La influencia del mar y sus factores asociados son un tesoro inestimable para la salud humana

No existen dudas de que para un sector importante de vacacionistas y turistas los destinos de sol y playa son los preferidos; en muchos casos, porque estos lugares habitualmente más cálidos, muy distintos al clima predominante en buena parte del año en sus países de vida; en otros, porque se suele buscar sitios más sosegados, absolutamente diferentes a los habituales  de residencia o trabajo. Y también porque de modo empírico se sienten los beneficios a la salud física y mental que propician estos ambientes. 

De acuerdo con estas realidades, nos proponemos brindar elementos para que las estancias sean más provechosas, a partir de que se conozcan los valores e influencia fisiológica positiva, además del impacto en la salud que puede generar este tipo de experiencia, en particular el baño marino, de modo que logremos una mejor utilización de los recursos que la naturaleza pone a nuestra disposición. 

El aprovechamiento del agua del mar y de los diversos factores climáticos y ambientales marinos con fines de mejorar la salud humana se le llama talasoterapia, vocablo que proviene del griego (thálassa: mar, y therapeia: tratamiento o curación). Se puede conseguir de diversos modos: la estancia misma en la playa disfrutando del clima, los baños, las arenas, el ambiente relajado, los paseos en barca, los viajes por mar en cruceros o en embarcaciones pequeñas.

El agua del mar actúa como un poderoso estímulo mecánico producido por varios efectos como el movimiento constante del agua del mar interactuando con la superficie corporal, por las corrientes marinas, mareas y oleaje, que es el más importante desde el punto de vista terapéutico ya que las olas en su empuje intermitente producen un verdadero masaje con presión, percusión y rozamiento, al mismo tiempo que obligan al sujeto sumergido a realizar esfuerzos musculares para vencer el efecto de desplazamiento, realizando así una verdadera cinesiterapia obligada. 

Asimismo produce el efecto de una ducha fría intermitente de alta presión, pues el movimiento alternante del agua hace que zonas del cuerpo queden descubiertas al aire, aumentando de ese modo la acción del estímulo frío.

La piel, con su notable complejidad, no asimila fácilmente los factores mineralizantes del agua marina; sin embargo, se ha podido demostrar que aunque sea en escasa proporción, se puede producir un transporte percutáneo a través de la epidermis, dermis e hipodermis. Los iones sodio, cloruro, potasio, yodo y otros son absorbidos, produciendo cambios en la composición físico-química de la sangre contribuyendo a estabilizar la acidez-alcalinidad (PH) del medio interno, que es ligeramente alcalino. Por otra parte, los componentes salinos quedan adheridos a la piel después del baño en forma de microcristales y mantienen sus efectos beneficiosos sobre la circulación sanguínea y linfática y las terminaciones nerviosas, ejerciendo una acción estimulante. De aquí la conveniencia de no secarse con toalla y no aclararse con agua potable después del baño marino si la temperatura y el viento lo permiten.

En general, los tratamientos talasoterápicos, y en particular el baño en el  mar, son útiles para sujetos normales como profilaxis y de fortalecimiento de la salud; entre los problemas que pueden beneficiarse con estos recursos, figura una serie de cuadros sintomáticos, que no pueden considerarse propiamente como enfermedades, pero que suponen una deficiencia orgánica que pueden llevarlas a ellas, así como a un menoscabo para la ejecución de las actividades de la vida diaria, como estrés, cansancio, fatiga física o intelectual. También lo son para aquellas situaciones de convalecencia y la rehabilitación, luego de sufrir enfermedades y secuelas funcionales, de cualquier sistema orgánico.

Su positiva acción regeneradora y cicatrizante de procesos inflamatorios subagudos, resolutivos o crónicos superficiales o profundos, se basa en el mayor vigor adquirido por todo el organismo al eliminar desechos metabólicos y renovar factores generales de defensa y de reparación orgánica, equilibrando el medio interno y mejorando el estado de las funciones de regulación metabólica.

Está especialmente indicada en afecciones del aparato locomotor, en lesiones de tejidos blandos como músculos, ligamentos, tendones y articulaciones, sobre todo en secuelas de traumatismos. El tratamiento ayuda a la reabsorción y solución-disminución de inflamaciones, edemas, alivio del dolor e incremento de la recuperación de la movilidad-funcionalidad. También incide en deformidades en los pies (en especial por la marcha sobre la arena), reumatismos de todo tipo, en particular el degenerativo osteoartrítico, aliviando y  mejorando la acción articular y funcional.

En las afecciones de las vías respiratorias, el efecto fluidificante del ambiente húmedo y los componentes del baño de mar y aire marino, se indica en las rinitis, bronquitis, faringitis y en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica; es aconsejable en estos casos la utilización del agua del mar en forma de aerosoles. 

Conviene renunciar al baño en el caso de sensación de frío importante, sea por la causa que sea, y especialmente si la temperatura del agua es inferior a 15°C, sobre todo para los que sufren trastornos cardiacos y presión alta. Se desaconseja también proseguir el baño si se ha sentido más de un escalofrío.

Deben tener precaución las mujeres embarazadas en baños con temperaturas extremas. En períodos menstruales o en puerperio pueden conducir a infección uterina, y por la congestión de los vasos uterinos y la excitabilidad de la musculatura lisa uterina existe la posibilidad de aumento del flujo sanguíneo y de hemorragia puerperal tardía. 

Deben tenerse precauciones con enfermedades infecciosas en proceso, insuficiencia cardiaca descompensada, flebitis recientes, dermatosis en fase aguda, blefaritis ocular, otitis aguda o crónica, infecciones de las vías urinarias, alteraciones hepáticas graves. Igual lo deben hacer los enfermos hiperexcitables o con problemas psiquiátricos. 

En niños menores de 2 años no se han desarrollado suficientemente los mecanismos de termorregulación, por lo que es recomendable que  solo se bañen en las horas y los días más cálidos y en condiciones de calma, tanto en lo referente al viento como al oleaje. 

Después del baño, que no debe prolongarse demasiado (no más de 2 h a consecuencia de la vasodilatación general reactiva), se advierte una sensación de bienestar general y un aumento del apetito.