- Historia de una batalla.
LA NARRACIÓN DE LOS HECHOS QUE VOY A DESARROLLAR A CONTINUACIÓN NO ESTÁ DEDICADA A UN SOLO BARCO, SINO A UNA ESCUADRA AL COMPLETO HUNDIDA EN UN COMBATE NAVAL A FINALES DEL SIGLO XIX EN AGUAS DEL MAR CARIBE, ESPECÍFICAMENTE EN SANTIAGO DE CUBA, EN EL ORIENTE DE UNA TIERRA QUE LOS ESPAÑOLES DE AQUEL TIEMPO LLAMARON “LA PERLA DE LAS ANTILLAS”
Desde la primera vez que conseguí bucear en el pecio del crucero acorazado Cristóbal Colón en el ya lejano año de 1996, tuve la sensación de “poder tocar la Historia con la mano”, ese viaje al pasado para conocer cómo se hundieron esos navíos de guerra, me sirvió para adentrarme en la apasionante y admirable historia de Cuba y de paso también conocer ese episodio de la historia de mi país conocido como la Guerra de Cuba, ya olvidada en la noche de los tiempos.
España, antaño un gran imperio, había perdido en el primer cuarto de siglo casi todas sus posesiones en América, conservando en este continente Cuba y Puerto Rico, más el archipiélago de las Filipinas en Asia y la isla de Guam en el Pacífico como territorios ultramarinos. Habría que añadir también las escasas posesiones de que disponía en el norte de África, y por supuesto, la Península y los archipiélagos de Baleares y Canarias.
El 25 de abril EE.UU. declaró la guerra a España
No cabe duda que aquella guerra entre España y Estados Unidos fue el hecho histórico más importante de finales del siglo XIX, ya que cambió el escenario geopolítico internacional y permitió que los Estados Unidos se estrenaran como nueva potencia.
A la Escuadra de Operaciones de las Antillas, al mando del contralmirante Pascual Cervera y Topete, le sorprendió la noticia en las aguas de la que por aquel entonces era colonia portuguesa de Cabo Verde, preparando singladura hacia Cuba.
El 19 de mayo entra Cervera a la bahía de Santiago de Cuba en su buque insignia el Infanta María Teresa, seguido de los cruceros, Vizcaya, Oquendo y Colón y de los destructores Furor y Plutón. El Terror se había quedado sin máquinas en la Martinica.
La escuadra de Cervera permaneció atracada en el puerto de Santiago para evitar, en primera instancia, un combate en mar abierto contra los norteamericanos.
Al final del 29 de mayo la escuadra del comodoro Schley bloqueaba el puerto de Santiago de Cuba, la suerte de la escuadra española estaba echada.
El 3 de junio el teniente de navío Hobson y seis marineros voluntarios hunden el USS Merrimac en la entrada al canal del puerto de Santiago con intención de bloquear la rada, pero no lo consiguen. Al ser capturados, son confinados en el Castillo del Morro.
El primer contacto entre la marina de los Estados Unidos y líderes del ejército libertador cubano se produce a bordo del crucero USS New York, en el que las fuerzas revolucionarias proporcionan información detallada para la campaña.
El 22 de junio cerca de veinte mil hombres pertenecientes al ejército expedicionario norteamericano, bajo el mando del general Shafter, desembarcan en la bahía de Daiquirí, a unas 18 millas de Santiago. Da comienzo así la campaña de Santiago de Cuba.
El 1 de julio se dan las batallas del Caney y de Lomas de San Juan (San Juan Hill), los españoles luchan contra norteamericanos y cubanos.
El 2 de julio de 1898, el capitán general de Cuba, Ramón Blanco, ordenó desde La Habana a Cervera que abandonase el puerto de Santiago ante la inminente ocupación de la ciudad por las fuerzas terrestres estadounidenses. Cervera escribía un mensaje que semejaba su epitafio “Con la conciencia tranquila voy al sacrificio”.
Combate Naval de Santiago de Cuba, 3 de julio DE 1898
A las 9:35 h de aquella soleada mañana de domingo, salieron el Infanta María Teresa, el Almirante Oquendo, el Vizcaya, el Cristóbal Colón, el Furor y el Plutón por la bocana de la bahía de Santiago a su fatal destino.
El acorazado Iowa fue el primero en percatarse de buques enemigos saliendo, a la vez que disparaba un cañonazo para llamar la atención del resto de la escuadra bloqueadora del almirante Sampson.
La escuadra norteamericana en desplazamiento, en unidades y sobre todo en artillería era muy superior a la española y el resultado lo demuestra con absoluta rotundidad.
Los navíos de guerra españoles fueron cazados uno a uno según salían por la angosta bocana de la bahía santiaguera. El almirante Cervera cayó prisionero de los norteamericanos y desde el buque USS Iowa, escribió un telegrama al ministro de marina:
“En cumplimiento de las órdenes de V. E., salí ayer mañana de Cuba con toda la Escuadra, y después de un combate desigual contra fuerzas más que triples de las mías, toda mi Escuadra quedó destruida, incendiados y embarrancados el Teresa, Oquendo y Vizcaya; el Colón, según informes de los americanos embarrancado y rendido; los cazatorpederos a pique”…
Los datos más fidedignos informan de 371 muertos (de ellos, Villamil y Lazaga como los de más alta graduación), 151 heridos y 1 670 prisioneros por parte de los españoles. Los norteamericanos apenas sufrieron un muerto y dos heridos leves; mientras que sus buques casi no fueron dañados.
Una inmersión en Crucero almirante Oquendo
La situación del pecio del almirante Oquendo es frente a la playa de Juan González a unos 100 m de la orilla y a una profundidad de entre 8 y 14 m. Se encuentra orientado norte sur y emergen casi en su totalidad el cañón González Hontoria de 280 mm de proa y parte del de proa, proporcionando una visión exterior espectacular.
El estado general del pecio es considerablemente bueno dada la poca profundidad a la que se encuentra, ya que está sometido a la presión de los rompientes de los temporales. Se aprecia casi toda su eslora de 103 m de longitud y se encuentra apoyado en su quilla sobre un lecho de arena. La visión de las toberas de sus calderas es realmente magnífica. Sin embargo, el acceso al interior es nulo porque la cubierta ha colapsado sobre el resto de la estructura. Se aprecia aceptablemente el ancla y varios grilletes de la cadena. La cofa con su mástil en buen estado de conservación transmiten un impacto emocional muy fuerte.
Teniendo en cuenta la proximidad de la costa el buceo del Oquendo se puede afrontar de dos maneras, de infantería o desde una embarcación, siendo la segunda la mejor opción ya que a veces el estado del mar dificulta bastante la entrada a pie y sin embargo desde una embarcación si el mar no está excesivamente bravo se puede realizar con tranquilidad.
Teniendo en cuenta la poca profundidad del pecio también puede visionarse con la práctica del snorkel.
Entrevista al Almirante Cervera cuando es nombrado Comandante de la escuadra de instrucción
P: Parece que es usted el indicado por la Armada para el mando de la escuadra si se declara la guerra.
C: En tal caso aceptaré, pero seguro de ir a un Trafalgar.
P: ¿Y cómo se evitaría este desastre?
C: Permitiéndome consumir antes cincuenta mil toneladas de carbón en maniobras navales y un millar de proyectiles en ejercicios. De no ser así iremos a un Trafalgar. Acordaos.
P: ¿Cuántas toneladas y cuántos proyectiles permitieron consumir a la escuadra de Cervera en Santa Pola antes de su lucha con la norteamericana?
C: Mejor no comentarlo. Lo que si consta es que la escuadra enemiga estuvo efectuando ejercicios de tiro al blanco durante un año casi diariamente…
La historia completa de cada uno de los pecios la puede encontrar en el Monográfico V Siglos de la Villa Santiago de Cuba
www.revistasexcelencias.com/excelencias-turisticas-cuba/santiago-de-cuba-500-aniversario/reportaje/mucho-mas-que-buceo-una-inmersion