Apareció en el escenario enfundada en un vestido rojo con flores bordadas, y se hizo presente la leyenda. Una mujer como tantas que han sido la voz viva de Latinoamérica, heredera de otras grandes como Mercedes Sosa, Chabuca Granda y Violeta Parra. La acompañan otras tres mujeres y un hombre, comandados en la dirección musical y el piano por la cubana Caridad Herrera.
Tania nació en Perú y a partir de 1980 fijó en México su residencia, pero nadie, ni los años, le han podido quitar del cuerpo su propensión sonora al cajón y los ritmos negros de su tierra natal. Desde este paisaje rítmico del sur, ella llegó este
5 de septiembre al Aula Magna de la Universidad Autónoma de Nuevo León, México, para abrir la agenda de celebración por los ochenta y cinco años de vida de dicha casa de estudios, y demostró una vez más la manera en que ha sabido apropiarse de las canciones de José Alfredo Jiménez, Roberto Cantoral, Cuco Sánchez, Facundo Cabral, Joan Manuel Serrat, Juan Gabriel, Silvio Rodríguez, Nicomedes Santa Cruz, Joaquín Sabina, Armando Manzanero y otros grandes compositores del idioma español.
«En este concierto vine a ofrecer lo mejor de mi repertorio, conformado a lo largo de más de cincuenta años de trayectoria artística. Pensé para ustedes en una velada memorable, digna del magno festejo de la Universidad Autónoma de Nuevo León, una de las principales instituciones de educación superior en el país y un baluarte para el desarrollo educativo en el noreste de México», expresó la cantante.
Invitada por el rector, Rogelio Garza Rivera, Tania se presentó ante estudiantes, maestros, directivos y comunidad en general de la ciudad de Monterrey, capital del estado de Nuevo León.
«Agradecemos a Tania Libertad, una voz inigualable de nuestro continente, que forme parte de este festejo de aniversario, y nos acompañe en un momento en que proyectamos como comunidad universitaria el futuro de la institución», manifestó Garza Rivera.
Celso José Garza Acuña, secretario de Extensión y Cultura de la UANL, explicó que este fue además un concierto con causa, pues lo recaudado en taquilla por la venta de las entradas se ha destinado a impulsar los programas desarrollados por la coordinación de Patrimonio Cultural Universitario.

Una vida de espléndidas canciones
Cree que es culpa de su madre.
«Desde que yo era chiquita ella creía que era lo mismo cantar un tango que un rock, me ponía a aprender todo, y todo lo tenía que hacer bien. De ahí agarré el gusto por ir conociendo todos los géneros. Lo que no he hecho todavía es heavy metal, o reguetón» [ríe].
Tania vivió en las casas cubanas durante una serie televisiva de los ochenta que comenzaba con su melodía a dúo con Pablo Milanés: El primer amor.

¿Es consciente de las emociones que ha despertado por tantos años?
Soy consciente, primero de las emociones que me despiertan las canciones a mí. Yo escojo los repertorios inicialmente pensando en mis sentimientos y mis necesidades de expresión. Si a mí me emocionan, si a mí me conmueven, si a mí me parece que coinciden con mi forma de pensar, les pongo toda mi alma y sé que podrán tener un buen efecto. Ya cuando las canto, las pongo en contacto con el público, veo que a ese público también le gusta y le emociona, entonces quiere decir que estoy en el camino correcto. No solo soy consciente de ello, también vivo orgullosa de poder llegar a la gente».

La memoria retiene momentos exclusivos. Hacer duetos con amigos entrañables la ha hecho crecer, y los nombres desfilan por su recuerdo jubiloso: Plácido Domingo, Miguel Bosé, Pablo Milanés, Joan Manuel Serrat, Vicente Fernández, Germán Dehesa, Alberto Cortés, Alfredo Zitarrosa, Armando Manzanero…
«Mi carrera artística ha sido muy especial, me he ganado el afecto y el respeto de mucha gente. Mi trabajo siempre ha sido muy honesto, muy digno, basado en la cultura del esfuerzo. Sigo siendo una artista a la que la gente le tiene cariño, respeto. Eso es recíproco, pues yo respeto mucho los escenarios en los que me presento».
¿Qué motiva hoy a Tania?
«Llevo muchos discos vendidos: de ópera, de trova, música afroamericana. Quiero hacer música, cantar, ser también una voz por la equidad de género, por las luchas de las mujeres y de la dignidad humana en general. Seguir cantando».

Y cada parada en el escenario muestra cómo ella se hace grande; como si ingresara por primera vez a su vida de espléndidas canciones.