Crucero por la Amazonia
Simplemente decir ¡selva amazónica! nos sugiere imágenes de aventuras llenas de peligros en lugares remotos. O cuando miramos interesantes documentales en la televisión, pensamos que nos gustaría viajar allí ¿pero será difícil?
La respuesta es sí y no. Desde luego es lugar remoto y con peligros, no se puede ir por cuenta propia a la selva profunda, pero hay empresas que facilitan el acceso de tal forma que lo convierten en un placer seguro. SÍ, una de las maneras más placenteras, o tal vez la más placentera, es realizar un crucero por la Amazonia.
Solo hay dos lugares donde hacerlo, uno es Manaos (Brasil) y otro Iquitos (Perú). En esta ocasión nos vamos a centrar en la opción peruana. Hay que llegar a Lima y tomar un vuelo interior de dos horas hasta Iquitos, capital de la amazonia peruana. Desde el propio aeropuerto o desde el hotel nos recogerán y llevarán al barco.
No son barcos grandes. La mayoría tienen unos treinta metros de eslora, lo cual es mucho mejor para acceder a lugares recónditos, además llevan botes auxiliares para adentrarse en el corazón de la selva, en la Reserva Nacional Pacaya-Samiria que se encuentra en el Km 0 del Amazonas, pues resulta que este río no se llama así desde su nacimiento sino cuando se unen el río Ucayali, que viene del sur, y el Marañón, por el oeste, formando el Amazonas, el más caudaloso del mundo, lo más impresionante en aguadulce que se pueda ver.
En esa extensísima cuña que circunscriben las cuencas de Ucayali y Marañón se ubica el Parque Natural Pacaya-Samiria. El crucero nos aproximará a este territorio de vida salvaje de la forma más confortable posible. Los camarotes tienen aire acondicionado, baño privado, limpieza escrupulosa. Los barcos están construidos al estilo tradicional del 1 900, pero dotados de tecnología punta, con muchas zonas acristaladas para que mientras se navega se disfrute del majestuoso paisaje. Al no ser grupos numerosos (el que fui: AMATISTA, tenía capacidad para 31 personas pero íbamos 20) la atención es personalizada, la cocina exquisita, la tripulación muy atenta y creando buen ambiente pues no falta quien toque algún instrumento y cante amenizando las veladas, además fichan a expertos guías con amplios conocimientos ecológicos.
El programa
Hay programas de 4, 6 y 8 días. La base de cada día es la misma: experimentar la naturaleza. Vamos a ver muchos animales, plantas y muestras de la vida ancestral de los indígenas. Durante toda la navegación nos acompañarán delfines grises y rosados exhibiendo sus saltos alrededor del barco, el problema para fotografiarlos es que no se sabe por dónde van a salir; el ojo experto del guía descubrirá perezosos y monos por el día, caimanes y sapos gigantes por la noche; nos sorprenderán variadas clases de aves tropicales con sus colores y silbidos; revolotearán mil mariposas entre la que destaca la morpho con su color azul metálico; además de ranas y lagartos multicolores, arañas y serpientes. Pero sin temor, pues a los guías del crucero se suman otros, indígenas, que detectan cualquier mínimo indicio que se produce en la selva y nos protegerán de todo.
Otra actividad que no falta nunca es la pesca de la piraña. Hay tantas que seguro picarán
varias. Llevados por el morbo de la película, todos observamos su afilada dentadura. Las pirañas hacen un importante papel en la ecología (en otra ocasión haré un reportaje sobre pirañas en cuyas aguas me he bañado muchas veces sin problemas y de momento me las he comido yo). En la Amazonia hay más clases de peces que en el Océano Atlántico, desde el enorme paiche de carne deliciosa, a los abundantes peces gato que excavan los agujeros madriguera que observaremos en algunas orillas fangosas hechas un queso gruyere, o bien preciosos peces ornamentales que acaban en los acuarios del «mundo civilizado».
En lo botánico, vamos a estar rodeados por las especies más espectaculares del planeta, aquí confluyen a millones gigantescos árboles de más de 50 m, plantas con enorme poder de curar o matar, la mayor variedad de orquídeas, de nenúfares, etc. Paro aquí porque necesitaría toda la revista para hablar de plantas amazónicas, para eso en el crucero se incluye la charla de un chamán que explica cómo ejerce su efectiva «medicina vegetal».
Por último, decir que el ecoturismo es beneficioso para la conservación de los espacios naturales si se hace bien. En el Pacaya-Samiria hay control de entrada de visitantes, se visitan zonas acotadas, hay estrictas normas de respeto a flora y fauna, se colabora económicamente con la escasa población indígena que interviene como guía, venden sus artesanías, etc., si no muchos de los árboles de cotizada madera se habrían cortado ya como son cedro y caoba, esa es la realidad de nuestro tiempo. De modo que además de disfrutar más intensamente que nunca de la naturaleza, ayudamos a conservarla.
¿Cómo ir?
He ido a la selva amazónica 15 veces, alguna vez con estancia de meses y aventuras unas veces cómodas y otras extremas. Desde el punto de vista del confort, el crucero fue lo mejor con el barco AMATISTA de la compañía Jungle Experiences. Tengo una excelente opinión, veo que compartida por miles de viajeros que les han otorgado el premio como la Mejor compañía de cruceros de río en Sudamérica 2019 durante el World Travel Awards, conocidos como los premios Oscar del turismo. Más información en www.junglexperiences.com.