La Reina del Soul, Aretha Franklin, nació en Memphis, Tennessee, Estados Unidos, pero creció y desarrolló sus dotes artísticas como cantante en Motor City, como se le llamó a la ciudad de Detroit. Es por ello que su relación con la cultura del automóvil fue permanente, especialmente con los Big Three (tres grandes): General Motors, Ford y Chrysler.
Su familia emigró del sur al norte en los años cuarenta como otras tantas familias afroamericanas en busca de mejores oportunidades de empleo, en medio del boom industrial que se produjo en Estados Unidos a causa de la Segunda Guerra Mundial.
Ese boom industrial catapultó el mundo del automóvil en la postguerra, la época dorada del auto norteamericano, la cual llega un poco más allá de los años sesenta. No olvidar que Estados Unidos fue el mayor productor de automóviles del mundo. Así, en ese cinturón industrial, va floreciendo una pequeña burguesía afroamericana.
En aquella emigración los afroamericanos llevaron su cultura, la que tuvo su esplendor en ciudades del norte estadounidense como Detroit, la catedral del automóvil. Y Aretha Franklin es parte de esa cultura de ritmos afroamericanos que animaron la producción de vehículos de los años cincuenta y sesenta en Motor City.
Cuando la supremacía del automóvil norteamericano gripó y fue superada por la producción de otros países como Japón, Alemania y finalmente China, la Reina del Soul ya era famosa. Sin embargo, Aretha Franklin nunca dejó de amar al automóvil norteamericano y fue parte incuestionable de su cultura, pues en ella había triunfado.
Solo hay que ver temas suyos como Freeway of love (1985), en cuyo video clip aparece la fabricación de autos icónicos como el Ford Mustang y el Cadillac Cimarrón. Es una oda al espíritu industrial de la época.
Aretha era hija del reverendo C. L. Franklin, un pastor influyente, amigo de Martin Luther King. En el coro de la iglesia de su padre, Aretha empezó a cantar, y en su casa conoció el movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos. Su auto era un Cadillac Pink (rosado). No viajaba en avión, porque le temía, debido a un accidente aéreo.
Ganó dieciocho premios Grammy y vendió más de diez millones de discos. Parte de su influencia musical puede verse en las actuales cantantes Mariah Carey y Beyoncé. Los artistas Paul McCartney, Elton John, Barbra Streisand y otros han expresado pesar por su fallecimiento.
El expresidente Barack Obama, gran admirador de la estrella, y su esposa Michelle, escribieron: «En su voz, podíamos sentir nuestra historia, toda ella, y en cada sombra nuestro poder y nuestro dolor, nuestra oscuridad y nuestra luz, nuestra búsqueda de la redención y nuestro respeto, duramente ganado».
Descansa en paz Aretha Franklin, defensora de los derechos civiles, amante de la música afroamericana y de los automóviles legendarios.