El reconocido salsero boricua Gilberto Santa Rosa llegó a Cuba en un momento especial de su vida: la celebración de sus cuarenta años de quehacer musical. La mayor de las Antillas ha estado en el imaginario del prestigioso intérprete desde sus inicios. Descubrirla a la altura de estos años ha sido una experiencia significativa, aseguró a nuestra revista.
«Encantado de venir de Cuba, de llevarme una experiencia increíble. Sin lugar a dudas, una tremenda celebración de estos cuarenta años. Venir a este país, la isla que tiene la raíz de la música que hacemos, es un momento especial para esta celebración en mi carrera, y aquí estamos. He tenido el respaldo del público. Mi mayor preocupación era esa, pero gracias a Dios la gente salió muy contenta».
 
¿Qué referencias, qué puntos de contacto ha tenido con nuestra música?
Desde mis inicios he estado acompañado por las creaciones musicales cubanas. Siempre han sido parte del repertorio de esto que llamamos salsa. Tuve la oportunidad en 1983 de grabar por primera vez una canción de Adalberto Álvarez. Él pertenecía a Son 14, me enamoré de su música, y luego versioné varios de sus temas. Desde entonces mi vínculo con los grandes cantautores cubanos ha sido sostenido. Yo decía en Varadero que lo que canté en Cuba es lo más popular, lo que siempre llevo a todas partes, no preparé música cubana para adularlos, es que necesariamente está presente: Polo Montañez, Emilio Ríos, Sara González, Alberto Tosca, Giraldo Piloto, Tony Ávila, Pablo Milanés… Son grandes compositores que me acompañan, a muchos los he ido conociendo en esta visita, y es gratificante.

Ha colaborado con nuestros artistas.
Sí, claro. El caso de Tony Ávila fue muy interesante. Un amigo músico, integrante del Gran Combo de Puerto Rico, me presentó su música, y ahí empecé con Necesito un bolero, que es una belleza de canción; me moví al Títere, y en estos días preparo una nueva producción que tiene una de sus piezas: Con lo mucho que ha llovido. Así, poco a poco, la vida me ha ido colocando en el camino a artistas y creaciones musicales cubanas.

¿Por qué esperó tanto tiempo para visitarnos?
Las cosas se dan en su momento correcto. Yo recibí invitaciones de mucha gente. Podría decir que el más insistente en ese propósito es el amigo Isaac Delgado, quien ha hecho posible mi estancia en Cuba. Por eso el encuentro con el público cubano ha sido especial; quizás en otro momento no hubiera sido así, y es mágico para mí, la parte de mi familia que me acompaña y los músicos.
 
¿Cómo transita Gilberto Santa Rosa entre la salsa, el bolero y otras expresiones musicales?
Yo tuve una formación especial. En mi casa no había un músico, pero había mucha música, y música latinoamericana. Entre lo que escuchaba en casa y en cada rincón de mi Puerto Rico, que al igual que Cuba es muy musical, lograba tener una amplia visión, escuchaba de todo un poco. En la escuela también tuve un apoyo fundamental: una maestra que se encargó de mostrarme lo mejor de nuestra música. El bolero fue el género con que comencé, después pasé al son, y luego tuve un reencuentro con el bolero. Tengo una conexión especial con ambos, a la gente le gusta.

Le canta más al desamor que al amor.
Es así. Es un misterio. Lo digo en broma, pero a la gente le gusta sufrir con las canciones. Pueden estar muy felices, pero las canciones más populares son las más tristes. Las canciones más populares de la historia son las nostálgicas, las de despecho: gente que no está unida, que se quiere volver a ver, amores rotos… Por alguna razón nos gusta ese sufrimiento sabroso que un bolero te cuenta.

En un encuentro anterior a esta entrevista me decía que quería conocer Cuba desde su gente y su cultura. ¿Lo ha logrado?
Son muchos años de historia. Es una isla muy grande y una cultura muy rica y abarcadora para conocerla en tan poco tiempo. He estudiado mucho a través de la música a este país. Hablaba con la gente sobre muchos lugares de los que solo he leído, ese ha sido el primer acercamiento a este pueblo, a esta nación. La música es el mejor puente.

¿Ha pensado en el regreso?
Claro que lo he pensado, desde que llegué lo estoy pensando. Espero regresar y saldar una deuda con todos los románticos. Como este es un país tan rumbero, nunca esperé que en un evento como ese la gente quisiera que yo cantara bolero. Yo me arriesgué y canté un par. Luego, al terminar, me dijeron: nos debes este y este bolero. Pido disculpas a los románticos, para la próxima los complazco, espero llegar a otros escenarios. Estoy agradecido e impresionado después de los conciertos en Varadero y La Habana, he recibido mucho cariño desde el escenario y caminando por la calle. Han sido momentos muy emotivos para mí. Lo mejor es que los he vivido con parte de mi familia, a ellos les emociona tanto como a mí el hecho de estar en Cuba y compartir estos días.