El encanto de los pueblos magicos
Al Sur del Río Bravo se extiende una nación compleja y encantadora, misteriosa e intensa, diversa y colorida, cuyos más de 2 000 años de historia han comenzado a ser apreciados en su verdadero alcance y dimensión en las décadas más recientes.
Hace cerca de 20 años, la Secretaría de Turismo del país lanzó el programa conocido como Pueblos Mágicos, con la intención de reconocer aquellos espacios portadores de la identidad nacional en cada uno de sus rincones, cuna de leyendas, tradiciones y escenarios de momentos trascendentales de la historia mexicana. Surgía con ello la posibilidad de visibilizar poblaciones que desde siempre han formado parte del imaginario colectivo, pero que permanecían fuera de los circuitos turísticos. Otras ya reconocidas, consolidaron su prestigio.
Varios de estos pueblos se ubican hoy en las listas de recomendaciones de lugares a visitar en la tierra azteca. Entre ellos, el Pueblo Blanco de América, Comala, a solo 8 km de la capital del estado de Colima, ha sido, según el informe Expedia 2020 Trends in Travel, uno de los que más crecimiento ha reportado en cuanto a vuelos y reservas en el 2019.
Famoso por la novela de Juan Rulfo, Pedro Páramo, una de las experiencias imperdibles al visitar este lugar será desandar los escenarios de este clásico de la literatura latinoamericana. La Parroquia de San Miguel Arcángel, un tesoro arquitectónico de estilo francés; el Volcán de Colima, degustar los platos típicos locales en La Nogalera: corredor gastronómico de comida rural, o apuntarnos a la Ruta del Café, son algunas de las opciones que los amantes de los espacios pequeños e íntimos pueden encontrar.
San Miguel de Allende se ha posicionado desde hace años como uno de los principales destinos turísticos de México. Además de su categoría de Pueblo Mágico, en 2008 fue declarado por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad, y en 2017 la revista Travel + Leisure lo reconoció como la Mejor ciudad del mundo, entre otras razones, por su gastronomía, experiencia de compras, aportación cultural y belleza arquitectónica. Esta joya guanajuatense es ya referenciada como un emergente destino de lujo bajo los nuevos conceptos de sostenibilidad. Su deslumbrante arquitectura, su activa vida cultural y la preservación de celebraciones y tradiciones ancestrales sin comparación en ningún otro punto de la geografía mexicana, motivan hasta al más escéptico.
El Más Mágico de los Pueblos Mágicos de México, así se le conoce a San Cristóbal de las Casas, que fue uno de los primeros en recibir esta condición y de consolidarse como destino turístico. El mayor centro urbano de la región de Los Altos de Chiapas destaca por ser un centro intercultural, donde confluyen la influencia hispana y las diferentes culturas precolombinas. Esta interculturalidad se hace evidente tanto en la diversa gastronomía local, donde la sopa de pan adquiere un protagonismo impensable (en 2006 los lugareños se adjudicaron el Récord Guinness de la sopa de pan más grande del mundo), como en la artesanía (los textiles chiapanecos cuentan con reconocimiento mundial). Posee además interesantes colecciones en el Museo de Textiles Chiapas Étnico, el Museo de la Medicina Maya o el Museo Mesoamericano del Jade.
Otro destino de gran popularidad en 2019 fue el Pueblo Mágico de Tulum, en la península de Yucatán, a solo dos horas de Cancún y a una de la ciudad de Mérida, cuyo puerto fue uno de los enclaves más importantes del mundo maya. Las ruinas precolombinas de Cobá y Tulum, son quizás las únicas zonas arqueológicas ubicadas a la orilla de un acantilado. Para los devotos de la aventura, el Parque Nacional Aktun Chen, en la Reserva de la Biósfera Sian Ka’an, ofrece la posibilidad de recorrer cuevas y ríos subterráneos; también está el Gran Cenote de Tulum, un majestuoso lugar que se puede explorar buceando y recorriendo sus cavernas.
Palenque, en el estado de Chiapas, también atrae a los amantes de la arqueología y la historia precolombina, pues se localiza muy cerca del sitio arqueológico del mismo nombre, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987. Palenque fue una de las ciudades mayas más importantes. Es un lugar ideal para degustar platillos locales como tamales chiapanecos, el pato en chirmol; y para beber, el tascalate y el pozol, de la mano de las comunidades chol, tzeltal y lacandón. La artesanía es otra de sus cartas de presentación: prendas exquisitamente bordadas, cerámica y joyería trabajada en ámbar.
En el altiplano semidesértico de Potosí se encuentra Real de Catorce, un pueblo que estuvo a punto de convertirse en fantasma cuando se agotaron sus minas de plata, y que es hoy un emergente destino turístico. Es, además, un sitio místico, al formar parte del Wirikuta, territorio sagrado de los witxáritari (Huicholes). El Túnel de Oggario es uno de sus principales atractivos, y también el único punto de acceso a este pueblo serrano que comenzó a forjarse en 1639. Además de desandar las calles, plazas y plazuelas empedradas de este lugar detenido en el tiempo, pueden realizarse recorridos a las haciendas de beneficio de las Minas de Concepción y el tiro de Compromiso, o visitar Cerro del Quemado (sitio sagrado para la cultura wixarika).
El nombre original de Bacalar en lengua maya es Sian Ka’an Bakhalal: «nacimiento del cielo rodeado de carrizos», pues pareciera que este pueblo nace de la laguna del mismo nombre, también llamada Laguna de los Siete Colores, por la variedad de tonalidades de azul que tienen sus aguas. Este destino es especialmente atractivo por el espectáculo natural que ofrece a lo largo de 42 km, y por sus historias ligadas a ataques de piratas y corsarios. El fuerte de San Felipe, la Parroquia de San Joaquín y el barco pirata son algunos de sus especiales sitios.
En la antigua tierra de los indios tobosos, grupo guerrero y nómada, encontramos a Cuatrociénagas, un poblado cohauilense de herencia colonial y enclavado en uno de los humedales más importantes de la región. Esta rareza geológica despliega en plena llanura desértica un atípico lienzo con cerca de 500 pozas, lagunas, manantiales y ciénaga. El balneario de Río Mezquitez y el de aguas termales La Poza de la Becerra son una parada casi obligatoria. También lo es el Museo Venustiano Carranza, una antigua casona del siglo XIX donde habitó este caudillo de la Revolución mexicana.
En las faldas del volcán Tequila se encuentra el pueblo mágico del mismo nombre. En el estado de Jalisco, a una hora de la ciudad de Guadalajara, la cuna del destilado más famoso del mundo y hogar de las casas tequileras más reconocidas, aguarda al visitante. En Tequila todo gira en torno a esta bebida: las leyendas, las tradiciones, la economía y, por supuesto, el turismo. De obligada visita resulta el Museo Nacional del Tekuila, las haciendas, los secaderos y los campos de agave. Es, por supuesto, el mejor lugar para degustar una excelente variedad del producto.
Cerca de la costa de Cancún, en el estado de Quintana Roo, Isla Mujeres conjuga la belleza del Caribe, la espesura de la selva tropical y el legado ancestral de la civilización maya. Es un destino muy completo para vacacionar: en el norte se encuentran sus poco profundas playas turquesa, con arrecifes de coral muy cerca de la orilla; en el otro extremo, sobre un acantilado conocido como Punta Sur, se alza el templo Maya de la diosa Ixchel. Lo complementan el Parque Nacional del Garrafón y el Centro de Protección a la Tortuga. Los pobladores originarios de la isla son pescadores y buzos que la han habitado por generaciones y que preservan, intacta, su esencia.
Grandes ciudades coloniales, pequeñas localidades de calles polvorientas, inusitadas geografías, huellas de culturas ancestrales, playas de ensueño en el Mar Caribe, son la amalgama de experiencias que una ruta por los pueblos mágicos mexicanos depara. Muchas naciones en una; y la emoción de descubrirlas.