- PAULA ALÍ en el corazón del pueblo
Si algo puede llenar de orgullo a una actriz es ser considerada una artista integral, camaleónica y lo suficientemente versátil como para oscilar entre disciplina y disciplina. La actriz Paula Alí quiere ser recordada como «una persona que la gente quiso, porque los hizo sentirse bien en un momento determinado, nada más». Quizás esta confesión que hiciera a una colega hace poco tiempo guíe el oficio de su profesión, cuya notable carrera la ha llevado a transitar por todos los medios posibles.
Grandes directores aparecen en su rica trayectoria, desde Bertha Martínez, Héctor Quintero, Vicente Revuelta, Abelardo Estorino, Roberto Blanco, Carlos Díaz, hasta un majestuoso Armando Suárez del Villar.
Del teatro vernáculo pasó a Teatro Estudio y reconoce la escuela que le prodigaron grandes actrices como Candita Quintana, Alicia Rico, Isabel Moreno, Ana Viñas y Miriam Learra. Ha bebido del método Stanilavski porque lo considera perfecto, pero acude a su yo íntimo para construir a sus personajes y hacerlos más creíbles. Muchos especialistas le reconocen su simpatía, la intuición, espontaneidad, maestría en las transiciones y el oficio de todos los medios.
En una entrevista reciente afirmaba: «Voy siempre a los defectos, y no a las virtudes de mi trabajo». Su carisma la ha llevado a trabajar en el cine con Tomás Gutiérrez Alea (Titón), Juan Carlos Tabío, Orlando Rojas, Daniel Díaz Torres, Humberto Solás y Gerardo Chijona, por solo mencionar algunos.
Cuando se le ha preguntado cuáles trabajos le han dado mayor satisfacción en sus más de cincuenta años de carrera, recuerda las novelas El año que viene y Salir de noche. Y, por supuesto, el programa Punto G. «Todos mis trabajos los quiero. Si tuviera que escoger uno solo diría El año que viene, donde a pesar de que fue un momento muy difícil por la crisis económica que vivimos en los noventa, se hizo casi sin recursos, pero había talento y gente que quería hacer las cosas bien hechas».
Paula Alí ha alternado su carrera entre el drama y la comedia. Pero lo que más le gusta es la tragicomedia. Supo reconocer desde que salió de su natal Candelaria, en Pinar del Río, que el arte era su camino, y aprendió de todos para hacerlo su modo de vida. La popularidad la ha ganado con empuje y oficio, y aunque no le interesa ser popular, «tener el afecto y el amor del público sí». Recomienda a los actores jóvenes la modestia, ver la vida de manera optimista, y ser preocupado por el sentir de los demás.
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