Diana Rosa Suárez, actriz, presentadora, declamadora y cantante, Premio por la obra de la vida de la Agencia Artística de Artes Escénicas Actuar, revela en exclusiva para Arte por Excelencias momentos transcendentales de una carrera artística de más de cincuenta años en teatro, cine, radio y televisión, que la llevaron a la fama en Cuba.
 «Siempre supe que sería actriz; la necesidad de actuar es una pasión que me acompaña desde muy niña, cuando representaba obras bíblicas y corales en la Iglesia Presbiteriana del barrio habanero de Luyanó, donde vivía, hasta hoy, que continúo trabajando en diferentes medios de comunicación.
»Con 15 años ingresé en la Academia Municipal de Artes Dramáticas de La Habana, dirigida por Modesto Centeno, donde tuve la suerte de recibir clases de actuación, maquillaje, pantomima, canto, literatura universal… impartidas por excelentes directores y dramaturgos como Roberto Garriga, Ramón Valenzuela, Antonio Vázquez Gallo, Guillermo Sánchez, quienes contribuyeron a mi formación artística. Luego comencé como maquillista en el grupo de teatro La Edad de Oro, en la sala Arlequín, de Rubén Vigón, mientras actuaba los fines de semana en El Corral de la Cooperativa Popular de Arte y en otros escenarios teatrales del momento, como Idal, de Idalberto Delgado, Talía y los teatros Payret y García Lorca».
En 1963, con apenas 19 años, Diana Rosa debuta en televisión con la obra Cecilia Valdés, de Cirilo Villaverde, del espacio Grandes novelas, y a los seis meses consigue rotunda popularidad al protagonizar La marca del Zorro, una aventura que estuvo en el aire durante un año y que le abrió las puertas de la radio: «Empecé en la emisora Radio Progreso haciendo La novela cubana y La novela de las dos; luego en Alegrías de sobremesa, un programa humorístico del prestigioso escritor y director Alberto Luberta, donde estuve por más de treinta y cinco años formando parte de su elenco artístico con grandes actores cubanos como Agustín Campos, Reinaldo Miravalles, Marta Jiménez Oropesa, Carlos Moctezuma y Julito Martinez, entre otros.
»En radio y televisión hice programas dramáticos, infantiles, humorísticos, policiacos… como Teatro ICRT, Horizontes, Cuento universal, Comedia del domingo, Detrás de la fachada y San Nicolás del Peladero. Allí tuve el privilegio de compartir el escenario con relevantes figuras como Enrique Santiesteban y María de los Ángeles Santana, quienes me ayudaron a superarme, sobre todo en mi formación teatral, indispensable para actuar en la televisión en vivo.
»Recuerdo que filmar en vivo me provocaba una emoción sublime: sentir que había millones de personas atentas a mi actuación me exigía un esfuerzo extra, sobre todo cuando se trataba de obras de la literatura universal, pues tenía que aprender libretos diarios, incluso memorizarlos en versos y en ocasiones hasta improvisar de manera inteligente. Fue una escuela para nosotros como actores y para el público, pues nos enriquecía culturalmente».
Personajes clásicos como Helena de Troya, Medea, Hedda Gabler… con su inigualable belleza y dotes femeninas, fueron interpretados por esta estrella, merecedora de innumerables premios por sus convincentes actuaciones en telenovelas como El año que viene, Rosas a crédito, La otra esquina; series como Día y noche, En silencio ha tenido que ser, Casos y cosas de casa y filmes como La segunda hora de Esteban Sayas, del director Manuel Pérez, coprotagonizada con Mario Balmaseda, que se presentó en el 14 Festival Internacional de Cine de Moscú.
 «El personaje que más he amado es Fefita, de la obra El año que viene, de Héctor Quintero. Es un personaje tan bello, tan sencillo, una mujer con inmensos deseos de tener un hijo y que nunca pudo tenerlo, que me sensibilizó profundamente. Sin embargo, me encanta interpretar mujeres malvadas, impuras, viciosas… que no tengan nada que ver conmigo, disfruto los personajes mientras más alejados estén de mí».
A partir de 1982, Diana incursiona como presentadora, cantante y declamadora de poesía en espectáculos musicales del Festival Benny Moré, de la Casa del Bolero Dos Gardenias y del Delirio Habanero del Teatro Nacional, donde conduce hasta el presente una peña semanal.
Junto a otras personalidades de la cultura cubana, Diana Rosa recibió el Premio Enrique Almirante 2015 en su primera edición por su talento e impronta. Tiene en su haber reconocimientos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y de múltiples instituciones cubanas que le ponderan su sensibilidad artística y solidaridad humana, que la identifican como una mujer talentosa y carismática.