arte latinoamericano tuvo un espacio singular, no podían faltar los artistas cubanos. El más universal de todos, Wifredo Lam, estuvo presente en galerías de Francia, Estados Unidos y España, muchas veces acompañado de Pablo Picasso, amistad que sobrepasa el tiempo y la vida
Otro más jóven, Carlos Garaicoa, paseó con dos galerías: la de Elba Benítez (España) y Continua, en Art Basel Miami Beach. En ellas emplazó piezas imaginativas de su creación contemporánea que busca la arquitectura con tonos conceptuales e imaginativos, ya sea en forma de objetos escultóricos o esa fotografía que sobrepasa fronteras de géneros.
En Art Miami, un interesante proyecto reunió en el stand de La Acacia (Cuba) la obra de la joven artista Adriana Arronte, graduada del Instituto Superior de Arte, quien en sus creaciones de corte conceptual convoca la memoria, los problemas sociales y del hombre en su instante de comunicación.
La galería Pan American ArtsProjets (Estados Unidos) puso a disposición del público un conjunto de obras de diversos creadores cubanos. Entre otros destacaron el Premio Nacional de Artes Plásticas José Manuel Fors, Roberto Diago, Gustavo Acosta, Jorge Ríos, Carlos Alfonso, Diana Fonseca y Guido Llinás.
El espacio de la galería Cernuda Art dedicó pequeñas salas a maestros de la vanguardia como René Portocarrero y Mariano Rodríguez, y a los artistas contemporáneos Manuel Mendive, Roberto Fabelo —Premios Nacionales de Artes Plásticas— y de Roberto Diago.
Otros nombres indispensables de la plástica cubana —Amelia Peláez, Víctor Manuel, Guido Llinás, Alfredo Sosabravo (Premio Nacional de Artes Plásticas), Flora Fong…— respiraron en ese rincón.
Mientras, en Pinta, ubicada en Wynwood, Galería Habana convocaba las miradas en una excelente muestra donde se aunaron artistas de la talla de Estereo Segura, Enrique Báster, Liset Castillo y Alex Hernández. Y en Untitled reposaba la obra del joven artista Reynier Leyva Novo en la galería El Apartamento (Cuba). Por si fuera poco, más allá de las fronteras de las ferias sembradas en la ciudad, renacía nuestro arte, como en la Fundación Cifo (Cisneros Fontanals Art), con la muestra Triángulo, donde se reunieron tres grandes maestros de la pintura cubana: Loló Soldevilla, Sandú Darié y Carmen Herrera, figuras clave en la génesis del arte abstracto cubano.
Cuba paseó, con su magno arte, por este encuentro, dejando una impronta imperecedera de la calidad y talento que se mueven en esta pequeña Isla en cuestiones de arte y cultura. Y la revista Arte por Excelencias, muy bien recibida por el público, deja constancia en estas páginas de ese acontecer artístico.