Estas elevaciones formadas por arenas y rocas volcánicas compactadas hace 45 millones de años, se encuentran al sur de la provincia, en medio de uno de los sectores más abrasivos del llamado semidesierto cubano.

Son lomas secas, peladas, como un paisaje lunar, con pequeños cactus apenas, pero tan singulares que resultan encantadoras. A la zona se accede por una buena carretera y de esta hay varios senderos abiertos. Un bosque fenomenal abraza a los monitongos, gracias a que estas raras lomas son muy absorbentes y tienen una altísima capacidad de retener en sus colosales vientres el agua de las esporádicas, pero copiosas lluvias. El líquido que albergan y van filtrando poco a poco, favorece el crecimiento del bosque en sus alrededores inmediatos, como una explosión de vida silvestre que parece algo del otro mundo, en medio del paisaje predominantemente árido. Uno de los senderos abiertos en los Monitongos, tiene una longitud de 1,6 kilómetros a través del monte. Después se escala hasta llegar a una especie de mirador, del que se ve el valle de Guantánamo, la Bahía de Guantánamo, la Base Naval y el Mar Caribe. Otro sendero, más exigente por su extensión y recorrido a lo largo de un denso bosque con árboles como el aguacate cimarrón, el almácigo, el guayacán negro, la jatía, el jiquí y el caguairán, termina en unas piscinas naturales conocidas como Los Tinajones, de aguas transparentes y frescas, que son resultado de los escurrimientos mínimos pero continuos de lluvias pasadas. La excursión puede hacerse a pie y a caballo.

El Zoológico de Piedra

Situado en el municipio Manuel Tames, a 24 kilómetros de la ciudad, es el único de su tipo en el mundo.

Está a 750 metros sobre el nivel del mar, en la finca San Lorenzo, un hermoso pedazo de trópico con helechos, árboles frutales y de maderas preciosas. Su creador, Ángel Íñigo Blanco, un campesino con habilidades artísticas, pero sin estudios académicos de artes plásticas, tuvo la iniciativa de adornar aquel paisaje con algo más de lo que la propia naturaleza le había provisto y así empezó a convertir cada piedra del lugar en leones, elefantes, simios, animales de todo tipo, pequeños y grandes. Hoy las esculturas pétreas sobrepasan el número de 400 y su hijo, Ángel Íñigo Pérez, continúa el fabuloso proyecto, declarado en 1985 Patrimonio de la Cultura Nacional. Abierto en 1977, el Zoológico de Piedra de Guantánamo es uno de los singulares sitios de interés que encuentra el visitante en esta provincia. Para quienes lo requieran, hay guías disponibles y entre otras facilidades, un restaurante-bar mirador que regala una hermosa vis­ta del campo que se abre al pie de la montaña en que se asienta.

Tierra singular y heroica

Muchas son las singularidades históricas y geográficas que distinguen a Guantánamo y que comienzan por su condición de ser el territorio más oriental y montañoso de la Isla, con 600 arroyos, afluentes y ríos, entre los que sobresalen el Duaba, el Miel, el Guaso, el Guantánamo, el Yateras y el majestuoso Toa, el más caudaloso de Cuba.

Esta es, además, la única provincia del país que registra tres tipos de clima: el tropical lluvioso, en la vertiente norte de la provincia; el tropical de sabana, en los valles del territorio y la premontaña; y una zona semidesértica, en la franja costera sur. Los bosques pluvisilvas de sus serranías norteñas son de gran endemismo y diversidad floral, y en ellos se refugian especies en peligro de extinción como el Almiquí. En las 70 mil 680 hectáreas que ocupa el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, se encuentra la mayor reserva de biodiversidad y reservorio de agua potable del Caribe insular. La belleza natural de la región cautivó a Cristóbal Colón, quien, al contemplar el verde paisaje, apuntó: «Andando por allá fue cosa maravillosa ver las arboledas y frescuras, y el agua clarísima y las aves y la amenidad», para añadir después sobre Baracoa, «maravilla de la lindeza de la tierra y de los árboles donde hay pinos y palmas, y de la gran vega, la más hermosa cosa del mundo». Con la emoción de encontrarse en su Patria tras años de exilio y al entrar en contacto con la naturaleza guantanamera, José Martí, al acampar en monte Pavano, en las serranías de Imías, el 18 de abril de 1895, dejaría otra hermosa frase sobre esta tierra encantadora: «La noche bella no deja dormir». Varias son las particularidades que distinguen al territorio de Guantánamo. En un punto de su territorio, al norte, el Adelantado Diego Velázquez fundó la primera villa de Cuba: Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, el 15 de agosto de 1511. Medio milenio después, allí se conserva la Santa Cruz de la Parra, la única existente de las 29 que plantó Cristóbal Colón como testimonio de la llegada del evangelio a estas tierras del Nuevo Mundo. Los Monitongos de Hatibonico y las Terrazas marinas de Maisí, son irrepetibles en el mundo; o la Polymita picta, el molusco de la concha más colorida. Guantanameros son el único zoológico de piedras del que se tenga noticias hasta hoy y el viaducto La Farola, una carretera literalmente colgada de las montañas, maravilla de la ingeniería civil en Cuba, con 11 puentes voladizos y 222 curvas en apenas 33 kilómetros. De las lomas de Guantánamo son los primitivos ritmos Nengón y Kiribá, primogénitos del changüí, la célula originaria del son montuno y del son cubano; y de sus salinas en Caimanera, al sur, se extrae el 70 % de toda la sal que se consume al año en Cuba; mientras que las norteñas montañas de Baracoa, producen el 80 % del total del cacao y del coco que se cosecha en todo el país. La provincia tiene 510 mil 863 habitantes, 576 instituciones de salud pública, 2 mil 806 médicos, 405 estomatólogos y 4 mil 918 enfermeras; así como 2 mil centros educacionales de todos los niveles, en los que estudian cerca de 165 mil alumnos. En materia de cultura y deportes, es también una potencia, de cuyos hijos hay que recordar, entre otros, al mítico Elio Revé, gran promotor del changüí y músico excepcional; así como a María Caridad Colón, la primera campeona olímpica latinoamericana; o al multilaureado boxeador Félix Savón, uno de los pugilistas más completos de todos los tiempos. Lo otro es esa mole sin igual en Cuba que es el Yunque de Baracoa, faro natural del Caribe con 560 metros sobre el nivel del mar, eterno guardián de su Villa Primada, primera capital y ciudad de primicias, cuyo entorno natural sigue siendo la mayor de todas sus promesas, a 500 años de fundada.

«Contribuir a la puesta en valor de sus recursos locales»

De esta manera resume Juan Diego Ruiz Cumplido, Coordinador General de Cooperación de la Oficina Técnica de Cooperación en Cuba, de la Agencia Es­pa­ñola de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), las relaciones de trabajo de esa institución con los gobiernos municipales y provincial de Guantánamo, en el año del 500 aniversario de la fundación de Baracoa. «De hecho, comenta, Guantánamo es una provincia priorizada por parte de la Agencia, a través de distintos programas que se ejecutan principalmente por tres vías: de forma bilateral con las autoridades de la provincia y sus municipios, con ONGs españolas que realizan allí proyectos, esencialmente en el ámbito agropecuario, y mediante acciones de tipo multilateral, con la ONU». En el último período de trabajo conjunto entre España y Cuba (2007-2010), se priorizaron para dicha región dos sectores: el de desarrollo rural, en el que cabe destacar el apoyo que se está realizando a iniciativas de desarrollo económico, como es el caso del cacao en Baracoa; y el de cambio climático, en el que se destaca el trabajo en la gestión de recursos hídricos y en la promoción del uso de energías renovables. «Estamos ilusionados con los resultados que esperamos obtener. Por ejemplo, se pretende producir de manera estable a partir del cacao, un vinagre de muy alto valor agregado, lo que incrementará el abanico de posibilidades para esa industria y sus derivados», acota Juan Diego. En este encuentro de Excelencias con la AECID en su sede de La Lonja del Co­mer­cio, en La Habana, también participó To­más Marco Domínguez, responsable de Pro­yec­tos de Seguridad Alimentaria de la Agencia en Cuba. «El cacao es un rubro de especial interés para ambas partes (España y Cuba), al tratarse de un producto tradicional en la zona con una gran importancia tanto económica como cultural y que ofrece grandes posibilidades de obtener los resultados que se esperan de las acciones de cooperación», dijo. En el año del 500 aniversario de la fundación de Baracoa, la AECID comienza un nuevo ciclo de trabajo en la Isla, de 2011 a 2015. «Hemos apoyado los actos asociados a la celebración de este acontecimiento, como una forma de contribuir a la puesta en valor y la difusión de todos sus recursos locales, que son entre otros su cultura, sus comidas, sus tradiciones y sus potencialidades como destino turístico».