Frank González transciende no solo como excepcional actor cubano de radio, televisión, teatro y cine, sino por su don de vocalizar a los más disimiles personajes, habilidad que confiesa disfrutar desde niño al imitar a políticos y actores de la época, y que desarrolla con talento hasta convertirse en un maestro del doblaje, creador de voces que serán recordadas para siempre.
Basta citar al coronel mambí Elpidio Valdés, el personaje más popular de Cuba, a quien le diera voz y vida, inmortalizado en el animado cinematográfico del director Juan Padrón, cuyos tres largometrajes e infinidad de cortos y versiones radiales forman parte de la educación patriótica de varias generaciones de niños y adolescentes, para quienes frases como «¡Al macheteee!», «Corneta, toque usted a degüello» y «¡Hasta la vista, compay!» no tienen otro acento y timbre que no sea el de Frank.
«No es solo tener habilidad para cambiar la voz —dice Frank—, sino para darle vida a un personaje a partir de una caricatura. Esto requiere de imaginación, fantasía y de un trabajo con las cuerdas vocales hasta conseguir diseñarlo lo más cercano posible a lo que imaginó el niño cuando leyó la historieta. Es comenzar a probar en un micrófono hasta encontrar la voz, el timbre que funciona, las características sonoras que debe llevar el personaje a partir de sus cualidades físicas y psicológicas; yo diría que es casi innato».
Frank entra al mundo del doblaje a través de esta serie animada que está cumpliendo cuarenta y ocho años, en cuyo primer largometraje llegó a interpretar hasta doce personajes junto a Carlos González, Manuel Marín, Irela Bravo, Teresita Rúa… «Probablemente mucho de Elpidio Valdés haya surgido de las tertulias que compartía con Juan Padrón en el Estado Mayor de la Marina de Guerra Revolucionaria, donde pasamos el servicio militar, cuando antes de ir a dormir disfrutábamos haciendo chistes y dándoles voz a personajes de historias cargadas de humor inventadas por ambos».
Durante el servicio militar descubre su afinidad por las artes escénicas y con el movimiento de aficionados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) participa en varios festivales formando parte de grupos de pantomima y teatro.
«En 1967, en busca de realizar mi sueño, entro al Instituto Cubano de Radiodifusión (ICR), donde paso cursos de ambientación, vestuario y decoración escenográfica en espera de una oportunidad como actor. Dos años más tarde consigo pasar un curso de actuación con la gran actriz y directora Marta Jiménez Oropesa, a quien le debo el dominio de la voz, de la dicción y del aparato fonatorio, que me sirvió de base para realizar doblaje en diferentes medios, diseños animados, grabación de voces…».
Frank dedicó más de cuatro décadas de su vida a la radio, primero en Radio Liberación (hoy Radio Arte) y luego en Radio Progreso, donde realizó programas dramáticos con grandes directores como Carmen Solar, Caridad Martínez, Morayma Osa, conquistando la radioaudiencia cubana al interpretar protagónicos en novelas y cuentos como Amor con amor se paga, ¿Quién le teme a Virginia Wolf?, Santa Camila de La Habana Vieja, La guerra y la paz, Hamlet, Romeo y Julieta en las tinieblas. «La radio es un medio muy completo para la formación de un actor, porque todo se logra a través de la voz, no hay escenografía ni vestuario, para construir un personaje debe realizarse un estudio previo basado en la técnica de Stanislavski, base de cualquier estilo de actuación».
 Por otro lado, su facilidad para dominar la fonética de varios idiomas le ha permitido colaborar con proyectos audiovisuales cubanos y extranjeros de animación, como, Vampiros en La Habana, Filminutos, El negrito cimarrón, Matojo, Yeyín, Cenicienta, Pinocho, Blanca Nieves, Mafalda, El castillo de Ra Tim Bum, Voltus-V…, y los filmes de ficción El siglo de las luces, Plaff, Robinson Crusoe…
«En los años setenta recibo cursos para televisión con Verónica Lynn y para teatro con Raquel Revuelta, quien años más tarde en Teatro Estudio, junto a Vladimir Luibimov, director del grupo moscovita Taganka, me dan la oportunidad de protagonizar la puesta en escena de la obra Diez días que estremecieron al mundo, de John Reed, que considero mi mayor éxito sobre las tablas; un estreno por el aniversario sesenta de la Gran Revolución de Octubre.
 »En aquella época la televisión era en vivo, lo que requería de buena memorización e improvisación; realicé novelas, teatro clásico, y más de catorce aventuras: Los Konsomoles, La guerrilla del altiplano, ¡Viva Puerto Rico Libre!, Los mambises, Los pequeños fugitivos…, pero recuerdo especialmente Los comandos del silencio, dirigida por Eduardo Moya, cuya trama versaba sobre el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros y transcurría paralelamente a las acciones que acontecían en Uruguay, de ahí su gran audiencia y extraordinario éxito dramático y político.
»Tuve la oportunidad de codearme con los mejores directores y actores de la época, como Reynaldo Miravalles y Enrique Santisteban, además de incursionar en las producciones teatrales del gran humorista cubano Alejandro García Virulo How are you, Claudio, La divina comedia, La Candela…, y en programas infantiles de televisión como Tía Tata cuenta cuentos, ¡A jugar! y El camino de los juglares, que significaron un reto para mí, porque los niños son el público más sincero que existe.
»Elpidio me ha dado infinitas alegrías como actor. No solo me ha permitido llegar a este público, sino ser bien recibido e imitado por sus enseñanzas. El público cubano me brinda muestras de reconocimiento y gratitud a diario, y ese es el mejor premio al que un actor puede aspirar.
»Además, a través de este personaje pude conocer a nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro y conversar con él sobre las necesidades materiales que teníamos para perfeccionar nuestro trabajo de doblaje, sobre todo desde el punto de vista tecnológico. El resultado está hoy materializado en el espléndido y moderno edificio de los Estudios Fílmicos de Animación del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), que llevan el nombre del Elpidio Valdés, en cuyos laboratorios de grabación se crea y realiza la producción de animados de Cuba, que pueden competir a nivel internacional».
En cine, Frank actúa en una coproducción cubano-peruana sobre la vida del inca José Gabriel Condorcanqui, titulada Tupac Amaru, y en las películas cubanas Dolly back, de Juan Carlos Tabío, Premio Coral del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, Se permuta, Baraguá, En tres y dos, y La entrevista, un corto humorístico, entre otros.
Micrófono de la Radio Cubana; Primer Premio de Actuación del Concurso de Radio de la Unión de Escritores y Actores de Cuba (Uneac) en cuatro ocasiones; Primer Premio Nacional de Doblaje y Premio por la Obra de la Vida de la Agencia Artística de Artes Escénicas Actuar 2014 son apenas algunos de los reconocimientos que ha recibido este multifacético actor, galardonado además con la Distinción por la Cultura Nacional.
«Me siento satisfecho con mi carrera, aunque uno siempre cree que puede hacer más y mejor. En los últimos años, mis condiciones de salud no me han permitido afrontarla como antes, si bien sigo en el doblaje y con apariciones esporádicas en televisión.
»Me siento feliz de ser representado por la agencia Actuar. Les agradezco a sus trabajadores el apoyo que me han brindado y la influencia que han tenido en mi vida artística. Ellos son los encargados de organizar, viabilizar y promover la labor de los actores, y lo hacen con profesionalidad y cariño».