El Bárbaro del Ritmo junto a la mítica orquesta Aragón.
Miguel Cañiellas
Rolando Martínez
Beatriz Márquez, la Musicalísima, fue invitada especial de la edición del 2017.

El Festival de Música Popular Cubana Benny Moré 2017 ya es cuento y anécdotas. Para Cienfuegos, sede de la cita, el evento ha servido de mesa de prueba para el de carácter internacional que se vislumbra en el 2019, el año en que el Bárbaro del Ritmo llega a su centenario y otras fechas importantes redondean la importancia que tendrá el próximo encuentro: los 200 años de la Perla del Sur, el ochenta cumpleaños de la orquesta Aragón —cuyo director, Rafaelito Lay, ha sido nombrado presidente de honor del Festival— y, por qué no, el medio siglo de la fundación de San Cristóbal de La Habana, la ciudad donde Maximiliano Moré Gutiérrez desarrolló gran parte de su carrera artística.
Arte por Excelencias fue en busca de dos personalidades de la cultura cienfueguera muy ligadas al Festival: Miguel Cañeillas, su actual presidente, y Rolando Martínez (Roly), director artístico.
Con ambos conversamos sobre la importancia del rescate del Benny para los jóvenes, para los niños, para las generaciones por venir. El Bárbaro del Ritmo no nos perdonaría que lo dejáramos fuera de la «gozadera» del futuro, aquella que nos afinque a la tierra que tan bien defendió con su música.
Con sombrero y bastón
(Canta Miguel Cañiellas…)
Queremos que el Festival del 2019 tenga una gran magnitud, y que impacte en la población y en la música cubana. La cuna del Benny, Santa Isabel de las Lajas, será la meca de nuestra atención, y acercaremos su figura a los jóvenes con manifestaciones y expresiones artísticas contemporáneas.
Él ha estado presente en la música cubana y en el arte de la Isla por la síntesis que hizo de muchas cosas, su fusión, su cubanía, su manera de expresarse, de bailar, su sombrero, su bastón, sus propias excentricidades… El marketing no hay ni que hacerlo, y eso no lo hemos sabido aprovechar: se han organizado festivales demasiado provincianos que no han logrado poner en su justo lugar el legado de esa figura cimera de nuestra cultura.
El de 2019 debe ser un evento grande, bien pensado, al que se sumen muchos auspiciadores que hagan crecer su alcance fuera de Cienfuegos y fuera de Cuba también. Será un Festival de las Artes, e integrará música, teatro, danza… Este que acabamos de concluir ha sido iniciático en ese sentido.
Hay que sacar al Bárbaro del Ritmo del cementerio de Lajas y ponerlo en el centro de la vida cultural de la provincia y del país todo, que haya un verdadero, genuino y concientizado interés de la gente en reconocerse en él, como algo bien cubano, que vuelva a nosotros como lo que fue, no como la caricatura que algunos han hecho de él.
Hemos logrado —y lo repetiremos en la cita del centenario— ofrecer una programación con énfasis en un sector marginal de la juventud, y lo hemos movido hacia los escenarios que queremos, además de hacerles ver que el Benny, en su tiempo, tuvo, como todo joven, sus propias inquietudes, y hoy hubiera sido también alguien que mezclara su música de una manera bien contemporánea, y hubiera utilizado las nuevas técnicas como el gran experimentador que demostró ser, sin miedo a las disputas en las que participó por los géneros que nacían, disputas que hoy se repiten de cierta manera.
Los jóvenes han reaccionado muy bien, creo que es lo mejor que ha tenido el Festival: no ven al Benny como algo ajeno a lo que ellos hacen o gustan oír. Lo vimos en el Prado, al lado de su estatua: los DJ mezclando su música, haciendo un mano a mano a la manera de como se ve la música hoy, respetando las esencias de lo que hizo el Benny. Es algo novedoso que ya no sean solo los de la tercera edad o los clásicos bailadores los que vayan en busca de sus canciones.