Cada 1ro. de diciembre se celebra el Día de la Abolición del Ejército en Costa Rica. En 1948, José Figueres Ferrer, después de una guerra civil que melló esa institución armada, decidió abolirlo, y el cuartel Bellavista pasó a ser Museo Nacional.
La educación y la salud son gratuitas. El país tiene una economía fuerte. Sin embargo, este pueblo centroamericano padece el insidioso ataque del neoliberalismo (en todas partes solo es totalmente libre el dinero). Laura, quien nos recibe en su casa, nos cuenta cómo se precarizan los empleos. Trabajó durante un tiempo para el coloso Walmart, y un día fue despedida sin contemplación alguna por un cambio logístico de la empresa. Desde entonces hace lo que puede para sobrevivir mientras estudia. Ella entiende el privilegio de poder optar por una licenciatura y siente que sus compatriotas no tienen la misma conciencia ni valoran estos logros sociales.
Nuestro primer destino es Bahía Drake, una paradisíaca rada en el pacífico de Costa Rica. Un bus nos lleva desde San José hasta Sierpe, para seguir en una lancha. Allí será nuestro primer buceo. Nuestro instructor es Wilson, un colombiano oriundo de Cartagena que lleva en el país de los ticos más de treinta años. Su desparpajo nos da seguridad, y tras una breve introducción nos sumergimos por primera vez. El sitio escogido es una isla virgen llamada Isla Caños. Al principio tuvimos miedo de no poder respirar con la boca a través del regulador bajo el agua ni compensar la presión de los oídos mientras bajábamos, pero fue más sencillo de lo que creímos.
Es espectacular asomarse a un mundo maravilloso del que apenas hemos visto algo por televisión. Cuánta vida y cuánta fuerza posee el paisaje submarino. Nos quedamos atónitos cuando un tiburón pequeño, de un metro y medio aproximadamente, nos pasó por delante. Tortugas marinas, peces de todos los colores, corales, jardines de anguilas, una raya gigante que se quedó a jugar como si fuera un ovni sobre nuestras cabezas… Impresionante. Fue tan grata nuestra experiencia, que al salir de nuestra primera inmersión o bautizo, decidimos quedarnos tres días más a completar el curso completo para obtener la licencia Padi. Así que esos primeros días fueron junto al mar. Estudiamos el manual y practicamos con cinco inmersiones más, la última en Bajo del Diablo.
Graduados ya, nos dirigimos al Parque Manuel Antonio. Es grande, tiene senderos muy bonitos, y playas, muy bien cuidado. Vimos pocos animales, a excepción de unos monos muy territoriales, cangrejos, aves y poco más, y es que sin un guía era casi imposible. Allí pasamos dos días y luego fuimos para un parque de Aventuras en Monteverde, a dos horas y media de allí, con tirolinas y adrenalina, para luego regresar a toda velocidad a San José.
Sin duda volveremos. Todo nos causó una gran impresión. La naturaleza es imponente, y aún nos faltó visitar el Caribe. Para ser la primera vez está genial.