Habanos de colección
Como un ente vivo que se mueve en una y otra dirección, el mercado del Habano a veces puede ser el propio regulador de sus producciones y surtidos. Así las existencias o disponibilidades de ciertas vitolas de Habanos se hacen por momentos escasas y hasta desaparecen de la gama de la compañía. Mientras queden en las tiendas algunas de esas referencias, es el momento de comprar.
La realidad cambiante de los gustos y preferencias es un mecanismo natural de regulación productiva que implica, incluso, el cese del torcido de algunas de las más de 300 referencias que existen en el conjunto de las 27 marcas de Habanos; y por consiguiente, que disminuya su disponibilidad en el mercado hasta que se agoten sus existencias. Así es desde hace más de 200 años en que se crearon en Cuba las primeras marcas comerciales, y que desde entonces son las más prestigiosas del mundo. Los aficionados al Habano en todo el orbe han aprendido y muchos son conscientes de lo que significa que una vitola de alguna de sus marcas preferidas deje de producirse en un momento dado. Aunque existen variadas versiones sobre el máximo de añejamiento de un Habano en estado óptimo, los grandes conocedores aseguran que en las condiciones de humedad constante controlada y temperaturas adecuadas, los Habanos pueden conservarse durante muchos años, mejorando sus propiedades organolépticas. Existen coleccionistas que atesoran Habanos de más de medio siglo. En determinados países la costumbre de los más encumbrados fumadores es dejarlos reposar o añejarlos largos períodos después de adquirir cualquier caja de Habanos de sus marcas y vitolas preferidas. En los últimos años se han dejado de elaborar algunas vitolas que ciertos amantes de la tradición del Habano quizás echarán de menos, pero es por ello que muchos coleccionistas aprovechan esta circunstancia para adquirir esas vitolas que dejan de estar en producción en las fábricas de Cuba y que, sin embargo, aun se pueden encontrar durante un tiempo en La Casa del Habano o en su Especialista en Habanos habitual. Algunos de esos Habanos que todo entendido que se precie no debe dejar de identificar en su punto de compra de Habanos son los Churchills y las Inmensas, de Bolívar; Le Hoyo du Roi, de Hoyo de Monterrey; la Medaille D´Or No.3 y los Taínos, de La Gloria Cubana; los Churchills, los Petit Coronas del Punch y los Royal Selection No. 11 y No. 1, de Punch; las Panetelas de Quai D´Orsay , los Cigarritos, de Rafael González y el Petit Princess, de Romeo y Julieta. En ocasiones, aunque la vitola se mantiene en el mercado, es determinada presentación la que desaparece. Tal es el caso de los llamados Cabinets en 50. En particular este tipo de presentación en mazos de esa cantidad es altamente codiciada por los conocedores y amantes de los Habanos añejados, pues se dice que el cedro aporta aromas inigualables a los Habanos en el proceso de añejamiento. Dentro de este grupo de Habanos que irán desapareciendo del mercado se encuentran: los Coronas Extra, de Bolivar; el Epicure No. 1, en Hoyo de Monterrey; el Exhibición No.4, de Romeo y Julieta; los Regios y la Serie A, de Saint Luis Rey; y el Choix Supreme, de Rey del Mundo. Otras vitolas que también deben figurar en la selección de todo aficionado al Habano son los Robustos Extra y los Robustos T, de Trinidad; los Clásicos, de Vegas Robaina; los Especiales No.1 y la Seoane, de Vegueros; los Monarcas, de H. Upmann; la Serie Connoiseur No. 1, No. 2 y No. 3, de Partagás. Convertidas en rarezas, estas referencias adquieren un nuevo valor, lo que es también parte del enigmático y seductor universo del Habano; y quizás otro de los muchos motivos de seducción de este producto. No deje pasar la oportunidad de atesorar alguno de estos Habanos, que inmediatamente después de ser adquiridos pasarán a ser piezas de colección.